viernes, 30 de diciembre de 2022

Precisiones históricas

No es cierto que en este año que termina por primera vez haya llegado a gobernarnos un presidente izquierdista. 

Aunque la definición de la izquierda política es vaga, con estas palabras se trata de identificar cierta tendencia ideológica que busca romper con el orden establecido en la sociedad. Esa tendencia disruptiva se puso de manifiesto entre nosotros en el siglo XIX con los radicales, a quienes sus contradictores llamaban jacobinos. La izquierda llegó al poder en el siglo XX con Alfonso López Pumarejo, que se rodeó de jóvenes rebeldes, las audacias menores de 30 años, con los que impulsó su llamada Revolución en Marcha. De ahí quedó como legado institucional la reforma constitucional de 1936, de clara inspiración socialista. En general, los presidentes liberales de la pasada centuria comulgaban con la definición del Liberalismo como una coalición de matices de izquierda, según los estatutos que redactó hace más de medio siglo Carlos Lleras Restrepo. En rigor, el partido se ha identificado con la social-democracia europea y es por ello que desde hace años se afilió a la Internacional Socialista.

De cierto modo, habría que considerar además que Belisario Betancur, no obstante su pasado conservador, estaba más inclinado hacia la izquierda y muy poco era lo que le quedaba de sus posturas derechistas de antaño.

Lo que en verdad nos ha sucedido es que por primera vez ha llegado la Casa de Nariño un comunista que no osa decir su nombre. Esa es la gran novedad en la política colombiana. Nuestro país se ha defendido del comunismo a lo largo de 100 años, pero por distintas circunstancias ha dado el brazo a torcer permitiendo que un demagogo extremista llegue a ocupar la jefatura del Estado.

El actual presidente gira en torno de los regímenes cubano y venezolano, pero si lo aceptara de modo explícito perdería apoyo en la población. Cuando le preguntan por el modelo de país en que se inspira habla de Corea del Sur, pero en realidad su mirada va más allá y se posa sobre Corea del Norte.

Él y los extremistas que lo rodean, tales como el senador Cepeda, tiene una hoja de ruta que lo lleva hacia el comunismo. Es astuto, mentiroso y oportunista, pero ya ha sacado las uñas, exhibido sus colmillos y mostrado sus orejas de lobo feroz.

La demagogia es una perversión de la democracia. Ya lo había advertido Platón al observar los estragos que causaba en la Grecia clásica. Trae consigo la agudización de los conflictos sociales. Enfrenta radicalmente a las clases sociales. Exaspera a los pobres contra los acaudalados, estimula sus más bajas pasiones, promueve a los peores, suscita la violencia tanto en las palabras como en los actos, derrocha los recursos públicos, destruye la economía y hace que la democracia degenere en dictadura.

Es poco probable que Colombia escape a los efectos de esa ley inexorable de degradación de la democracia, salvo que un vigoroso y decidido espíritu público logre oponer diques eficaces contra el tirano en ciernes que hoy nos domina.

No cabe duda alguna: nuestro inmediato futuro luce tormentoso.


viernes, 23 de diciembre de 2022

Ha nacido un niño

 Ahora tiempos las páginas sociales registraban la llegada de nuevos miembros a las familias distinguidas con escritos tales como "está de plácemes el hogar de ... y ... con el nacimiento de un (a) precioso (a) chiquillo (a) que llevará por nombre ...."

En condiciones normales, desde que se acredita el embarazo surge una serie de emociones positivas acerca del que está por venir. Y cuando nace, la alegría invade a la familia. Todos tienen que ver con el recién nacido, al que colman de mimos y de regalos. 

Son sentimientos naturales que no tienen otra explicación que el encanto de la vida, su valor supremo. Las inquietudes sobre lo que le espera en el porvenir quedan para después. Por lo pronto, lo que se experimenta es la felicidad. O como dice el título de una exquisita y edificante película italiana, la sensación de que la vida es bella.

Digo que esto ocurre en situaciones normales, porque hay embarazos y nacimientos que suceden en medio de circunstancias difíciles respecto de las cuáles la caridad aconseja comprensión por los dramas de conciencia que ahí se involucran. 

