viernes, 13 de octubre de 2023

Hacia el abismo moral

Dos noticias recientes ilustran sobre la profunda crisis moral que afecta a la sociedad colombiana.

La primera tiene que ver con la seguidilla de sentencias de la Corte Constitucional que concluye declarando que el derecho al aborto es fundamental por lo menos en los casos que considera la sentencia C-55 de 2022. Vid. Sentencia C-055 de 2022 Corte Constitucional de Colombia (alcaldiabogota.gov.co)Aborto en Colombia: Corte declara que es un derecho (90minutos.co).

Según la primera de las sentencias en mención, la Corte, después de examinar la importancia de la protección de la vida a la luz del artículo 11, que la declara inviolable, y del artículo 4.1 del Pacto de San José, que ordena que se la proteja en general a partir del momento de la concepción, llega a la sorprendente conclusión de que la inviolabilidad de la vida humana entra en tensión con los derechos a la salud y los reproductivos, la igualdad de las mujeres en situaciones de vulnerabilidad y en situación migratoria irregular, la libertad de conciencia, la finalidad constitucional de prevención general de la pena y el carácter de último recurso del derecho penal.

Para la Corte herodiana, el derecho a la vida no es inviolable y debe ceder, a través de una arbitraria armonización, ante las exigencias de otros derechos, a los cuáles no sólo se lo equipara, sino que se les asigna prevalencia en los casos que la sentencia precisa, esto es, el de la mujer a decidir ad libitum sobre la interrupción del embarazo dentro del límite de 24 semanas y el de solicitarla con posterioridad si se dan las causales previstas en fallos anteriores (malformación del feto, riesgo para la mujer, violación).

Como el derecho al aborto no está consagrado de modo expreso en la Constitución, la Corte lo deriva de otros derechos: la libertad de conciencia, la igualdad, la salud, Añade otras consideraciones atinentes a las atribuciones del Congreso para legislar en materia penal, constituyéndose más que en colegisladora, en instancia suprema acerca de lo que debe prohibirse y puede permitirse.

Este fallo inicuo, corroborado por el que anuló las sentencias T-430 de 2022 y T-158 de 2023, merece análisis de fondo que desbordan los alcances de un artículo de opinión y tiene un trasfondo del todo censurable, al supeditar la inviolabilidad del derecho a la vida a otros derechos, algunos muy discutibles a la luz de nuestro ordenamiento constitucional.

Es verdad que la noción de derecho fundamental no es nítida, pues el artículo 94 de la Constitución establece que la enumeración de derechos y garantías contenidos en ella y en los convenios internacionales vigentes no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren expresamente en ellos.

El núcleo de esta ampliación de la categoría del derecho fundamental radica en lo que deba entenderse como derechos inherentes a la persona humana.

El texto constitucional no habla de individuo humano, sino de persona, que es una categoría no sólo de evidente carácter moral, sino ligada a la trascendencia espiritual. Pero esta consideración es del todo irrelevante para los ateos y materialistas que controlan hoy por hoy los altos poderes de decisión en nuestra organización política. El relativismo moral y la creencia en que la última ratio de los derechos está en las pulsiones que suscita el deseo en los individuos los lleva a ignorar que la Constitución se inspira en la protección de Dios, tal como lo proclama el preámbulo, y a proclamar que el orden moral está ausente de sus prescripciones.

Si para la Corte herodiana la vida humana en gestación constituye, como lo afirman los abortistas, apenas un amasijo de células, no tardará en adoptar las horrorosas conclusiones de Peter Singer acerca de la justificación del infanticidio:" “Por supuesto, el infanticidio debe ser excepcional y estrictamente controlado de forma legal , pero no se debería excluir, como no se excluye el aborto”. Vid. El humanitarismo selectivo de Peter Singer – Bioética (bioetica.com.mx).

La segunda noticia que quiero comentar se refiere al nombramiento de un actor porno como viceministro de Diversidades en el ministerio de Igualdad y Equidad (Vid. De actor porno a viceministro: esta es la historia de Juan Carlos Florián - Infobae).

