viernes, 31 de marzo de 2023

A ser prudentes nos llaman

Me ha parecido comprensible la prudencia del expresidente Uribe para tratar con el gobierno actual. Pienso que de ese modo procura mantener la interlocución que convino desde sus albores y no darle motivos a su titular para endurecer sus posiciones.

La situación de nuestro país es muy delicada. El panorama es confuso a más no poder. No cabe duda de que estamos bajo un gobierno controlado por comunistas que tienen su agenda bien definida. Pero no controlan todos los resortes del poder y la gran incógnita radica en saber si obrarán de modo respetuoso para con nuestra debilitada institucionalidad o tratarán más bien de desquiciarla para dar ya el autogolpe que algunos temen, ora el paso hacia una constituyente que protocolice los cambios radicales que pretenden introducir.

En Colombia podría acontecer cualquier cosa en los tiempos venideros.

Los que aspiran a derribar el gobierno que mal que bien nos rige, que es en rigor un desgobierno, juegan con candela. Mal que bien se lo eligió hasta el año de 2026 y lo conducente es, como dijera en otra oportunidad el presidente López Michelsen, tratar de mantener el "hilo de la legitimidad". No conviene darle motivos para que lo rompa.

Ojalá que el gobernante de turno recapacite y se dé cuenta de que el pueblo colombiano no quiere el comunismo. Los ejemplos de Cuba y Venezuela son contundentes y no es el caso de proponérselos como modelos a nuestra ciudadanía. 

Si optara por las soluciones ya probadas de la social-democracia las cosas serían de diverso cantar. En otra ocasión desde estas páginas señalé que en tal caso podría ganar un puesto de honor en la historia. Pero, tal como va, quizás el futuro lo señale como un depredador. Me preguntaba mi empleada doméstica si a mi juicio podría acabar su período de gobierno, a lo que hube de responderle que ello es una incógnita, pero de lo que sí estoy seguro es que si sigue como va acabará con el país.

Convendría que se despojara de sus anteojeras ideológicas y actuara con realismo, oteando los aspectos positivos de nuestra sociedad para estimularlos y los negativos para superarlos.

Los problemas asociados con la pobreza son reales y acuciantes. Pero el modo de abordarlos no puede ser otro que promover la creación de riqueza y distribuirla sin sacrificar el emprendimiento y la productividad. El estatismo a ultranza que propone estimulará la corrupción, generará nuevas y más irritantes inequidades, traerá consigo más pobreza y nos hará descender a los precarios niveles de Cuba y Venezuela, por no hablar de Argentina y Bolivia o Nicaragua.

Un gobierno de izquierda no es incompatible con la promoción del emprendimiento y de él cabría esperar una razonable mejoría en las condiciones de vida de la población: El ejemplo palpable lo dio el presidente Lagos en Chile, un verdadero estadista que entendió que el crecimiento económico puede acompasarse con el desarrollo social si se obra con prudencia y decisión.

En el fondo, tales son las propuestas del uribismo: estímulo del emprendimiento y la cohesión social, favorecidos por la seguridad democrática, pues sin ésta todo flaquearía. Desafortunadamente, una campaña insidiosa tendiente a envenenar a la opinión pública ha convencido a no pocos, especialmente los jóvenes, de que el desiderátum de la seguridad fueron los falsos positivos, cuyo verdadero alcance está todavía por establecerse.

La izquierda desconfía de la fuerza pública, pero tarde o temprano tendrá que convencerse de que la necesita para que las consignas de libertad y orden que presiden el escudo patrio tengan vigencia efectiva. La condescendencia para con los facciosos genera caldo de cultivo para la anarquía que termina disolviendo la sociedad o por lo menos el régimen institucional.

Convendría que quien nos gobierna siguiera el consejo de los que le dicen que deje ya de estar en campaña y se aplique a satisfacer con buen criterio las necesidades colectivas, construyendo y no destruyendo, conciliando y no enfrentando.



lunes, 20 de marzo de 2023

¿De qué cambio se trata?

Conviene preguntarse por el cambio que proyecta un gobierno controlado por comunistas.

Para entenderlo, hay que volver sobre su catecismo, el "Manifiesto Comunista", de Marx y Engels. Vid. Manifiesto del Partido Comunista (ataun.eus).

Si bien es cierto que las ideas de los comunistas han experimentado distintas evoluciones a lo largo de los años, de suerte que hoy parece adecuado hablar de un neocomunismo enriquecido por diversos aportes ideológicos, tales como los atinentes al género, el esquema conceptual del Manifiesto mantiene su vigencia entre ellos. 

