domingo, 12 de octubre de 2025

Precisiones constitucionales

La Constitución Política consagra en el artículo 20 la garantía de la libertad de toda persona de expresar y difundir su pensamiento y opiniones. Más adelante, en el artículo 37 declara que toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente, dentro de las limitaciones que de modo expreso establezca la ley.

La confluencia de estos dos derechos fundamentales le presta asidero al derecho a la protesta pacífica que, como cualquier otro derecho, debe ejercerse respetando los derechos ajenos y sin incurrir en abuso, tal como lo ordena el artículo 95-1 id., que en su inciso primero precisa que implica responsabilidades.

Hay que agregar que el artículo 22 id. establece que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.

De ahí se sigue que la libertad de reunión excluye tajantemente las manifestaciones violentas que atenten contra los derechos de los demás y el orden público, cuyas conservación y restablecimiento cuando fuere turbado están principalmente a cargo del Presidente (art. 189-4 id.). 

Según el artículo 296 id., "Para la conservación del orden público o para su restablecimiento donde fuere turbado, los actos y órdenes del Presidente de la República se aplicarán de manera inmediata y de preferencia sobre los de los gobernadores; los actos y órdenes de los gobernadores se aplicarán de igual manera y con los mismos efectos en relación con los de los alcaldes".

Al alcalde le corresponde, al tenor del art. 315-2, "Conservar el orden público en el municipio, de conformidad con la ley y las instrucciones y órdenes que reciba del Presidente de la República y el respectivo gobernador. El alcalde es la primera autoridad de policía del municipio. La policía nacional cumplirá con prontitud y diligencia las órdenes que le imparta el alcalde por conducto del respectivo comandante".

Al respecto es preciso tomar en consideración la normativa del artículo 91 id., a saber:

"En caso de infracción manifiesta de un precepto constitucional en detrimento de alguna persona, el mandato superior no exime de responsabilidad al agente que lo ejecuta.

"Los militares en servicio quedan exceptuados de esta disposición. Respecto de ellos, la responsabilidad recaerá únicamente en el superior que da la orden".

Concuerda con lo que precede el artículo 90 id., que a la letra dice: 

"El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas.

"En el evento de ser condenado el Estado a la reparación patrimonial de uno de tales daños, que haya sido consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa de un agente suyo, aquél deberá repetir contra éste". 

Todo este recordatorio viene a cuento porque quien nos desgobierna desde la Casa de Nariño, dado que se malcrió en la delincuencia del M-19, no parece ser muy escrupuloso en lo que concierne al ordenamiento constitucional que juró cumplir, vaya uno a saber si mediando alguna reserva mental. Como lo han observado algunas voces críticas, se muestra más del lado de los violadores de las leyes que de sus víctimas. 

De ello da cuenta el conflicto que ha suscitado con el alcalde de Medellín, que en virtud de su deber de conservar el orden público en el territorio de su jurisdicción, ordenó proteger a las víctimas de los desafueros que estaban protagonizando unos vándalos que protestaban para nada pacíficamente por la acción de los israelíes en Gaza.

Es bueno, además, hacerle este recorderis a la Fiscal General, que ha dado a entender que toda protesta social, así se presente como pacífica, involucra cierto grado de violencia que hay que admitir en aras de la garantía de ese derecho, olvidando lo que tajantemente establece la Constitución acerca de las responsabilidades que fluyen a causa del abuso de los derechos en detrimento de los ajenos y de los deberes que recaen sobre las autoridades acerca de la conservación y el restablecimiento del orden público.

Como lo ha dicho el exfiscal Barbosa, al que nos desgobierna le precluirá la impunidad que de hecho lo ha protegido en estos tiempos cuando cese su mandato el siete de agosto del año entrante. Entonces serán muchas las cuentas que tendrá que rendir por sus desafueros.




jueves, 9 de octubre de 2025

Agenda Privada

El presidente Turbay Ayala decía que cuando se gradúa a alguien como enemigo se lo invita a ejercer. 

El que nos desgobierna lo ignora todo sobre el arte de la sana política que consiste en ganar voluntades para las acciones conducentes a la gestión del bien colectivo mediante la aplicación de las reglas de la diplomacia Su grosera pugnacidad hace que gane enemigos por doquier, desde los pequeños hasta los grandes. Esa multiplicación de los enemigos no le augura buen destino. En un pasaje del Evangelio de san Lucas dice el Señor: "Vi a Satanás caer del cielo como un rayo" (Lc. 10:18). Es probable que lo mismo acontezca algún día con el actual inquilino de la Casa de Nariño, ya que el odio que a toda hora proyecta tarde o temprano se volverá contra sí mismo.