Además, en los tiempos que corren ha venido imponiéndose una feroz tendencia refractaria a la vida y los valores que la misma entraña. Es lo que la Iglesia ha denominado con acierto una cultura de la muerte, que podría también llamarse de la no vida, que promueve la contracepción, el aborto, la eutanasia  y una drástica reducción de la población humana, a veces so pretexto de la dignidad y otras dizque para garantizar su supervivencia, según predican ecologistas radicales como quien gobierna hoy a Colombia.

Estamos hoy en vísperas de la Navidad y es oportuno reflexionar sobre su profundo significado espiritual. Es cierto que la evolución de las costumbres conlleva el deterioro de dicho significado, hasta el punto de hacer de ella una festividad casi pagana, por no decir que del todo ya lo es. Pero queda todavía un trasfondo destacable que toca con la exaltación de la familia. Para muchos que han perdido la fe, la Navidad sigue siendo un momento de unidad familiar y, en especial, de gozo para la infancia.

Por obra de ideologías perversas que han invadido la cultura en los tiempos que corren, la familia ha entrado en una crisis de tal gravedad que amenaza la estructura misma de la civilización de más de mil quinientos años en que nos hemos formado. Y los niños son las grandes víctimas de tamaño desquiciamiento institucional. Los depravados que cumplen el papel de "maîtres à penser" quieren destruir su inocencia y de ese modo la calidad de sus vidas con iniciativas como la muy corrupta sobre educación sexual que se tramita hoy en el congreso. Al fin y al cabo, estamos en manos de malandrines o, cuando menos, de fronterizos del delito.

La Navidad que celebramos los cristianos apunta hacia un misterio insondable: la decisión amorosa de Dios de hacerse humano para ofrecernos la redención y la salvación en el más allá. 

El Niño cuyo nacimiento en Belén nos llena de alegría nos trae promesas de vida digna acá y de beatitud eterna allá. Si no hubiera venido al mundo, ¿cuál habría sido nuestro destino? El mundo clásico es ideal para una minoría que disfruta leyendo ese estupendo libro de Irene Vallejo que titula "El Universo en un Junco". No lo es para la inmensa masa de desposeídos. Los apologistas de la vida salvaje, tales como los indigenistas y los devotos de las negritudes, ¿estarían hoy en mejores condiciones bajo la férula de los caciques tribales?

La deuda de nuestra civilización y, desde luego, de nuestra calidad de vida, para con el cristianismo es invaluable. Al Niño cuyo nacimiento celebraremos mañana le debemos lo mejor de lo que disfrutamos. Por eso nos regocijamos, celebramos y cantamos esos fervorosos y cándidos villancicos que animan estas festividades. Le decimos: "Ven a nuestras almas; ven, no tardes tanto"

martes, 20 de diciembre de 2022

Un mundo raro

Cuando en 2018 triunfó en las elecciones presidenciales Iván Duque, su contendor se negó a aceptar la derrota. Alegó, sin probarlo, que Duque había sido beneficiado con compra de votos y anunció que le haría oposición desde la calle.

Le llegó su oportunidad a mediados de 2021 a propósito de la reforma tributaria que propuso el entonces ministro de Hacienda, con la que se pretendía poner orden en el sistema impositivo nacional y recaudar unos ocho billones de pesos. La piedra del escándalo fue la intención de extender el IVA a productos de la canasta familiar, aunque con la posibilidad de devolverlo a contribuyentes de escasos recursos. Entonces, secundado por un Comité de Paro y sus conmilitones, promovió un desorden generalizado en las principales ciudades del país y en muchas carreteras, sobre todo las que comunican al principal puerto marítimo con el interior, impidiendo así la salida de productos de exportación y el ingreso de los importados. Se trataba de asfixiar la economía. Los perjuicios que de ahí se derivaron fueron enormes.

So pretexto de la protesta pacífica que garantiza la Constitución dentro de las libertades de expresión y de reunión, se articuló la llamada Primera Línea, un movimiento inorgánico y destructivo, que ejerció distintas acciones violentas, muchas de ellas de extrema gravedad. Las autoridades respondieron a esos desmanes a través del Esmad, un cuerpo policial especializado en el control de disturbios. Hubo, como es natural, enfrentamientos con los promotores de la anarquía, muchos de los cuales fueron capturados y puestos a disposición de las autoridades judiciales. Pero éstas, de modo extraño, no actuaron contra los autores intelectuales de la multitud de delitos que se cometieron por esos vándalos, pese a las denuncias que contra ellos se formularon.

