sábado, 19 de octubre de 2024

En el lugar equivocado

Leo en un editorial de El Colombiano las siguientes palabras del ministro de Cultura: "Por Santa Marta no entró la civilización, ni la religión fue un bien para el país, ni el idioma castellano fue un bien para el país"(https://www.elcolombiano.com/opinion/editoriales/perdon-por-hace-500-anos-MA25612907).

El debate sobre la presencia de España en América es cosa de nunca acabar. Suscita opiniones de muy varia índole, desde las elogiosas hasta las denigrantes, como las de nuestro mal llamado ministro de Cultura.

Bueno sería al respecto recordar un dicho del filósofo Espinoza que Raymond Aron solía sintetizar más o menos así: "En asuntos históricos, lo recomendable no es aplaudir ni deplorar, sino comprender".

La comprensión aconseja considerar los eventos dentro de sus respectivos contextos, con sus luces y sus sombras. También decía Aron que "la historia es trágica".

El ministro de marras es dueño de sus opiniones y bien se ve que es poco reflexivo, Su contundencia indica que ignora los matices y es extremista en lo que atañe a sus pareceres.

Allá él, pero resulta oportuno preguntarse si esos puntos de vista son apropiados para quien ocupa un despacho encargado de la cultura.

No estoy seguro de que el ministerio que encabeza se justifique de veras. Es asunto sobre el que conviene preguntarse si el mismo u otros más podrían mejor refundirse en unos pocos o si sus funciones serían más propias de departamentos administrativos. 

En todo caso, ese funcionario parece no haberse enterado del énfasis que pone la Constitución Política que juró cumplir en el reconocimiento y la protección de la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana (art. 7), así como en la obligación del Estado y de las personas de proteger sus riquezas culturales y naturales (art. 8) o en la declaración del castellano como idioma oficial de Colombia, sin perjuicio del reconocimiento de lenguas y dialectos de los grupos étnicos (art. 10).

Sobre estas bases, el art. 72 declara que el patrimonio cultural de la Nación está bajo la protección del Estado.

Pues bien, mal de su grado debería ese funcionario reconocer que hacemos parte de la civilización occidental que nos trajo la colonización española y que tanto el idioma castellano como la religión católica están integrados a nuestra identidad nacional, vale decir, nuestra cultura.

En mis navegaciones por Youtube he encontrado unos videos muy interesantes de un viajero que se identifica como Vemoh y ha filmado sus visitas a los pueblos de Antioquia. Por supuesto que los paisajes que los rodean y sus peculiaridades tanto en la arquitectura como en las costumbres, sobre todo gastronómicas, llaman poderosamente la atención. Pero en sus plazas centrales predominan, incluso sobre los edificios públicos, los templos católicos. Y en sus sitios de interés es frecuente que estén erigidas imágenes de Nuestro Señor Jesucristo, la Santísima Virgen o los santos patronos de las respectivas localidades. La piedad popular contribuye a no dudarlo a la configuración de nuestra cultura y no es el caso de denigrarla, sino de reconocerla e incluso protegerla, así sea sin desmedro del pluralismo que en todos los órdenes exhibimos como sociedad.

Desafortunadamente, sufrimos un gobierno que pretende ir en contravía de las opiniones dominantes en nuestro país y quiere a toda costa imponernos el totalitarismo de la revolución sexual en marcha. Pensemos por ejemplo, que considera inconstitucional que la ley hable de mujeres gestantes en lugar de personas gestantes, como si fuera de aquéllas pudiera haber otros seres humanos en el mismo estado, o mediante una diabólica resolución busca promover el cambio de sexo de los niños sin contar con la opinión de sus padres.

Lo del ministro trae a mi memoria un tangazo poco conocido que cantaba Gardel: "A contramano". A un amigo dado a ir en contravía le aconseja que deje de seguir a una dama cuyo esposo es calabrés, "y el garrote de los tallarines a sus espaldas lo va a hacer caer". Vid. A CONTRAMANO (hermanotango.com.ar).



miércoles, 16 de octubre de 2024

Revolución por Resolución

En otras oportunidades me he referido al importante libro de E. Michael Jones sobre la revolución sexual, que traza su trayectoria desde los perversos aportes del tristemente célebre marqués de Sade hasta nuestros días, cuando campea muy oronda sobre las ruinas de la civilización cristiana (vid. Download PDF - Libido Dominandi Sexual Liberation Political Control By E Michael Jones [d4p7qj050v4p] (idoc.pub).