Circula en las redes sociales una fotografía en la que aparecen muy sonrientes el que nos desgobierna y un sujeto de nombre Juan Carlos Florián, del que se ha publicado un trino que da cuenta cabal de la depravación de la que se jacta. La vida íntima del primero de ellos es objeto de comidilla entre la gente. No es el caso de entrar en detalles, pero nadie se atreve decir que es ejemplar. Y esta fotografía suscita no pocas inquietudes acerca de la índole de quienes aparecen en ella.

Sea lo que fuere, acá hay que dolerse como Discépolo en su "Cambalache", diciendo que "los inmorales nos han igualao". (Vid. CAMBALACHE - Enrique Santos Discépolo - LETRAS.COM;(3) "Cambalache" ~ Ernesto Fama 1935 - YouTube).

Como reza un verso enorme de Cátulo Castillo, nos estamos sumiendo en "el hondo bajo fondo dende el barro se subleva" (vid. LA ÚLTIMA CURDA - Edmundo Rivero - LETRAS.COM).
























 

miércoles, 11 de octubre de 2023

Cancillería de Hojalata

El Estado de Israel ha sido amigo de Colombia desde su fundación en 1948. Con sus gobiernos hemos tenido buenas relaciones a lo largo de los últimos 75 años. Es mucho lo que pueden aportarnos sus admirables avances en distintos campos.

Pero, ahora cuando nos desgobierna un desquiciado, esas buenas y fructíferas relaciones están sufriendo un penoso deterioro cuyas consecuencias podrían ser nocivas para nosotros desde muchos puntos de vista. En dos palabras, no sería extraño que terminásemos catalogados dentro de ese abominable grupo de países que aplauden el terrorismo.

Mientras que el presidente de Estados Unidos ha manifestado que el ataque que perpetró Hamás a fines de la semana pasada contra los israelíes fue un acto de maldad absoluta, nuestro presidente, borrando un pronunciamiento inicial de nuestra Cancillería que se orientaba en un sentido similar, ha resuelto abstenerse de censurarlo y, por el contrario, ha enderezado sus baterías contra Israel, calificando de neonazis a sus gobernantes y comparando la situación de los palestinos con las víctimas del Holocausto. Según él, lo que presenció en Palestina es lo mismo que vio en Auschwitz. 

El conflicto de Israel con los palestinos es muy complejo. Como lo han reconocido notables personeros de la comunidad judía, a ambas partes les caben sus respectivas cuotas de responsabilidad por su agravación. Para tratar de entenderlo hay que partir de la base del derecho del Estado de Israel a existir, no sólo porque su creación fue patrocinada por la ONU, sino porque sus 75 años de existencia son un hecho cumplido. Desafortunadamente, hay sectores de los mundos árabe y musulmán, que no son la misma cosa, que insisten en negarle ese derecho, lo que pone a los israelíes a la defensiva frente a unos vecinos del todo hostiles. Si éstos adoptasen una actitud diferente, como la que llevó a concertar la paz con Egipto, la suerte del pueblo palestino sería muy otra.

La agresión de Hamás contra la población civil israelí no admite atenuante alguno. Es algo del todo censurable que va no sólo contra elementales reglas jurídicas, sino contra los sentimientos morales del mundo civilizado. Precisamente, los juicios de Nuremberg contra los jerarcas nazis se basaron en que sus crímenes fueron de tal magnitud que, más allá de los dictados del Derecho positivo, atacaban las bases mismas del ordenamiento de la Civilización.

Lo mismo cabe afirmar acerca de las atrocidades de Hamás, que el que nos desgobierna y hace quedar mal ante la comunidad internacional se niega no sólo a desautorizar, sino a condenar con vehemencia.

De Bismarck se decía que era un Cancillera de Hierro. Del nuestro, tan sumiso frente a un energúmeno, sólo cabe afirmar que lo es de hojalata.

domingo, 1 de octubre de 2023

¿Letra muerta?

Conviene volver sobre el artículo 133 de la Constitución Política, según el cual los miembros de cuerpos colegiados de elección directa representan al pueblo y deberán actuar consultando la justicia y el bien común.