El golpe de Estado contra el entonces presidente Duque fracasó, pero sus instigadores hoy están en el poder, gozando de una escandalosa impunidad.

El principal de ellos y gran beneficiario de esos desórdenes acusa a las autoridades de haber asesinado a un centenar de jóvenes que según él estaban ejerciendo el derecho legítimo a la protesta, no escatima sus invectivas contra el Esmad y pretende forzar a las autoridades judiciales a que liberen a los autores de temibles desafueros que causaron espanto en las comunidades. Según él, esos antisociales son víctimas y la victimaria que los tiene encartados es la sociedad. Sus deletéreas acciones no merecían ser repelidas por las autoridades.

Quiere que se les dé libertad para que actúen supuestamente como gestores o voceros de paz.

Dizque para darles oportunidades a miles de jóvenes de los sectores más menesterosos de las comunidades, se dispone a otorgarle a cada uno un subsidio de un millón de pesos mensuales, condicionado a que estudie y se aparte de la delincuencia. Se calcula en un billón de pesos anuales el costo de tamaña ocurrencia.

En declaraciones para la revista Semana esbozó una extraña política que va en contravía de principios elementales de las ciencias criminológicas, sin importarle que su ejecución entrañe un auténtico golpe de Estado contra el congreso y las autoridades judiciales. Según su punto de vista, al delincuente actual o potencial no se lo debe castigar, sino favorecer para que a través del estímulo pecuniario se ajuste al orden prescrito por la ley.

Al fin y al cabo, ese personaje se formó en ambientes subversivos, odia a las autoridades legítimas y el orden establecido, se siente a sus anchas en los ambientes trasgresores y se propone cambiar la sociedad según sus delirios ideológicos. La sindéresis no es virtud que lo adorna. No faltan los que dudan de su sanidad mental, pues todos los días nos alarma con nuevos disparates.

Afirma que su elección se debió al voto de un millón de jóvenes que se volcaron a las urnas seducidos por su demagogia. Es algo que invita a reflexionar sobre la crisis de nuestra democracia.



lunes, 5 de diciembre de 2022

Coincidencias ominosas

 En los últimos días han ocurrido tres hechos muy preocupantes.

El primero, la decisión de RCN de poner término a la emisión de "La Hora de la Verdad" por vencimiento del contrato y no querer renovarlo. El segundo, la presión ejercida por el gobierno para forzar la salida del gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros. El tercero, el anuncio de que el presidente contará con un espacio de televisión a través del que periódicamente se comunicará con la población.

"La Hora de la Verdad" ha sido a lo largo de los últimos años una valerosa trinchera desde la que se han librado fuertes combates en pro de nuestra institucionalidad democrática y liberal. Fernando Londoño Hoyos, dueño de carácter, inteligencia y cultura sobresalientes, ha mantenido vivas las consignas llamadas a alertar sobre los peligros que representa el comunismo para nuestra Colombia. Pero los comunistas ya están gobernándonos y su presencia en el espacio público les resulta intolerable. No sería de extrañar que hubiesen ejercido presión sobre RCN para alejarlo del aire. Al fin y al cabo, las frecuencias radiales y televisivas están sometidas a control gubernamental y quienes bajo licencia las utilizan temen las represalias de autoridades hostiles a la libertad de prensa. Así sucedió en Venezuela y tal comienza a ocurrir entre nosotros. He sido fiel radioescucha de "La Hora de la Verdad" y desde el dos de enero del año entrante seguiré sintonizándola, como a veces lo hago, a través de Youtube, quizás hasta el día en que la dictadura que se avecina permita el acceso a los medios digitales.

Como la Federación Nacional de Cafeteros venía patrocinando desde hace poco la sección "Al Oído" de "La Hora de la Verdad", no es osado pensar que al gobierno comunista eso le resultaba intolerable y merecía el castigo de rigor. No otra explicación cabe para ello, dado que su gerente general venía realizando una labor digna de efusivo encomio por sus excelentes resultados en beneficio del gremio más importante del país.

Al tiempo que estos sucesos ocurrían, se produjo el anuncio de que el actual ocupante de la Casa de Nariño proyecta utilizar la televisión para hacerse propaganda a expensas del tesoro público. A la vez que se limita severamente un espacio privado de oposición, se instalará uno público de profusa publicidad oficial tendiente a manipular a la opinión en pro del incierto cambio que ha prometido el que hoy dice gobernarnos.