Esta revolución es pieza fundamental de lo que se ha llamado el Nuevo Orden de los Bárbaros o un Nuevo Orden Mundial sin Alma (vid. EL NUEVO ORDEN DE LOS BÁRBAROS.docx (google.com)El Nuevo Orden de los Bárbaros o cómo se ha programado el Gran Reset desde al menos 1969 – Ejército Remanente🏹 Noticias (ejercitoremanente.com).

Estos textos contienen las grabaciones que hizo el Dr. Lawrence Dunegan de lo que recordaba de unas conferencias que cuando era estudiante de medicina le escuchó al Dr. Richard Day, funcionario de Planned Parenthood, en 1969. El Dr. Day habló en ese entonces de lo que estaba por venir y cuando más tarde el Dr. Dunegan observó que esos anticipos se estaban cumpliendo meticulosamente, grabó sus recuerdos. La periodista de investigación Randy Engel dio a la publicidad las grabaciones, advirtiendo a los lectores que después de conocerlas su imagen del mundo que los rodeaba cambiaría radicalmente. Eso sentí, en efecto, una vez que las hube leído hace varios años.

Los burócratas no sólo anticristianos sino decididamente ateos que han capturado la vocería de la ONU y otras organizaciones internacionales han puesto en marcha estos programas enderezados hacia unas transformaciones radicales en el ordenamiento de las sociedades. referidas en gran parte a los temas atinentes a la sexualidad humana.

En un estudio clásico, el antropólogo británico J.D. Unwin, después de estudiar minuciosamente 80 sociedades primitivas y 6 sociedades civilizadas a lo largo de 4.000 años, llegó a la conclusión de que el control de la sexualidad a través del matrimonio heterosexual y monogámico influyó decisivamente en su vitalidad. La decadencia, a su juicio, se relaciona con el relajamiento de las costumbres (vid. Sex and Culture - Kindle edition by Unwin, J. D.. Politics & Social Sciences Kindle eBooks @ Amazon.com.Sex and Culture - Wikipedia, la enciclopedia libre(99+) The Fate of Culture in J.D. Unwin's Sex and Culture, or "The Last American Generation" | Daniel Janosik - Academia.eduSexo e Cultura. A correlação entre a moralidade sexual… | by Raphael Garcia | Medium).

El Nuevo Orden de los Bárbaros no representa, como creen sus promotores, un avance en la civilización, en las libertades y en la igualdad, sino un camino de regresión a épocas en que la perversidad dominaba en la vida colectiva. 

Recuerdo un capítulo esclarecedor del libro "The Origins of Pagans and Christians Beliefs" en el que el autor, Edward Carpenter, que había adherido a la tesis muy discutible de la raíz pagana de nuestras creencias cristianas, destacaba que en todo caso el judeocristianismo difería del paganismo fundamentalmente en su concepción de la sexualidad. De hecho, mientras que el mundo romano en que creció el cristianismo se hundía en toda suerte de aberraciones, los adherentes de la nueva religión se caracterizaban por su reciedumbre moral. La familia monogámica y la severidad de sus costumbres les dieron la fuerza para imponerse en un mundo corroído por la depravación. El triunfo del cristianismo en el imperio romano constituyó una verdadera revolución moral, contra la que se alza la sexual de los tiempos que corren.

Las tendencias dominantes hoy en día avanzan hacia la destrucción de la familia tradicional dizque en aras de su redefinición, para incluir la familia homosexual y destruir los vínculos que antaño la caracterizaban. El matrimonio ha perdido su carácter sagrado y es por ello que hoy muchas parejas han decidido optar por la unión libre, que se hace y deshace sin mayores formalidades. Las ideas sobre la sexualidad la disocian de su finalidad natural, que es la procreación. El sexo se reduce al placer que produce su ejercicio, sin que importen sus connotaciones morales más allá de la libre decisión de sus copartícipes. Según leí en un escrito relacionado con Sófocles, alguno de sus personajes lo consideraba "un amo cruel y avasallador".  Como en el famoso soneto de Lope de Vega sobre el amor, "quien lo probó lo sabe". Vid. Esto es amor, de Lope de Vega - Poemas sentidos (archiletras.com).