Su punto de partida es el materialismo dialéctico, que conlleva la negación del factor espiritual en la historia y la vida de las sociedades. De ahí se sigue la denuncia de la religión como coadyuvante de la explotación del hombre por el hombre, en la que reside la injusticia capital que reina en las sociedades. La denuncia de esa explotación se extiende al sistema de clases sociales que da lugar a que unas opriman a otras, lo que suscita un estado constante de lucha entre ellas que constituye por así decirlo el motor de la historia. Ésta se explica precisamente por la lucha de clases, las cuáles se configuran a partir de la propiedad de los medios de producción. Hay clases propietarias y clases desposeídas que sólo cuentan con su fuerza de trabajo cuyo producto es despojado por quienes las oprimen. La meta de la historia es la desaparición de las clases y, por consiguiente, de la propiedad privada de los medios de producción. La sociedad justa será aquella en que dichos medios pertenezcan a la colectividad, estadio en el que cada uno dará de sí lo que esté dentro de sus capacidades y recibirá de la comunidad lo que requiera según sus necesidades. Entonces se pasará del Reino de la Necesidad al Reino de la Libertad.

La idea de la democracia, según estos postulados, versa sobre la desaparición de las clases, a partir de la cual podrá entonces hablarse de una sociedad igualitaria en la que no haya poseedores ni desposeídos, como tampoco opresores y oprimidos. Y la libertad se concibe como emancipación de todo límite impuesto tanto por la sociedad como por la naturaleza. La libertad deja de ser un medio para que el ser humano trascienda hacia estados espirituales superiores y se la concibe como un fin en sí misma, esto es, como un estado de arbitrariedad que justifica que cada uno haga de su capa un sayo.

La búsqueda de esta utopía exige cambios radicales, esto es, revolucionarios, en las sociedades y, en el fondo, en los seres humanos. Hay entre los que las promueven la idea de la total plasticidad del hombre que permite modelarlo según los designios de los agentes de la transformación. La gestación del Nuevo Hombre es un leitmotiv de sus empresas políticas. La ingeniería social llamada a introducir mediante el poder una supuesta racionalidad en todos los aspectos de la estructura y el funcionamiento de las colectividades es su gran aspiración.

"Todo nos llega tarde, ¡hasta la muerte!" exclama un poema de Julio Flórez. Vid. Poema Todo nos llega tarde de Julio Flórez - Análisis del poema (buscapalabra.com).

Lo mismo podemos decir de estas ideas que trataron de ponerse en práctica en la URSS y Europa oriental en el siglo pasado, así como en Cuba desde 1959, por no hablar de China, Corea del Norte, Vietnam y algunos países africanos. El propósito de realizarlas es uno de los sueños del siglo XX que terminó convirtiéndose en pesadilla. Así lo expone con envidiable lucidez Furet en "El pasado de una Ilusión": Vid. Queue PDF - Furet, Francois - El Pasado De Una Ilusion, Fce, 1995. [546gq66p8xn8] (idoc.pub). Y lo reitera Vladimir Tismaneanu en "El Diablo en la Historia". Vid. El diablo en la historia: comunismo y fascismo | C L I O N A U T A : Blog de Historia (hypotheses.org).

Los comunistas que hoy detentan el poder entre nosotros procuran ocultar su identidad negando que se proponen someternos a los delirios del socialismo. Pero, como suele decirse por ahí, a menudo el subconsciente los traiciona. Si el uno descalifica el régimen en que hemos vivido señalándolo como algo similar al de los nazis y la otra no sólo le niega su carácter democrático, sino que ensalza a la dictadura cubana como una verdadera democracia, ya sabemos por dónde va el agua al molino. Cuando se atribuye a un supuesto neoliberalismo que rige entre nosotros el poner en peligro la supervivencia de la especie humana, se resta toda justificación a la economía de mercado, a la libre iniciativa particular y, en suma, a la propiedad privada. Y si se proclama que hay que decrecer para que sólo se produzca lo estrictamente necesario, el camino hacia la planificación central y la estatización totalitaria de la economía queda despejado.

Tismaneanu insiste en la índole antiliberal del programa comunista. Como lo he reiterado aquí muchas veces, la extrema izquierda que anida hoy en el Pacto Histórico está animada por propósitos totalitarios y liberticidas. So pretexto de liberarnos de unas cadenas, aspira a subyugarnos bajo el peso de otras que serían más opresivas. El talante, más que autoritario, despótico de quien nos gobierna nos hace pensar en el dictum de la que lo secunda: "¡De malas!". Así estamos.



jueves, 9 de marzo de 2023

Colombia en estado comatoso

Colombia padece hoy el desgobierno de alguien que, por haber sido condenado por sentencia judicial a pena privativa de la libertad, excepto por delitos políticos o culposos, estaría inhabilitado para ser elegido congresista o presidente, si se aplicaran rigurosamente y sin esguinces los artículos 179 y197 de la Constitución Política. Pero ésta da lugar a toda suerte de interpretaciones destinadas como he dicho en otras oportunidades a torcerles el pescuezo a sus textos para ponerlos a decir lo que no dicen.