Cabe preguntarse si ese deber es jurídico, caso en el cual su violación generaría diversas consecuencias normativas, o si es simplemente moral y por consiguiente su incumplimiento sólo acarrearía efectos políticos.

A menudo se dice con toda razón que cada texto incorporado a la Constitución Política suscita efectos jurídicos. Recuerdo, por ejemplo, que a raíz de la crisis del UPAC la Corte Constitucional declaró contraria a nuestro máximo ordenamiento jurídico la inclusión del rendimiento del dinero en el cálculo de la UPAC, por considerarla incompatible con lo que ordena el artículo 2 sobre la vigencia de un orden justo (vid. C-383-99 Corte Constitucional de Colombia).

Un refuerzo de este deber jurídico se encuentra en el numeral primero del artículo 183 de la Constitución Política, según el cual los congresistas perderán su investidura por violación del régimen de inhabilidades e incompatibilidades, o del régimen de conflicto de intereses, tema éste del que se ocupa el artículo 182, que a la letra dice:

"Los congresistas deberán poner en conocimiento de la respectiva Cámara las situaciones de carácter moral o económico que los inhiban para participar en el trámite de asuntos sometidos a su consideración. La ley determinará lo relacionado con el conflicto de intereses y las recusaciones".

Estas consideraciones normativas vienen a cuento porque, según es de público conocimiento, dada la reticencia de varios partidos políticos a apoyar las iniciativas gubernamentales, el que nos desgobierna ha optado para que, a través de sus ministros, se negocie individualmente con cada congresista el voto por los respectivos proyectos.

En el lenguaje corriente, ello significa untarlos de "mermelada".

Ellos tienen que saber que, por ejemplo, nuestro sistema de salud se cataloga en medios internacionales como uno de los mejores del mundo, si bien amerita que se le introduzcan correctivos para darle mayor eficiencia y extenderlo a capas de la población que todavía no están suficientemente protegidas.

El proyecto del gobierno no apunta a mejorarlo, sino a destruirlo, sustituyéndolo por un sistema de atención predominantemente estatal cuyos beneficios son ilusorios y es probable que redunden en severos daños colectivos.

En dos palabras, ese proyecto atenta contra el bien común. No consulta la realidad del problema que pretende abordar, sino las concepciones ideológicas de un presidente declaradamente comunista. 

Así las cosas, los congresistas tienen el deber constitucional de votarlo negativamente y quienes lo aprueben a cambio de favores burocráticos u otros del mismo jaez violan la normatividad sobre conflicto de intereses, salvo que pongan en conocimiento de la Cámara respectiva que se disponen a votar porque negociaron con el gobierno.

Las cosas deberían ocurrir de este modo si la institucionalidad que muchos dicen que es necesario defender funcionara como es debido. Pero, si así fuese, el que nos desgobierna ya debería estar sometido a juicio por todos sus desafueros,

miércoles, 27 de septiembre de 2023

¿Cuál defensa de la vida?

"El Libro Negro del Comunismo" lo acusa de haber matado a más de cien millones de personas a lo largo del siglo XX. Quedaron por computar sus víctimas hasta el presente, muchas de ellas asesinadas en países distintos de los europeos y los asiáticos en que reinó durante varias décadas esa ideología asesina. Vid. (40) El libro negro del comunismo | Luis Eduardo Resendiz - Academia.edu

El registro no incluye, por consiguiente, los que perdieron la vida por la acción de los comunistas en Cuba, Venezuela, Nicaragua y, en lo que a nosotros atañe, Colombia. 