Una de las grandes víctimas de esta revolución es la natalidad, cuyas tasas se están reduciendo a punto tal que hoy se registran más muertes que nacimientos. Y según leí hace poco, la causa mayor de mortalidad ahora está en el aborto. Se calcula que en China se han producido más de 700 millones de abortos. Y en USA, después del tenebroso fallo Roe vs. Wade, la cifra asciende a unos 70 millones. Ya nuestro país ha entrado en el camino del invierno demográfico, con la complicidad de la Corte Constitucional, enemiga de la vida, y de un gobierno que quisiera expandirla en las estrellas, pero no  vela por ella aquí mismo.

La naturaleza ha dado lugar a que haya dos sexos responsables de la reproducción de la vida humana. Pero una ideología desquiciada, hija de la disociación que en la filosofía moderna se ha formulado entre la naturaleza y la cultura, pretende desconocer la realidad natural de los sexos masculino y femenino, para imponer un nuevo concepto, el género, supuestamente de orden cultural. Lo que cuenta para ella no es la realidad biológica, sino el imaginario cultural. De ese modo, ya no se habla del orden binario de la sexualidad humana, sino de una enorme multitud de inclinaciones sexuales (hay quienes identifican más de 100), todas ellas merecedoras de respeto en función de la libertad y la igualdad. El ordenamiento moral impuesto por el cristianismo se considera inaceptable y hasta se lo involucra dentro de los supuestos del delito de odio que ha hecho carrera en los códigos penales más recientes. Ese delito se invoca para perseguir las creencias cristianas hoy en día. Vid. Janet L. Folger, The Criminalization of Christianity; The criminalization of Christianity - PDF Free Download (epdf.tips). Y acaba de aducirlo el que nos desgobierna para amenazar a los promotores de una marcha contra sus políticas corruptoras.

Estas ideas perversas presiden en la actualidad los cursos de educación sexual tanto en el sector público como en el privado. Y la depravación reinante ha llegado al extremo de promover entre los niños, dizque para respetar su libertad, el cambio de sexo, sea a través de la cirugía o de medicamentos hormonales. Es algo verdaderamente diabólico,

Pues bien, mediante Resolución 2138 de 2023 el ministerio de Salud y Protección Social, usurpando quizás funciones legislativas del Congreso, ha señalado los lineamientos para imponer la revolución sexual entre nosotros. Su lectura es farragosa, pero estremecedora. Pero nuestra jerarquía eclesiástica, que sigue los lineamientos de la Iglesia claudicante que ha reemplazado a la militante de años atrás, no ha dicho ni mu sobre tamaño estropicio.

domingo, 13 de octubre de 2024

Valores y Política

David Easton propuso para el análisis de la política la aplicación de la teoría de sistemas. El núcleo de su proyecto radica en la idea de que las acciones políticas se proponen la adjudicación autoritaria de valores en la vida social (vid. (99+) David Easton - Categorías para el análisis sistémico de la política 1 | Ricardo Pérez Restrepo - Academia.edu).

Toda acción humana se propone la obtención de fines que se consideran valiosos. La acción política en particular busca imponerlos por la vía de la autoridad, en la medida que se los considere necesarios para la sociedad.

Por consiguiente, la racionalidad de la política hay que considerarla a partir de los fines que se propone y de los medios que se consideren adecuados para obtenerlos. De aquéllos se plantea que sean valiosos; de los segundos, que sean eficaces y, sobre todo, eficientes, vale decir, aptos para obtener los mejores resultados con el mínimo esfuerzo.

Estas dos dimensiones, la de los fines y la de los medios, abren amplísimos terrenos de discusión ante todo para el pensamiento político, pero con fuertes repercusiones en el ámbito moral y, desde luego, en el filosófico.