Se trata a no dudarlo de una reedición del "Aló Presidente" con que el finado dictador venezolano Hugo Chávez azuzaba a sus secuaces para hostigar a quienes se atrevieran a disentir de sus propósitos.

El año entrante será en Colombia de intensa actividad política por las elecciones departamentales y municipales que se llevarán a cabo. Este gobierno sabe que ellas significarán de hecho un referendo de apoyo o rechazo de sus proyectos. Ahí se jugará la suerte del país y los detentadores del poder bien lo saben. Por eso, pretenden influir por todos los medios a su alcance para que su demagogia los favorezca en las urnas. Gozarán para ello de los pingües recursos de la reforma tributaria que a las volandas acaba de aprobarse, de los medios con que cuentan para seducir al electorado y los instrumentos a su disposición para acallar a los inconformes.

Mucho nos esmeramos en advertir lo que podría sucedernos si los comunistas tomaran el poder. Lo temido se ha hecho realidad. Ahora sólo nos resta pedirle a Dios que nos tenga de su mano. Las peores cosas están por venir.

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Mesianismo apocalíptico

Conviene recordar a Bismarck: "La política es el arte de lo posible".

De ahí se sigue que su punto de partida es una comprensión adecuada de la realidad social sobre la que se pretende actuar, lo que implica observar con realismo tanto sus aspectos positivos o fortalezas, como los negativos o deficiencias. Con base en ello, una sana política procura realizar lo que el distinguido profesor argentino Mario Justo López destaca como una faceta arquitectónica que se aplica a edificar un orden social equilibrado que haga posible la realización de un bien común que redunde en lo que Aristóteles concebía como una vida buena para los integrantes de la comunidad. El desiderátum de ese orden es la justicia, que de acuerdo con San Agustín  es lo que distingue un gobierno de unos maleantes (vid. https://www.academia.edu/40100551/Manual_de_Derecho_Politico_Mario_Justo_Lopez).

Estos dos aspectos, los hechos sociales y sus posibilidades de mejoramiento con miras a acercarse a la realización de la justicia, no siempre se consideran con el rigor que se requiere, vale decir, con los pies bien puestos sobre la tierra y la vista centrada en horizontes razonables. Muy a menudo se peca por desconocimiento de los datos de dicha realidad, ora por cortedad de miras o  por ubicarlas muy lejos de sus posibilidades. Peor aún, en la política menudean las que Freud llamaba ideas delirantes, esta vez preñadas de componentes utópicos, que pierden casi del todo el contacto con la realidad.

Hace años dicté en la Facultad de Derecho de la UPB un curso de Introducción a la Política que comprendía un capítulo que se me quedó sin escribir y apenas lo dejé en unos  pergeños, atinente a la patología política. Uno de sus temas concierne precisamente con esas ideas delirantes, así como con quienes las formulan, las adoptan, las apoyan y tratan de ponerlas en práctica.  Sus mentores y ejecutores pueden considerarse como líderes o dirigentes tóxicos, respecto de los cuáles se han hecho cuidadosos e interesantes estudios de psicología política que hace algún tiempo mencioné en este blog. Vid. Pianoforte: ¿Locos al volante? (javalmejia.blogspot.com).

Acabo de leer la última versión de la excelente biografía de Hitler escrita por Ian Kershaw, gran especialista en el tema (vid. https://www.amazon.com/-/es/Ian-Kershaw/dp/8499428045). Me ha suscitado no pocas inquietudes porque no dejo de ver peligrosas analogías con el talante de quienes hoy por hoy nos gobiernan.

En ellos encuentro. por una parte, rasgos mesiánicos; por otra, ciertas visiones apocalípticas asociadas a aquéllos.

Ha dicho, por ejemplo, la titular de la cartera de Minas y Energía que este gobierno aspira a salvar a la humanidad. Es un tema recurrente: en la campaña que lo condujo al triunfo el hoy presidente insistió reiteradamente en que hay que ponerle coto a la actividad extractiva, sobre todo de petróleo, gas y carbón, porque  ella es causante del cambio climático que acarreará a la postre la destrucción de la vida sobre el planeta que habitamos. Hace unos días extendió ese concepto apocalíptico a la ganadería, acusándola de destruir los suelos que podrían producir los alimentos que se requieren para saciar el hambre de la población mundial.