Nuestro caso es peculiar. Llevamos mal contados más de 70 años de violencia en la que la participación de comunistas de distinto pelambre ha sido decisiva. No sabemos cuál es el número de víctimas producidas por estas confrontaciones. Se habla de que la guerra civil no declarada entre los partidos políticos tradicionales a mediados del siglo pasado arrojó algo así como 300.000 muertes, aunque es una cifra que todavía suscita discusiones. Pero la paz que durante el Frente Nacional entre 1957 y el presente ha reinado entre liberales y conservadores no puso fin a la violencia, dado que los comunistas no se acogieron a ella y, estimulados por la Revolución Cubana, continuaron alzados en armas a través de distintas agrupaciones: Farc, ELN, EPL, M-19 y otras más. La subversión comunista dio lugar a reacciones diversas. Unas, como es lógico, de origen estatal, por medio de la fuerza pública. Otras, de orden irregular, configuradas por los llamados grupos de autodefensa o paramilitarismo. Y para completar ese funesto cuadro, a fines del siglo apareció la atroz violencia del narcotráfico que aún opera en vastas porciones del territorio nacional.

Los comunistas acusan al Estado, los empresarios de la ciudad y el agro, los partidos políticos y, en general, la clase dirigente colombiana de haber creado condiciones opresivas que impulsaban a los defensores de las causas populares a alzarse en armas para combatir el orden institucional. Insisten en que los responsables de las víctimas de estos años aciagos son aquéllos y que sus propias acciones están amparadas por la legítima defensa. No faltan los que invocan los conceptos de "violencia institucional" y "pecado social", acuñados por la falaz Teología de la Liberación.

Supongamos, en gracia de discusión, que en buena medida de la violencia de las últimas décadas es responsable lo que sin mucha precisión llaman los comunistas y sus secuaces el "establecimiento", contra el que enderezan principalmente sus baterías la JEP y la sedicente Comisión de la Verdad, fuertemente influenciadas por aquéllos.

Pero el prontuario de la subversión colombiana es simple y llanamente aterrador. Ha faltado redactar otro Libro Negro para hacer el inventario de sus numerosísimos crímenes, muchos de ellos perpetrados, no contra el "establecimiento", sino contra la gente humilde de aldeas y campos. 

Dentro de esa funesta estructura criminal se destaca el M-19, autor del hecho más execrable de la historia colombiana, el llamado "Holocausto del Palacio de Justicia".  Y ahora sabemos que uno de sus promotores es el que hoy nos desgobierna. No actuó en ello porque días antes fue detenido por porte ilegal de armas, pero su captura dio lugar a que se acelerara el asalto a la sede de las altas Cortes. Así lo acaba de revelar en Semana el coronel César de la Cruz. Vid. Coronel (r) César de la Cruz revela detalles del pasado oscuro de Gustavo Petro (semana.com).

El individuo que le partió la cara al oficial Gabriel Díaz Ortiz, dejándolo desfigurado y al borde de la muerte al no poderlo liquidar porque falló el arma que le había quitado, ocupa hoy el cargo de presidente de Colombia (vid. Coronel (r) dijo que Petro intentó matar a militar cuando era del M-19 | RCN Radio). Y es el mismo que hoy posa de defensor de la vida ante la comunidad internacional.

Quien hace líricos llamados en favor de la vida ante la ONU es un comunista recalcitrante que deplora la caída del Muro de Berlín y apoya cerradamente las dictaduras criminales que oprimen a cubanos y venezolanos.

Es claro que su alegato por la vida no es sincero. Fiel seguidor del Príncipe de la Mentira, trata de engañar al país y al mundo entero sobre sus verdaderos propósitos, que no son otros que instaurar el comunismo en Colombia.

"Guardaos de los falsos profetas", nos encarece el Evangelio (Mt. 7:15).

El que hoy nos desgobierna es uno de ellos.

jueves, 21 de septiembre de 2023

Un Presidente Estrambótico

Recomiendo a mis lectores que sintonicen los dos videos de José Obdulio Gaviria en su programa "El Ventilador" alusivos a la deplorable idiosincrasia de quien hoy nos desgobierna. Vid. Gustavo Petro un presidente estrambótico - Jose Obdulio Gaviria - YouTube y Gustavo Petro un presidente estrambótico 2 parte - Jose Obdulio Gaviria - YouTube.

Lo que muestra ahí José Obdulio suscita diversas reflexiones.

La primera de ellas toca con algo que es de mucho fondo: ¿Qué hizo posible que a la cúspide del Estado colombiano llegara un individuo de tan inquietantes condiciones personales?