Hoy suele considerarse que a la filosofía, que ha sufrido el embate invasor de la ciencia, le queda por lo menos la tarea de escudriñar el mundo de los valores, que parece ser refractario al empeño científico.

Uno de esos valores es la justicia, a cuyo alrededor giran el mundo del derecho y, a no dudarlo, el de la política. Ésta, bien concebida, se propone en efecto la realización de un orden justo en la sociedad. Lo que se trata de imponer autoritariamente es porque se considera que en últimas traduce los requerimientos de la justicia.

Como lo he señalado en otra oportunidad, toda norma moral parte de alguna noción del bien, toda norma de trato social considera alguna noción de lo decente y toda norma jurídica invoca algún principio de justicia. Como bien lo sostenía el profesor Burdeau, son las ideas de justicia las que promueven los cambios constitucionales. De hecho, toda revolución se inspira en alguna idea de lo justo (vid. Derecho constitucional e instituciones políticas de Georges Burdeau (Libro electrónico) Leer gratis durante 30 días (everand.com).

La justicia es entonces una categoría formal del sistema político. El examen de la racionalidad de éste implica escudriñar entonces cuál es la idea de lo justo que lo inspira. Pero la inquietud filosófica va más allá: ¿cuán racional es esa idea? Es la cuestión de la justicia material, ardua como la que más. Tanto es así que un pensador del mundo jurídico de la talla de Hans Kelsen se declaró vencido al tratar de resolverla (vid. ¿Qué es la Justicia? (unam.mx)

La axiología es la rama de la filosofía que trata sobre el valor. Las discusiones que éste suscita son intensas: ¿cuál es su naturaleza? ¿es susceptible de consideración racional o es meramente emocional, subjetivo y arbitrario? ¿cuál es su categoría ontológica?

La gran tradición clásica lo ubica en el ser mismo, en el que encontramos lo verdadero, lo bueno y lo bello. Pero esta idea metafísica, que se halla expuesta magistralmente en Platón, es objeto de múltiples negaciones en el pensamiento moderno, que suele considerar que al respecto sólo cabe describir lo que pensamos y sentimos, pero sin que nuestra inteligencia esté capacitada para pronunciarnos sobre sus verdades.

Aun considerando que hay un reino de valores objetivos que es posible identificar a partir de la trascendencia del espíritu humano, es necesario admitir que en la práctica median enormes dificultades, como las siguientes:

-Hay distintos valores, por lo que es indispensable considerar su jerarquía y su compatibilidad. En efecto, la promoción de unos puede conllevar la limitación y hasta el sacrificio de otros.

-Cómo se concreta cada valor, sea en actitudes, conductas, realizaciones u objetos. Pongo dos ejemplos: para nosotros los católicos, el valor supremo de lo sagrado reside en las formas eucarísticas; para los musulmanes, en cambio, ese valor está en la famosa Piedra Negra (vid. Piedra Negra - Wikipedia, la enciclopedia libre).

-Casi nunca es posible la realización absoluta de un valor dado, pues ello implica actuar sobre hechos que ofrecen resistencia para su transformación.

-Muy a menudo la búsqueda de la realización de un valor acarrea reacciones contraproducentes, lo que en la doctrina se conoce como heterotelia.

-En ausencia de una reflexión profunda sobre el significado de unos valores para la vida humana, tanto en la esfera individual como en la de relación y, sobre todo, en lo que atañe a la expansión del espíritu, el tema de los valores suele encuadrarse dentro de lo que consideraba Platón como meras opiniones. Pues bien, ¿qué tan meritorias son éstas? Hay quienes consideran que todas son respetables, como corresponde a las manifestaciones de la individualidad, pero lo "políticamente correcto" exalta unas y censura o reprime otras.

El pensamiento democrático tiende a privilegiar las opiniones de la mayoría, pero la resistencia de las minorías ha conducido a debilitar la fuerza de ella. De hecho, lo "políticamente correcto" no traduce las valoraciones mayoritarias, sino las de unas elites que han capturado los medios de comunicación social y las estructuras burocráticas, a través de los que imponen sus puntos de vista sobre el común de los mortales. 