Esa visión apocalíptica no la funda en textos sagrados, sino dizque en asertos científicos. Pero éstos no dejan de estar expuestos a la crítica. No parece sensato centrar la política del país en unas hipótesis todavía no validadas por la experiencia. Muchísimo menos lo es cargar sobre nuestros hombros la gravosísima empresa de salvar a la humanidad de su eventual extinción.

Hacia ello apunta la consigna de hacer de Colombia una potencia mundial de la vida, lo que no deja de prestarse a burlas cuando se piensa en la elevada tasa de homicidios que registra nuestro país o en el desdén por la vida que implican la promoción del aborto y la eutanasia, así como los proyectos de legalización de las drogas.

Traigo de nuevo a cuento los resultados de la investigación que llevó a cabo el periodista argentino Nicolás Morás acerca de los nexos de nuestro actual mandatario con la elite globalista que pretende instaurar un Nuevo Orden Mundial (NOM). Acerca de ello escribí un artículo hace algunas semanas. Vid. Pianoforte: Tras bambalinas (javalmejia.blogspot.com)

Estas políticas no proceden de inquietudes y demandas que se experimentan en el seno de nuestras comunidades, sino de dictados de agentes externos que pretenden imponerse sobre nuestra soberanía. Fiel a los mismos, nuestros gobernantes se proponen hacer de Colombia un laboratorio  para poner a prueba sus delirios.



jueves, 24 de noviembre de 2022

Palabras de Agradecimiento para con el Concejo de Medellín

 Agradezco de todo corazón el homenaje que ha decidido ofrecerme el Honorable Concejo de Medellín al otorgarme la distinción Juan del Corral en el grado oro. 

Debo confesar que mi primera reacción al enterarme de ello fue de sorpresa, pues no creo merecer tan honroso reconocimiento. Vino a mi memoria lo que les dijo el entonces cardenal Albino Luciani a sus colegas del colegio cardenalicio cuando lo eligieron papa y adoptó el nombre de Juan Pablo I: “Que Dios los perdone por lo que acaban de hacer”. 

Ya próximo a cumplir ochenta años y viendo de cerca lo que con donosura llamaba Julián Marías el horizonte de las ultimidades, mi mente se ocupa ante todo de mi tránsito a la vida eterna, para lo cual hago a menudo un intenso examen de conciencia con la subsiguiente contrición de corazón, con miras a prepararme para mi comparecencia ante el Creador, de quien espero, más que la severidad de su justicia, la comprensión de su infinita misericordia.  

Mi juicio sobre mí mismo no es tan amable como el de quienes tan generosamente han querido hacer este desmesurado reconocimiento a una vida que a la postre poco exhibe de sobresaliente, pues hay en ella luces y sombras, ascensos y caídas, aciertos y fracasos, como ocurre con el común de los mortales.

 Bien veo que la imagen que proyecto ante mis conciudadanos bastante difiere de la que albergo en mi interior y creo que es la real con que he de presentarme ante el Supremo Juez. Pero no puedo mostrarme reticente respecto de la espontánea manifestación de simpatía que conlleva.

 ¿Por qué rehusar estos gestos amigables que ofrecen el consuelo y la alegría de ser bien queridos? 

Hay una preciosa película de Anthony Hopkins que lleva por título, si mal no recuerdo, “Lo que queda del día”. Su tema de fondo es una sincera reflexión sobre lo que a la postre resume una vida y le confiere valor. Pues bien, como lo dijo San Agustín, seremos juzgados en el amor. Si lo hemos suscitado en nuestros semejantes, la misión que se nos encomendó estará cumplida.

 La simpatía que entraña esta condecoración es obra de ese amor que no sólo justifica un periplo vital, sino que pone de manifiesto la realidad misma del espíritu y nos acerca a Dios. 

Recuerdo un pasaje de “Los Hermanos Karamazov” que leí en mi ya lejana juventud y me impresionó profundamente. Es aquel pasaje en que el staretz Xocima resuelve las dudas que le planteó una dama que estaba muy confundida acerca de su fe. Cito de memoria lo que el santo le dijo: “Ame, ame profundamente, ame hasta el exceso; no le que quedará duda entonces de la existencia de Dios”. 