No cabe duda de que, admitiéndolo en gracia de discusión, nuestro electorado votó por mayoría en el más reciente debate electoral por alguien que sin lugar a dudas exhibe todos los rasgos de un liderazgo tóxico. Lo digo porque median dudas razonables sobre la legitimidad de esa elección. Ya he dicho que acá en Medellín hubo compra de votos en su favor. Y si eso sucedió acá, hay que creer que en otros lugares la cosa pudo haber sido peor.

Durante la campaña no faltó quien recordara las estremecedoras hazañas delictivas del candidato que a la postre fue designado como ganador. Pero eso no hizo mella en un electorado ignorante, poco reflexivo y aleccionado por una intensa campaña aplicada a excitar sus emociones negativas. Lo ilusionaron con falsas promesas que ayer fueron y hoy no parecen. A algo más de un año de desgobierno, las encuestas ilustran sobre el desencanto que reina en la opinión pública. Alrededor de un 60% de los encuestados manifiesta su desaprobación respecto de la gestión del actual inquilino de la Casa de Nariño y sólo un 30% dice estar conforme con ella.

Los dislates con que se pavonea en el exterior lo han convertido en el hazmerreír de la prensa internacional. Pero el asunto en el interior del país no es para gozárselo, porque más bien infunde miedo. 

Circula, en efecto, por las redes sociales un video de Nancy Patricia Gutiérrez en el que acusa a dicho inquilino de estar promoviendo una guerra civil con sus llamados a la movilización popular armada en contra de propietarios a los que llama esclavistas y feudales y en pro de unas reformas que quiere imponer pese al desgano del congreso en aprobarlas.

Para el próximo 27 del mes en curso ha convocado a esa movilización. Ojalá que la respuesta sea tan escuálida como la de otras ocasiones. Pero si resultare abultada, habrá que estremecerse.

La economía ilustra sobre el desasosiego colectivo. Todas las cifras que se están dando a conocer muestran que se ha perdido la esperanza en un gobierno que, en lugar de convocar a la ciudadanía para el emprendimiento en aras del progreso, promueve el resentimiento, la división y, en últimas, el caos.

De una mente caótica sólo cabe esperar ese último resultado. Vaya uno a saber si es cierto lo que insinuó su compinche Benedetti acerca de su afición por lo que algunos malpensados consideran que es el referente oculto de la célebre y exquisita canción Stardust (Polvo de Estrellas), cuyo origen puede rastrearse en Stardust (1927 song) - Wikipedia. Lo cierto es que parece tener, como dice por ahí un tangazo de Francisco Canaro, "refucilos en el mate"(Vid. Letra de Tranquilo viejo tranquilo — LetrasTango.comTranquilo Viejo, Tranquilo (Remasterizado) - YouTube).

¿Qué hacer? No tengo otra recomendación que la del Evangelio: Velad y orad (Mt. 26:31; Lc. 21:36). Los tiempos que corren son tan confusos que acá cabe esperar que suceda cualquier cosa. Como dijo por ahí alguno, parece que estuviéramos montados en un bus cuyo conductor anda con la mente descabalada.

lunes, 18 de septiembre de 2023

Más allá

En una crónica sobre el recientemente fallecido Fernando Botero, dice El Colombiano en su edición de ayer domingo: "¿Existe la inmortalidad? No. Existe la memoria".

Da por sentada una tesis muy socorrida en estos tiempos. Nada hay más allá de la muerte biológica. Lo que resta de nuestras vidas es lo que queda grabado en la memoria de la gente. Punto y aparte.

Un buen amigo que pereció en un accidente aéreo así lo sostenía a pie juntillas. Pero a través de una canalizadora que posee impresionantes poderes psíquicos se manifestó hace poco pidiendo misas que le ayuden a trascender en la vida eterna. Según él, los suyos lo tienen olvidado.