Dada la dificultad práctica para sostener valores absolutos que ganen la adhesión de todos, hay que garantizar que el debate político sea abierto, que todas las opiniones sean escuchadas y que a las decisiones se llegue después de examinar cuidadosamente las cuestiones de hecho involucradas y los puntos de vista de los interesados. La legitimidad, tanto de origen como de funcionamiento, es crucial para que la decisión política sea viable.

Como bien lo señaló Guglielmo Ferrero en un escrito célebre, la acción política transcurre por buenos cauces cuando goza del apoyo de sus destinatarios y no desafía sus convicciones. Al fin y al cabo, reposa obre actos de fe en la titularidad de los gobernantes para el ejercicio del poder sobre las sociedades (vid.FERRERO Guglielmo - El Poder. Los Genios Invisibles de La Ciudad - Free Download PDF (kupdf.net).

Esto es bueno recordarlo ahora que se trata de imponernos un orden comunista, en contravía de las creencias demoliberales dominantes entre nosotros.

martes, 8 de octubre de 2024

El Ascenso del Hombre

Bajo este título dio a la luz Jacob Bronowski la recopilación de los programas que emitió bajo su dirección la BBC para ilustrar sobre cómo ha avanzado nuestra especie en el conocimiento de la naturaleza y las técnicas para poner a nuestro servicio sus fuerzas. Vid. El_ascenso_del_hombre_-_Jacob_Bronowski.pdf (librosmaravillosos.com)

Es, de veras, un libro maravilloso que ilustra acerca de nuestros progresos en ciencia y tecnología desde la edad prehistórica hasta bien entrado el siglo XX. Son progresos que obran a pasos agigantados, tal como lo acreditan los premios Nobel que se están adjudicando en estos días en diferentes campos.

Estos rutilantes avances han contribuido decisivamente a mejorar nuestra calidad de vida. Pero hay quienes consideran que ponen en peligro su continuidad y alzan sus voces para gritar que la vida puede desaparecer de este planeta debido a las comodidades de que estamos disfrutando. Aspiran a que retrocedamos, no años sino siglos, para volver a etapas de mayor precariedad en nuestras condiciones vitales.

La queja más fuerte se da por las consecuencias para el medio ambiente que se resumen en el tema del cambio climático. Es asunto que desde luego reviste gravedad, pero puede tratárselo juiciosamente si media una buena voluntad política. No es el caso de abordarlo con actitudes fundamentalistas, como las que tratan de imponerse entre nosotros, sino examinando con cuidado cada situación para abordarla por medio de soluciones razonables. Del mismo modo como se descontaminaron el Támesis y el Rin, o se limpió la atmósfera londinense, cabe pensar que es posible actuar eficazmente para contener las amenazas del clima.

La obra de Bronowski es admirable, pero afronta sólo una parte del progreso que hemos logrado desde la época de las cavernas hasta el presente. Pienso en lo que toca con nuestros discutibles avances en organización social, convivencia colectiva y desarrollo de la personalidad humana.

Como profesor de Teoría Constitucional, solía enseñarles a mis discípulos que la Civilización es, desde luego, una etapa muy superior a la de la barbarie primitiva y que su forma política es el Estado, aunque sin llegar a la exageración de Hegel, que decía algo así como que es la mano de Dios sobre la humanidad. Mi punto de vista era bastante más matizado y en buena medida seguía las líneas que trazó Ernst Cassirer en "El Mito del Estado". Vid. Cassirer, Ernst. - El mito del Estado [1968].pdf (archive.org).

Observando lo que sucede hoy en el mundo, tal vez no podríamos mantener esa opinión optimista sobre los avances que entraña la organización estatal contemporánea en favor de la calidad de vida de la humanidad. No cabe duda alguna acerca de que lo que realmente pone en gravísimo riesgo su supervivencia es la locura de los políticos que la gobiernan y, sobre todo, los medios letales que la ciencia y la tecnología ponen a su disposición. La gran amenaza no procede del extractivismo, ni de los hidrocarburos o el carbón, ni de la industrialización, sino del poderío atómico. Una guerra nuclear como la que se avizora a partir de los graves conflictos que estamos presenciando prefigura el Armagedón de que habla hoy nuestro gárrulo mandatario.