Como obsecuente seguidor de la cháchara marxista, su consigna radica en destruirlo todo en aras de la revolución que considera que liberará a la humanidad de sus alienaciones y dará lugar a la emancipación que le permitirá a cada uno ser como a bien tenga sin sujetarse a las cadenas que imponen los convencionalismos sociales.

Deformado en la escuela de la delincuencia guerrillera, obra con disimulo para ocultar sus verdaderas intenciones y engaña con la falsa prédica de la defensa de la vida, cuando profesa una ideología criminal que una vez puesta en acción produjo la bicoca de más de 100 millones de muertes, según consta en "El Libro Negro del Comunismo". Para no ir muy lejos, el M 19 que ahora se esfuerza en reivindicar ocasionó el hecho más atroz que registra la historia colombiana: el Holocausto del palacio de Justicia.

Como es consciente del peso que todavía conserva la religión en nuestro pueblo, dice profesar la Teología de la Liberación, que es marxismo puro y duro y, por consiguiente, ateísmo radical. No hay que olvidar que la primera batalla de Marx y sus seguidores se libra contra lo que llaman la alienación religiosa. El Jesús que suele invocar no es el Hijo de Dios que vino a redimirnos de la esclavitud del pecado, sino el fementido contestatario que preconiza la opción preferencial por los pobres. Como dizque se defiende en francés, bien le convendría acercarse al profundo texto que escribió Claude Tresmontant bajo el título de "L'Enseignement de Ieschua de Nazareth", en el que sostiene que el Evangelio trata sobre una ciencia profunda, la de la transformación espiritual del ser humano que lo acerca a Dios y no la de la revolución social que promueven los marxistas.

Sin recato alguno, las acciones del indigno okupa de la Casa de Nariño se aplican a desmoronar dos de las bases fundamentales de nuestra civilización: la sacralidad de la familia y la ética de la sexualidad.

Es un personaje que dice que lo aburre y hasta lo asusta la soledad de las noches en la Casa de Nariño, pues se ha quedado sin cercanía familiar, no por las amenazas contra su seguridad, sino por su pésimo comportamiento. Es posible que muchos de sus antecesores hayan sido víctimas de las debilidades humanas de las que todos somos víctimas, pero en la gran mayoría de ellos se observaban el decoro y la discreción. A ninguno se le habría ocurrido dar un espectáculo  bochornoso como el de Panamá o perderse durante una visita oficial a París en las oscuridades del Bois de Boulogne con prostitutos dedicados a lo que el Código Civil denominaba las granjerías infames.

Si se observan bien las cosas, la agenda oculta que persigue con el ministerio de la Igualdad no es otra que la de promover la Revolución Sexual, tema sobre el que vuelvo a  recomendar un lúcido e inquietante libro de E. Michael Jones titulado "Libido Dominandi: Sexual Liberation and Political Control" (vid. Libro | Libido Dominandi – El Independiente) o el clásico de la sociología histórica de J.D. Unwin, " Sex and Culture", que sostiene que la fuerza de la civilización radica en el control del apetito sexual, que la protege de la disolución de las costumbres (vid. Sex and culture [electronic resource]). La idea civilizadora del primado de las buenas costumbres, que está en el núcleo del Derecho Romano, se ha relativizado peligrosamente en los tiempos modernos hasta el punto de poner en riesgo el ordenamiento moral de la sociedad, sin el que ésta no puede subsistir.

Ocupa el cargo de ministro de la Igualdad un personaje que desde el punto de vista de la anatomía se cataloga como del sexo masculino, pero psicológicamente se declara mujer. Es, por consiguiente, un andrógino que desafía la distinción natural de los sexos. Además, se trata de un prostituto que actúa en películas pornográficas y tal vez protagonice lo que sotto voce se anuncia por ahí que se proyecta filmar bajo el título de "Agenda Privada", para su exhibición en las salas X. Y en un viceministerio de dicha cartera figura una transexual de origen cubano que, según se dice, es feligrés de la Santería. Bien podría constituir ello un indicio de las tendencias secretas del que nos desgobierna, pues María Andrea Nieto sostiene en "El Control" que milita en esa comunidad y el director del Centro Cultural Cruzada añade que es, nada menos, que un sacerdote del culto de Changó. Vaya uno a saberlo, pero está bien documentada la influencia de ese culto de origen africano en los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que son afines al que por desgracia reina entre nosotros.