Lo que soy y ahora se exalta en esta austera ceremonia es obra de la gracia de Dios, que ha actuado en mi vida a través de seres queridos: mis padres; mi finada esposa, que creyó en mí y me enderezó con su amor, sus oraciones, su bondad, su generosidad, su fidelidad y su abnegación; mis hijos y mis adorados nietecitos cuya inocencia angelical ha renovado en mí el gusto por la vida; en fin, tantas personas amigas, algunas de las cuales muy cercanas a mis afectos me acompañan aquí, que han hecho placentera mi existencia en medio de las vicisitudes que me han agobiado. 

 A ustedes, honorables concejales, y a todos los que me han prestado auxilio en este proceloso tránsito por la vida, mil y mil gracias por el homenaje que hoy recibo con humildad, pero profundo reconocimiento. 

Que Dios los bendiga a todos

jueves, 17 de noviembre de 2022

Creer o no creer, tal es la cuestión

La pandemia motivó a Alonso Palacios Botero, distinguido integrante de la Academia Antioqueña de Historia, a resumir y comentar el libro de Peter Watson "La edad de la nada: El mundo después de la muerte de Dios". 

Alvear Editor publicó tan arduo como meritorio trabajo bajo el título de "Dubitaciones: Ciencia, Religión y Cultura. Historia de las creencias que moldean las culturas y los valores del Siglo XXI".

Todo ello gira en torno de la famosa declaración de Nietszche acerca de la muerte de Dios, que registra la difusión del ateísmo en la cultura occidental.

Es bien sabido que el pensamiento medieval giraba en torno de la idea de Dios y específicamente la acuñada por la tradición judeocristiana. Pero la idea fue sufriendo distintas vicisitudes a lo largo del pensamiento moderno hasta que la increencia, bien sea bajo la forma explícita del ateísmo o la disimulada del agnosticismo, se convirtió en un lugar común en los medios académicos, en la intelectualidad, entre los científicos y, a partir de ahí, en el pueblo llano.

El caballito de batalla de los enemigos de Dios reside en los avances de las ciencias naturales, que elaboran sus hipótesis explicativas prescindiendo de la idea de un creador y conservador del universo. Se cuenta que Napoleón, después de escuchar las explicaciones del famoso astrónomo Laplace sobre el cosmos, le preguntó sobre el papel de Dios en su sistema, a lo que el interrogado respondió que la de Dios era una hipótesis innecesaria.

Así las cosas, la concepción del mundo, al prescindir de la idea de un Dios trascendente, ha devenido en la inmanencia. Al tenor de ello, se ha impuesto en muchos ámbitos la creencia según la cual la única realidad es la de un cosmos que se autorregula y obedece a su propio dinamismo.

La idea exhibe distintas derivaciones. Una de ellas, quizás la más significativa, es el materialismo, del que se desprende el cientificismo que predica que sólo son admisibles las afirmaciones que puedan sustentarse mediante los procedimientos validados por las ciencias positivas. Todas las demás serían conjeturas gratuitas desprovistas de sentido. 

Ese materialismo se inclinaba en un principio por un estricto determinismo causal. La tarea científica se aplicaría precisamente a establecer las relaciones de causa y efecto en los fenómenos naturales, privilegiando la causa material y la causa eficiente de que hablaba Aristóteles y prescindiendo de las que el Estagirita consideraba como causas formales y finales. 

La Física, la Quimica y la Astronomía quizás se acoplaban a ese estrecho modo de ver las cosas. No así la Biología, la Psicología y en general las ciencias humanas, para las que la idea de un universo ciego, ajeno a todo propósito, movido exclusivamente por fuerzas observables, cuantificables y controlables por medio de la tecnología resultaba insuficiente. Considerar que el hombre con todas sus manifestaciones es resultado aleatorio de la acción de esas fuerzas implica privarlo de lo que resulta  primordial para su existencia, esto es, el sentido que le confiere racionalidad y le permite superar el absurdo. Es tema de fondo de las reflexiones de Viktor Frankl. Vid. Libros de Viktor Frankl | descarga gratis en pdf, epub, mobi. (libronube.com).

A partir de la escisión cartesiana que separa tajantemente la cosa pensante y la extensa, se ha dado una evolución conceptual que considera que el hombre no es naturaleza, sino cultura o, como dijo Ortega, historia. En lugar de verlo como un cuerpo natural animado o habitado por un alma espiritual, se lo piensa en términos de un dualismo de naturaleza y cultura, siendo ésta su nota definitoria. 