¿Hemos avanzado en lo que a la convivencia colectiva atañe? En los tiempos que corren trata de imponerse el multiculturalismo y se pone especial énfasis en la integración de las sociedades, tratando de eliminar exclusiones y discriminaciones que se consideran odiosas. Pero estos son designios que obran en las sociedades occidentales, mas no en las islámicas, las asiáticas o las africanas. E incluso en nuestro mundo supuestamente civilizado los conflictos de toda índole siguen agudizándose y la violencia se mantiene fuera de control. Baste con observar lo que sucede hoy en el Reino Unido, Francia o Suecia.

En el pensamiento sobre la moral se plantea el tema del tránsito del individuo tal como ha salido de manos de la naturaleza (evoco aquí un planteamiento de Bergson) hacia el estadio de la persona, esto es, el sujeto moral de que hablan los seguidores de Kant o el hombre nuevo según San Pablo, ¿Somos más espirituales y por ende mejores hoy que antaño? ¿Peor aún, experimentamos hoy un "descensus ad inferos"?

Ahí les dejo, apreciados lectores, un tema de reflexión.



lunes, 30 de septiembre de 2024

Écrasez l'Infâme!

Esta consigna volteriana contra el cristianismo ha cobrado vuelo a pasos agigantados en los tiempos que corren (Vid. ¡Aplastad al infame!: la consigna de Voltaire para movilizar a sus lectores contra el cristianismo | Cultura | EL PAÍS (elpais.com)

La civilización occidental es hija, a no dudarlo, de la fe cristiana. Pero quienes hoy tienen la mayor influencia sobre ella pretenden erradicarla no sólo del ámbito espiritual, sino de la vida cotidiana misma, y lo hacen sin pararse en pelillos. Como lo han señalado algunos, el propósito no es asegurar la libertad de religión, que es algo muy plausible, sino la libertad de la religión, que consiste no sólo en reducirla a la esfera íntima de las creencias personales, sino desterrarla de ahí mismo.

Es algo que están logrando y que les anunció Nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos al plantear esta pregunta: "Pero, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?" (Lc. 18:8)

Hace poco, en una de sus muy lúcidas homilías, el padre Santiago Martín llamaba la atención sobre cómo un puñado de discípulos, la mayor parte de ellos gente sencilla del pueblo de Israel, fueron conquistando a través de la prédica y el ejemplo lo que hoy conocemos como el mundo clásico, hasta lograr sus sucesores el reconocimento de sus creencias como religión oficial del Imperio Romano. A partir de ahí, fuese desde Roma o desde Bizancio, Alejandría o la propia Jerusalén, difundieron el cristianismo a través de todo el Mediterráneo, las islas británicas y los pueblos germánicos, escandinavos y eslavos. Europa entonces se identificó con la Cristiandad y su expansión por el resto del Orbe estuvo acompañada de su espíritu religioso. 

En "La Formación de la Tradición Jurídica de Occidente", el profesor Harold Berman destaca la muy fuerte influencia del Derecho Canónico y lo que denomina la revolución papal de San Gregorio VII, el pontífice que independizó la Iglesia de los poderes temporales que pretendían avasallarla (vid. Amazon.com : 9789681645618). Nuestra cultura jurídica no puede entenderse si prescindimos de la influencia cristiana en su génesis y su desarrollo. Ya el célebre Lord Acton llegó a poner de presente la importancia del ideario cristiano en el humanismo jurídico que ha difundido nuestra civilización. Para no ir muy lejos, en buena medida esas ideas egregias están en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que proclamó la ONU en 1948 (vid. Catholic.net - Historia y Fundamentos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). 

Este histórico documento comienza declarando que "la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana", en palabras que remiten a los profundos planteamientos del gran pensador católico que fue Jacques Maritain. Su participación en tan significativo texto fue decisiva (vid.Jacques Maritain y la Declaración de Derechos Humanos de la ONU de 1948 (saib.es).