El que nos desgobierna se formó en la ilegalidad. Siendo apenas un adolescente se integró a un perverso movimiento subversivo que coronó sus acciones con el tristemente célebre holocausto del palacio de justicia. Allí hizo carrera y siendo muy joven llegó a integrar su comando supremo. ¿Cuáles fueron los méritos que dieron lugar a que con tanta celeridad ascendiera en la jerarquía de tan temible organización? Periodistas mal informados o bastante sesgados afirman que su papel en ella era apenas el de estafeta y mandadero. Pero hay versiones que lo sindican de haber sido guardián de las siniestras cárceles del pueblo en las que se encerraba bajo tierra a los secuestrados, amén de recaudador de extorsiones y organizador de grupos guerrilleros en Santander y Tolima. No falta quien diga que hizo parte de los verdugos de José Raquel Mercado.

Dados sus antecedentes delictivos, no es extraño que manifieste su desdén por el ordenamiento jurídico y la fuerza pública encargada de protegerlo. Si hizo sus primeras armas desafiando el imperio de la ley, qué razón habría para que hoy fuera respetuoso del mismo. 

Median muchas inquietudes sobre el proceso electoral que lo llevó a la presidencia. Se habla de la financiación de una campaña que duró cuatro años, en la que recorrió más de medio país e incluso viajó varias veces al exterior. ¿Cuánto costaron sus desplazamientos? ¿Cómo los financió?

Para atenderlos, dejó de asistir a múltiples sesiones del congreso del que hizo parte en el pasado cuatrienio, lo que dio lugar a que se le iniciara un proceso de pérdida de la investidura que, como todo lo suyo, parece estar destinado a terminar en haches y erres.

Dentro de su campaña contra el presidente Duque alentó una protesta social que en rigor era un "putsch" que se proponía derrocarlo. Cientos de sus marionetas, llamados de la "Primera Línea", han sido procesados y condenados por la justicia penal. Pero ésta se ha limitado a actuar contra los ejecutores de gravísimos delitos y no contra los instigadores de los mismos. Su desprecio por la legislación penal lo ha llevado a defender a esos criminales, presentándolos como jóvenes inocentes que apenas estaban ejerciendo su derecho a la protesta.

No oculta su odio a la fuerza pública. El reciente asunto de Los Pozos es bien ilustrativo al respecto. Los facciosos que mataron un agente de la autoridad y cubrieron de vejámenes a otros setenta fueron ensalzados por el ministro del Interior, que en lugar de cumplir con su obligación de preservar el orden público, llegó a acuerdos oprobiosos con esos criminales. El Código Penal resultó trasgredido en muchos de sus artículos a raíz de ese episodio, pero ello les importó una higa a quienes hoy en mala hora nos desgobiernan. Según el despistado y gárrulo ministro, ahí no hubo secuestro, sino "cerco humanitario".

Dentro de sus inquietantes iniciativas hay una que promueve dizque la paz total con la multitud de organizaciones criminales que están enseñoreadas a lo largo y ancho del territorio nacional. Todo apunta hacia la claudicación ante el crimen organizado. Ya obran indicios de oscuras tratativas en torno de este que, parafraseando a Balzac, configura "un asunto tenebroso".

Su desprecio por el ordenamiento jurídico interno se extiende al internacional. 

A todas luces se advierte que ignora de modo rampante los compromisos que pesan sobre nuestro Estado en torno de la llamada "guerra contra las drogas", que él da por perdida. Sin contar con la comunidad internacional, pretende ponerle término mediante humillantes capitulaciones llamadas a protocolizar lo que de hecho ya somos: un narcoestado.

Basta con dar lectura a la "Convención de las Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas", aprobada por la Ley 67 de 1993, para darse cuenta de que la política que promueve al respecto el gobierno actual viola flagrantemente dicha normatividad. Para dar vía libre a lo que se propone tendrá que denunciar la Convención, tal como lo prevé su artículo 30. Quizás no se atreva a hacerlo, porque quedaría puesto en evidencia ante el mundo entero.