Esta idea es central en el pensamiento de Kant, quien para superar el determinismo universal que fluye de la física newtoniana y salvar la idea de libertad, plantea que una cosa son los condicionamientos naturales del cuerpo y otra muy distinta el ámbito de la conciencia, regida ésta por un ordenamiento moral fundado en la razón y aceptado de modo autónomo por cada individuo. Los devotos del filósofo de Könisberg se solazan exaltando la idea de libertad que predica, sujeta tan sólo a la racionalidad de una ley moral que prescribe para la valoración del comportamiento humano un absoluto desinterés.

La consideración de este dualismo va evolucionando hasta llegar al planteamiento sartreano del Ser y la Nada. Todo el mundo natural está determinado por leyes que constituyen su esencia. El hombre, en cambio, la construye con sus actos. En él, la existencia precede a la esencia. Y esa existencia vacía es precisamente la nada, pura forma sin contenido. Éste se configura mediante una libertad que no admite un ordenamiento superior que de cualquier modo lo constriña ni le fije finalidad alguna. 

A partir de éstas y otras premisas, el pensamiento dominante hoy en día no sólo niega que el fenómeno humano, tanto en su individualidad como en su vida de relación social, esté limitado por un orden natural y muchísimo menos divino. 

De la idea de la autonomía de cada individuo se ha pasado a la de las sociedades, respecto de las cuáles se niega que haya paradigmas superiores que ordenen su estructura y su funcionamiento. Es la voluntad de los detentadores del poder lo que las rige. Y esa voluntad ya no se considera inspirada por una razón esclarecida, como lo creían los clásicos, sino por  ideologías a las que se presta una adhesión ciega.

Así se ve en el caso de la ideología de género, que niega los aspectos naturales de la sexualidad, comenzando por la diferenciación que para efectos reproductivos establece la biología entre varones y hembras, para centrarse tan sólo en el placer que las pulsiones apetecen. El deseo se ha convertido en el amo y señor de la humanidad. Todos los derechos giran en torno suyo.

Heidegger, que en su juventud abjuró de lo que llamaba el sistema del catolicismo, viendo en su madurez los efectos desastrosos del nihilismo contemporáneo, que descree de todo valor supremo llamado a orientar la vida de individuos y comunidades, exclamó no sin trasuntar cierta angustia: "Sólo un Dios puede salvarnos". Pero no se atrevió a dar el salto de la concepción inmanente del cosmos a la trascendencia divina. 

Admitir la realidad de Dios implica, como lo hace Claude Tresmontant en "Cómo se plantea hoy la existencia de Dios", la admisión de un dualismo que diferencia el ser necesario y el contingente. Tresmontant demuestra con base en las leyes de la termodinámica que el mundo material no es el ser necesario, pues tuvo origen en el Big Bang y desaparecerá tarde o temprano en razón de la entropía. El ser necesario es, en consecuencia, de carácter espiritual y se impone sobre el contingente.

Ciertas tendencias del pensamiento científico contemporáneo le dan cabida al mundo espiritual. "The End of  Materialism",  de Charles D. Tart, ofrece argumentos muy sugestivos para demostrar que la mente no es, como creen los materialistas,  un fenómeno cerebral, pues de distintas maneras sale del cuerpo. Ya hay muchas evidencias científicas que apuntan hacia su supervivencia más allá de la muerte biológica (vid. (99+) God Is With Us; What Near-Death and Other Spiritually Transformative Experiences Teach Us About God and Afterlife - by Dr. Ken R. Vincent | Ken Vincent and John Morgan - Academia.edu).

En "There is a God and why it matters", el Dr. Regis Nicoll se aplica a mostrar las debilidades e inconsistencia de los promotores actuales del ateísmo de quienes se ocupa el libro de Palacios, para sustentar la tesis de que Dios es la hipótesis más plausible para explicar el origen y la naturaleza del universo, así como los aparentemente insolubles problemas del mal, el sufrimiento y la injusticia. Vid.Amazon.com: Why There Is a God: And Why It Matters eBook : NICOLL, REGIS: Tienda Kindle

En síntesis, si optamos por el reconocimiento de la trascendencia del ser necesario se nos abren vías explicativas adecuadamente racionales para entender la realidad, mientras que si nos ceñimos a la inmanencia del mundo tendremos que resignarnos al imperio del absurdo. Es asunto que ha tratado con maestría Jean Guitton en "Lo Absurdo y el Misterio".