La dignidad intrínseca de la persona humana es, a no dudarlo, una idea religiosa. Puede encontrársela formulada en textos fundamentales de las religiones superiores e incluso en tradiciones de pueblos primitivos, pero en el cristianismo encuentra un muy destacado realce. Basta con evocar este texto del Evangelio que relata el diálogo de Nuestro Señor Jesucristo con Nicodemo: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna." (Jn.3:16). Hay toda una metafísica del amor que nutre el pensamiento cristiano, aunque mal entendida por algunos que la invocan imbuidos de cierto sincretismo. tal como se escuchó en estos días en algún discurso cantinflesco ante la ONU.

Las enseñanzas evangélicas, de las que se pretende hoy privar a toda la humanidad, partiendo de la infancia y la adolescencia, promueven la realización plena de la persona humana en lo individual, lo interpersonal, lo colectivo y, sobre todo, más allá de lo temporal, en lo que concierne a la vida eterna.

El ámbito temporal- recuerdo acá "La Existencia Temporal", de Jean Guitton, (vid. La existencia temporal (Spanish Edition): Guitton, Jean, Martín Barinaga-Rementería, Javier: 9788474901467: Amazon.com: Books)- transcurre entre el momento de la concepción y el de la muerte biológica. Para el cristianismo, ambos momentos son misteriosos y sin duda alguna sagrados. En ellos se pone de manifiesto la voluntad de Dios, nuestro Creador. 

Lo sagrado entraña respeto, veneración, es algo que compromete al ser humano en lo más profundo de su ser, representa el valor supremo (vid.Otto, R. - Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios [ocr] [2001].pdf (archive.org).  Pero el pensamiento contemporáneo ha relativizado todo valor, reduciéndolo a la función utilitaria llamada a satisfacer meramente los apetitos y sobre todo los más terrenales y apremiantes. Frente a los misterios de la concepción y la muerte biológica, que hoy se considera que provienen de la nada y a la misma conducen, se alzan el aborto y la eutanasia. Y si éstos se imponen, ¿cómo negarle espacios al genocidio? Según lo dijo Stalin, "la muerte de una persona es una tragedia; la de un millón, una estadística" (https://www.blogdepsicologia.com/por-que-la-muerte-de-un-millon-es-una-estadistica/#:~:text=Se%20dice%20que%20Joseph%20Stalin%20dijo%20que%20la).

Los derechos humanos, según la tradición judeo-cristiana, arraigan en la naturaleza creada por Dios, que "hombre y mujer los creó a su imagen y semejanza" (Gen. 1:26-28). La ideología dominante hoy aspira a destruir la identidad de los sexos, a negar sus diferencias, a volver, como en ciertas concepciones del pasado, al mito del andrógino original de que trata un texto del Banquete de Platón (vid. El mito del ser andrógino.pdf). Y tras la destrucción de la identidad de los sexos, viene la de la familia, que nuestra Constitución Política declara en su art. 5 que es institución básica de la sociedad, pero sus intérpretes y operadores han desvalorizado sin compasión alguna.

Cité en otro escrito "La Abolición del Hombre", de C.S. Lewis, texto fundamental para entender cómo la negación tanto de la Ley Divina como la Natural fundada en ella, conduce de modo inexorable a la de la dignidad que los textos consideran que es inherente a la persona humana. Como acaba de insinuarlo Milei en su discurso ante la ONU, lo que los burócratas que la controlan va en contravía de los propósitos que motivaron su creación. Así lo denunció Mgr. Schooyans en su libro "La Cara Oculta de la ONU". Vid. La cara oculta de la ONU - Michel Schooyans.pdf (archive.org).

La consecuencia práctica de la consigna volteriana de abatir el cristianismo no es otra que la de abatir a la humanidad.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Excesos institucionales

En su excelente libro "La Verdadera Historia de Colombia", Hernando Gómez Buendía llama la atención sobre dos peculiaridades institucionales muy propias de nuestro país: el presidencialismo y el centralismo excesivos que resultaron de la Constitución de 1886.