La idea de que tenemos ya resuelto negativamente el misterio de la muerte, que ha acuciado a lo largo de la historia a la humanidad, ignora una muy abundante literatura dentro de la cual pueden citarse como ejemplos bastante significativos la obra del gran astrónomo francés Camille Flammarion, "La Muerte y su Misterio" (vid. Flammarion Camilo - La muerte y su misterio.pdf - Google Drive) o la del psiquiatra norteamericano Carl Wickland , "30 años entre los muertos". Vid. Treinta Años entre los Muertos (cursoespirita.com).

Las investigaciones de la Dra. Elisabeth Kübler-Ross poca duda dejan sobre la realidad de nuestro tránsito de esta vida mortal a la eterna. Vid. Microsoft Word - KUBLER ROSS - LA MUERTE, UN AMANECER.doc (gestionaweb.cat).

A mis 80 años, consciente de que mi final inexorable en este mundo está cerca, mi visión de la temporalidad está cada vez más impregnada de la realidad de ese tránsito. Ya vivo sub specie aeternitatis. Mi futuro terrenal está acotado y sé que me espera otro escenario cuyos detalles no alcanzo a vislumbrar, si bien deseo, conforme a la promesa evangélica, que sea de paz, ya que me arrepiento todos los días de los múltiples errores que he cometido y ruego fervorosamente el beneficio del amor y la misericordia infinitos de nuestro Padre Celestial.

La idea que difunde El Colombiano, que ya es moneda común no sólo en los medios ilustrados de hoy, sino también en los sectores populares, produce efectos muy inquietantes en la vida colectiva. 

Para empezar, es demoledora de toda moral que aspire a fundarse en la trascendencia del espíritu humano. Lo de que sólo hay una vida que es en la que estamos y nada nos espera más allá nos lleva a adoptar la divisa horaciana del Carpe Diem (Vid. «Carpe diem» - Horacio - Ciudad Seva - Luis López Nieves), preciosamente desarrollada en un célebre poema que se atribuye a Walt Whitman (Vid. "Carpe Diem", el bello poema atribuido a Walt Whitman sobre vivir el momento - Cultura Inquieta). 

De ese modo, el valor del instante se exalta, pero el de la vida se diluye. Y se abren de ese modo los tenebrosos caminos del aborto y la eutanasia. ¿Para qué vivir? ¿Para qué traer nuevos seres humanos a este mundo? Si de la nada vienen y hacia ella se encaminan, ¿qué sentido tiene traerlos a sufrir? Si el sufrimiento arrecia, ¿para qué soportarlo?

Hace no mucho tiempo hube de sufrir a lo largo de un año los severos dolores de un deterioro de la cabeza del fémur en la pierna derecha. No me atrevía a exponerme a la cirugía, que a la postre resultó exitosa. Pero los soportaba con paciencia, pensando en que muchísimo más sufrió el Señor en su pasión. Era consciente de que me tocaba cargar mi cruz, como en tantos otros momentos difíciles de la vida.

Muchos hay que se niegan a cargar su cruz y beber del cáliz de los sufrimientos. Le dicen no a esta vida y a la eterna, sin darse cuenta cabal de lo que en el más allá les espera. Como en el tremendo texto de Dante, pero con otro sentido, han abandonado toda esperanza depositándola en la nada.

La Iglesia ha denunciado con toda razón, aunque los medios ilustrados se la nieguen, la Cultura de la Muerte que trata de imponerse hoy en día. Vid. Comentario interdisciplinar a la "Evangelium Vitae" (vatican.va). En la abundante y luminosa obra de Mgr. Schooyans puede encontrarse valioso material para reflexionar sobre este tema que es crucial tanto para la vida humana individual como para la colectiva. Vid. Libros (michel-schooyans.org).

Flammarion no era teólogo, sino un científico connotado que aplicó su mente a diversas investigaciones dentro de las cuáles estaba lo concerniente a los misterios del mundo. A él se deben estas palabras esclarecedoras:

"Mors janua vitae. La muerte es la puerta de la vida, El cuerpo no es otra cosa que el vestido orgánico del espíritu: se gasta, se transforma, se disgrega: el Espíritu subsiste. La materia es una apariencia para el cuerpo del hombre, como para todo lo demás. El universo es un dinamismo: una fuerza inteligente lo gobierna todo. El alma es indestructible" (op, cit.).

martes, 12 de septiembre de 2023

¿Democracia o cleptocracia?