El personaje de marras sostiene una idea errada del valor de la libertad, la misma que predican los marxistas de la Escuela de Frankfurt bajo el rótulo de la emancipación humana, que se opone radicalmente a la noción cristiana de la libertad, que la concibe como un medio ciertamente excelso destinado al perfeccionamiento espiritual del ser humano, es decir, a hacer posible su trascendencia a estados superiores que dan sentido a la noción de dignidad.

jueves, 2 de octubre de 2025

Nuestros hermanos mayores en la fe


Así consideraba el hoy San Juan Pablo II al pueblo judío. Y el entonces cardenal Ratzinger decía que su permanencia a lo largo de siglos manifiesta un profundo misterio. Viéndolo bien, es un misterio que indica un designio providencial. Al fin y al cabo, al judaísmo le debemos nada menos que el Decálogo, así como muchísimas enseñanzas morales y elevados conceptos metafísicos que han contribuido junto con el pensamiento griego y el derecho romano, tal como los ha reelaborado el cristianismo, a forjar la civilización de que gozamos y nos ufanamos.

Es cierto que a lo largo de siglos fue difícil la convivencia de judíos y cristianos, debido en buena parte al prejuicio sobre el pueblo deicida, pero también al concepto de pueblo elegido que complicaba la integración de aquéllos a las comunidades que los rodeaban. Hay responsabilidades de parte y parte que quedan al juicio de la historia, pero es lo cierto que el pueblo judío ha sufrido hasta lo indecible, de lo que da cuenta el Holocausto que probablemente ocasionó el sacrificio de unos seis millones de sus integrantes por obra de la barbarie nazi.

A raíz del Concilio Vaticano II la Iglesia Católica dio un paso trascendental con la encíclica Nostra Aetate que consagró el respeto debido a las diferentes tradiciones religiosas y en especial la del judaísmo. No hay que desconocer el auxilio que el Vaticano les prestó a millares de judíos perseguidos por los nazis, ni los valiosísimos aportes de conversos hebreos al catolicismo (vid. Nostra aetate)

Para protegerse de discriminaciones y persecuciones, muchos dirigentes de las comunidades judías buscaron el asentamiento en territorios que les permitieran vivir de acuerdo con sus costumbres ancestrales. Se habló entonces de un hogar nacional judío y con tal fin se produjo una fuerte inmigración a territorios que en su momento estaban bajo el dominio del imperio otomano y, después de la Primera Guerra Mundial, bajo el control británico. Son territorios en buena medida desérticos que estaban habitados por comunidades de ascendencia palestina. La convivencia de ambas comunidades fue muy conflictiva, lo cual llevó a la ONU a decidir la creación de sendos Estados, uno israelí y otro palestino. Los judíos aceptaron esa iniciativa, no así los palestinos, que abogaban, junto con otros pueblos árabes, por la expulsión de los judíos a los que consideraban invasores. Pero la creación y la consolidación del Estado de Israel son hechos cumplidos a la luz del Derecho Internacional Público y así lo han reconocido varios Estados árabes con los que los israelíes mantienen relaciones armónicas. No obstante ello, hay un extremismo islámico que en la actualidad goza del patrocinio iraní y oprime a las comunidades palestinas con el designio de destruir el Estado de Israel..

El alevoso y brutal ataque de Hamás contra Israel el año pasado se inscribe dentro de ese ominoso propósito. Ese ataque es condenable desde todo punto de vista, lo que no ha hecho el desgobierno colombiano, y ha dado lugar a una fortísima respuesta israelí. Quizás haya habido un injustificado exceso en la legítima defensa por parte de los agredidos, pero, como lo puso de presente hace poco David Yanovich en "El Colombiano", lo que está sucediendo hoy en Gaza mal puede calificarse como genocidio a la luz de la normatividad internacional (vid. ¿Genocidio en Gaza?).

Llama la atención que el que nos desgobierna guarde silencio sobre la agresión rusa a Ucrania o los desmanes de la dictadura venezolana, que han arrojado fuera de su suelo patrio a unos ocho millones de nacionales del vecino país, y ni siquiera haya condenado la acción homicida de Hamás. A decir verdad, es mucha la oscuridad que rodea a tan discutible personaje. Por ahora, mejor no meneallo.

Debo decir que albergo mucha simpatía por el pueblo palestino, que en Chile integra una comunidad tan nutrida como respetable. Hice allá muy buenas relaciones con representantes de la autoridad palestina, así como con mi colega el embajador de Israel y los de varios Estados árabes. Lo ideal sería que ambos pueblos pudieran convivir en armonía, pero ello no será posible si se entromete el mencionado extremismo islámico. Para que pueda constituirse un Estado Palestino hay que partir de la base de la garantía de la seguridad del Estado de Israel.