viernes, 8 de diciembre de 2023

Otrosí

Lo del que nos desgobierna no es fascismo ni peronismo, como algunos lo dan a entender, sino comunismo mondo y lirondo. Hay que insistir en ello para comprender a fondo lo que sucede en Colombia.

A él lo rodean comunistas en despachos claves, como los ministerios de Agricultura y de Trabajo. Lo asiste un comunista de vieja guardia, como el senador Cepeda, que parece ser la eminencia gris del régimen. Y si alguna duda subsiste, sus declaraciones en Alemania en las que deploró la caída del Muro de Berlín y el homenaje que en Beijing le rindió al genocida Mao Zedong lo retratan de cuerpo entero.

Por supuesto que exhibe similitudes con Hitler. Éste contaba con las SA o guardias de asalto; nuestro gobernante se apoyó para el "putsch" con el que pretendía derribar al presidente Duque en la "Primera Línea", organización subversiva y criminal a la que sigue defendiendo en contra de la justicia y quizás aspire a revivir con los 100.000 jóvenes a los que busca pagarles dizque para que no delincan en las bandas criminales. Esa cifra es sospechosa, dado que es la misma de los colectivos chavistas que se crearon para intimidar a las colectividades en el vecino país.

¿Es el que nos desgobierna un agente del castrochavismo? Todo apunta hacia esa dirección. La idea de que nuestro sistema energético dependa de Venezuela implica que nos convirtamos en una colonia suya. Se propone que no produzcamos más petróleo ni gas porque Venezuela podría suministrarnos lo necesario, Renunciaríamos a nuestra principal fuente de divisas y tendríamos que sacrificarla en favor de nuestros vecinos. En buena hora Jorge Enrique Robledo ha denunciado que ello configura ni más ni menos prevaricato tanto por acción como por omisión.

Hay algo más sospechoso todavía. Durante la campaña presidencial el periodista argentino Nicolás Morás advirtió sobre sus nexos con la elite globalista mundial:

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Uno se pregunta cómo hizo para financiar esa costosísima campaña que empezó desde el día mismo en que perdió la elección presidencial en 2018 y duró hasta su triunfo en 2022. Ha alegado que sólo le toca rendir cuentas sobre el período legal de las campañas, pero no sobre lo que antecede. Pero recorrió casi todo el país, se dice que transportó manifestantes de un lado para el otro, hizo una aparatosa manifestación en Barranquilla y viajó al exterior, por ejemplo, para reunirse con el Papa. ¿Cuánto costó todo eso? No lo sabemos.

Todo indica que su tozuda insistencia en que Colombia deje de explotar carbón, petróleo y gas, así le cueste la ruina de su economía, y la prédica constante acerca de que esos recursos causarán la extinción de la vida sobre la Tierra tienen que ver con su dependencia de altos poderes mundiales de los cuáles parece ser nada menos que un agente.

Lo que ellos buscan es hacer en nuestro país el mismo experimento que se ha impuesto en Cuba: decrecer la economía, someter a la gente a la pobreza, desaparecer a las clases altas y medias, hacer que la subsistencia mínima dependa del Estado, limitar severamente el tamaño de la población, etc.

Sugiero que se atienda cuidadosamente lo que viene denunciando Omar Bula Escobar acerca de los designios de esa elite globalista en torno de nuestros pueblos. Nuestro gobernante no sirve los intereses del pueblo colombiano, sino los de esa elite. Repito: todo indica que es agente suyo.


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