Cuando comencé a dictar mi curso de Derecho Administrativo General hace ya medio siglo se me ocurrió ilustrar el carácter práctico de la función administrativa con un ejemplo que para ese entonces era hipotético, pero muy deseable: los programas de alimentación de los niños pobres de las escuelas.

Hoy en día ese programa hace parte de la política social de los entes públicos a todo lo ancho y largo del territorio nacional. Ponerlo en marcha representa un avance muy significativo en el anhelo del todo plausible de inclinar la maquinaria estatal del lado de los débiles, por supuesto que dentro de las posibilidades financieras del Estado.

Pero, según escuché hace poco en una película poco digna de recomendarse, cuando Dios erige una iglesia, Satanás abre al lado una capilla. Y eso es lo que ha sucedido con tantos programas sociales inspirados en la Constitución Política de 1991: las buenas intenciones de sus promotores suelen venir acompañadas de los voraces apetitos de políticos corruptos que medran en los presupuestos oficiales para su propio provecho.

Ya es vox pópuli lo de los descarados abusos de "Los Alpujarros" en Medellín. Pero la corrupción no es atributo exclusivo de "Pinturita" y sus secuaces, dado que es algo que como un cáncer ha hecho metástasis en todas las esferas de la administración pública y, por supuesto, en las del activismo político que busca nutrirse de recursos que deberían aplicarse para la satisfacción de apremiantes necesidades colectivas.

Un escrito reciente de Armando Estrada Villa señala que, de acuerdo con mediciones seriamente elaboradas por entidades internacionales, nuestro país ha mantenido en los últimos 12 años el mismo puntaje en los índices de corrupción. Ocupa el puesto 91 entre 180 países estudiados. Y, tal como lo ha denunciado la Contraloría, por obra de la corrupción se pierden 50 billones de pesos al año, lo que equivale a varias reformas tributarias. Vid. Cómo ven a Colombia desde afuera (elcolombiano.com).

A nadie se le oculta que la corrupción campea en las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso. El que hoy nos desgobierna, que alcanzó notoriedad por sus debates contra corruptos incluso de su misma tendencia política, no escapa a esa funesta inclinación y es así como para activar sus proyectos en el Congreso sin reato alguno ha echado mano del fácil expediente de comprar sus votos a cambio de la tristemente célebre "mermelada".

La Corte Suprema de Justicia, que ha proferido fallos sobre concusión y cohecho en contra de congresistas y agentes gubernamentales que supuestamente han participado en ese tráfico nauseabundo, debería estar atenta a lo que ahora está sucediendo. No sobraría, además, que la Corte Constitucional aplicara la norma del artículo 133 de la Constitución Política, según la cual los miembros de cuerpos colegiados de elección directa representan al pueblo y deberán actuar consultando la justicia y el bien común. Según esto, los que actúan por prebendas no consultan esos supremos valores y, en consecuencia, violan la Constitución. Así las cosas, los proyectos que fueren aprobados por mayorías obtenidas en razón de la compra de votos deberían declararse inexequibles por violación del referido texto constitucional.

Los órganos de control vienen alertando desde hace tiempos acerca del auge de la corrupción en gobernaciones y alcaldías, aupado por la elección popular que, más que haber profundizado la democracia, quizás ha fortalecido la cleptocracia. Como al parecer ha sucedido últimamente en Medellín, el voto popular ha favorecido a aventureros y paracaidistas cuya consigna es entrar a saco en el tesoro público para su propio provecho y no el de la comunidad.

Coda: Llama la atención que el "Hombre Marlboro", que según Nicolás Petro entregó una suma multimillonaria para la campaña presidencial del padre que no lo crió, aspire hoy a la alcaldía de Maicao, patrocinado precisamente por el "Pacto Histórico".  Hay quienes piensan que el actual gobierno no es menos corrupto que los que lo antecedieron y quizás sea peor.