Lo que queda del Estado de Derecho entre nosotros hoy "son fleco de trapitos que se caen a pedacitos", como reza una deliciosa milonga que lleva el título de "Trapitos". Vid. Trapitos. Milonga (todotango.com). Y la anarquía se expande por todo el territorio nacional como verdolaga en playa.

¡Qué duda cabe! Colombia es hoy un Estado en coma.



jueves, 2 de marzo de 2023

Mitos políticos

En mi lejana juventud, mientras unos de mis compañeros de universidad se aplicaban a leer a Marx. Lenin y sus epígonos que los nutrían de ideas comunistas, yo fortalecía mis ideas liberales leyendo a Benedetto Croce y Guido de Ruggiero, al tiempo que abrevaba en la social democracia de la mano de Harold Laski.

En alguna colección de ensayos de De Ruggiero encontré esta cita de Nietszche, tomada de "Así habló Zaratustra": <<Estado se llama al más frío de los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y esta es la mentira que se desliza de su boca: "Yo, el Estado, soy el pueblo">>.

La traigo a colación a propósito del proyecto de reforma sanitaria que promueve el gobierno neocomunista entre nosotros, sobre la base de que, como la salud es un derecho fundamental, su atención es tarea, más que prioritaria, exclusiva del sector público que encarna el Estado.

Esta es una gran mentira. El cuasimonopolio de la salud a cargo del Estado no la pone necesariamente en manos ni al servicio del pueblo. El país ya sufrió la experiencia del ICSS, transformado después en ISS, un monstruo burocrático que, según el Director de la Adres, está de vuelta, gústeles o no (vid. Vidg8 🔆 en Twitter: "RT @RafaNietoLoaiza: Habla director de la Adres. Dice que el Instituto de Seguro Social "hoy está de vuelta, gústeles o no les guste". El…" / Twitter)..

La lógica que está tras la tesis de que toda prestación que atienda derechos fundamentales, como el de la salud, debe quedar en manos del Estado es totalitaria.

Según ella, todo servicio médico debería ser estatal, Pero lo mismo habría que predicar acerca de la nutrición, la educación, el transporte, la recreación y todo aquello que, bajo el concepto de bienes primarios, se considere necesario para la vida humana.

De ese modo, se rinde tributo al dogma fascista formulado por Mussolini: «Todo dentro del estado, nada fuera del estado, nada contra el estado». Vid. 50 frases de Benito Mussolini del hombre que creó el fascismo 【 2023 】| Enor Cerna).

Al fin y al cabo, fascismo y comunismo son hermanos nacidos de las mismas corrientes ideológicas, especialmente las derivadas del pensamiento hegeliano. 

Precisamente, sobre las afinidades antiliberales  e inhumanas de los totalitarismos mal llamados de izquierda y de derecha que fueron signo distintivo del acontecer histórico del siglo XX y bajo distintos atuendos tratan de revivir en estos días, versa un impresionante libro en cuya lectura ando ahora enfrascado: "El Diablo en la Historia", de Vladimir Tismaneanu (Stella Maris, Barcelona, 2015). Ya volveré sobre el asunto para referirme a la presencia del Maligno en la atormentada historia colombiana.

La ideología dominante en el gobierno actual es a todas luces totalitaria y, por ende, liberticida. La democracia que dice promover no es la liberal, que es fruto maduro de la civilización occidental, sino la totalitaria, edulcorada con el veneno de la voluntad popular. A dicho régimen se refiere un importante libro de J.L. Talmon: "Los Orígenes de la Democracia Totalitaria". Vid. Los orígenes de la democracia totalitaria (C) - J. L. Talmon.pdf (archive.org). Sus componentes míticos pueden rastrearse leyendo la obra clásica de Ernst Cassirer, "El Mito del Estado". Vid. cassirer-e-el-mito-del-estado.pdf (wordpress.com)

Lo de poner la salud en manos del pueblo no es otra cosa que entregarla a los políticos corruptos que se han apoderado para su beneficio de la organización estatal. Tengo presente el caso de un amigo médico que aceptó dirigir un hospital municipal no lejos de Medellín. Al poco tiempo hubo de renunciar por el asedio del alcalde y los concejales que vino acompañado de amenazas de muerte. Para no ir muy lejos, baste con mirar lo que está ocurriendo en nuestra Bella Villa bajo el funesto mandato de Quintero.

Esta tentación totalitaria se contrapone al principio de subsidiariedad que postula la Doctrina Social Católica, a cuyo tenor las necesidades colectivas deben atenderse primordialmente a partir de la libertad de las personas y de los grupos intermedios. Sólo cuando sus iniciativas sean insuficientes o no convengan para la realización del bien común, podrá entrar a asumirlas el Estado. Vid. Catholic.net - La subsidiaridad.