Cuando ésta se aprobó, se cuenta que uno de los delegatarios le comentó al señor Caro que habían adoptado una monarquía. Caro, con la sorna que lo caracterizaba, respondió: "Sí, pero desafortunadamente electiva".

La figura presidencial había quedado reducida a su mínima expresión en el estatuto de 1863, en el que los radicales trataron de frenar los ímpetus dictatoriales de Mosquera, que se hacía llamar el Gran General. El presidente en ese entonces era elegido por el voto de los estados soberanos para un período de dos años y lo limitaba severamente el senado, llevando al extremo la fórmula que en los Estados Unidos se conocía como el gobierno congresional, que dio título después a un célebre texto de Woodrow Wilson (vid. El gobierno congresional y la administración pública | Wilson | Revista de Administración Pública (unam.mx).

Nuestro régimen presidencial ha experimentado numerosas y graves vicisitudes a lo largo de los últimos 138 años. En 1991 se intentó reducir su influencia, pero quedaron vestigios de poderes discrecionales, en la práctica incontrolados, que hacen que gravite severamente sobre el espectro político y que en manos de alguien poco confiable y nada respetable podrían acarrear ruinosos daños institucionales.

El señor Caro predicaba la irresponsabilidad presidencial, pero a cambio de la responsabilidad de los ministros, lo que implicaba lo que el profesor Lowenstein en su "Teoría de la Constitución" denominaba un control intraorgánico (vid. (99+) TEORIA DE LA CONSTITUCION - KARL LOEWENSTEIN (1) | rosalyn tullume - Academia.edu). Esa responsabilidad ministerial de hecho ha sido letra muerta, pese a la moción de censura que se instauró en 1991 y no ha dado resultados efectivos.

El juicio, bien sea por responsabilidad política o responsabilidad penal, pasa por el filtro de un cuerpo cerrado y proclive a toda suerte de manipulaciones. A sus integrantes sólo puede controlarlos la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en caso de que incurran en delitos vinculados con el trámite de sus diligencias. Pero es algo bastante remoto.

Si algo fuere menester que se reformara en nuestra Constitución Política es lo atinente a la institución presidencial. Hay muchas iniciativas que podrían adelantarse al respecto, pero falta lo más importante: la decisión política.

El excesivo centralismo es otra lacra de nuestro régimen constitucional. Núñez pensaba que lo importante era combinar la centralización política con la descentralización administrativa. Pero recuerdo que el sabio Ramón de Zubiría me comentaba que en la práctica la consigna de Núñez había derivado en una descentralización política en cabeza de los jefes regionales de los partidos y una rigurosa centralización administrativa fundada en los abultados recursos de que dispone casi que a su antojo el gobierno nacional.

La Constitución de 1991 no logró ponerle coto efectivo a esta tendencia y es por eso que hoy se advierte en varias regiones del país un vigoroso movimiento en favor de una descentralización fiscal que garantice el principio de autonomía que la Constitución ha consagrado para las entidades territoriales. ¿Por qué temerle a que esas legítimas aspiraciones deriven hacia la adopción de un régimen federal o, al menos, a la fórmula de la federalización que en su hora propuso el entonces presidente López Michelsen?

Por desventura, las ideas sobre modificación constitucional que parece albergar el actual inquilino de la Casa de Nariño no se encaminan a mejorar nuestro régimen político, sino más bien a deteriorarlo más de lo que está.

viernes, 13 de septiembre de 2024

La Constitución es norma suprema

Nuestra Constitución introdujo la figura de la ley estatutaria que, según el artículo 152, rige entre otras materias para las concernientes a los derechos y deberes fundamentales de las personas y los procedimientos y recursos para su protección.

Estas leyes requieren para su aprobación mayoría absoluta de los miembros del Congreso, deberán tramitarse dentro de una legislatura y para que entren en vigencia deberán someterse a revisión previa de la Corte Constitucional, tal como lo dispone el artículo 153 id.

Por su importancia, su trámite es más complejo que el de las leyes ordinarias y exige severos acuerdos políticos.

Como el Gobierno actual tiene dificultades para obtener el apoyo de esas mayorías, ha optado por la vía fácil de tramitar por la vía ordinaria proyectos que en rigor tendrían que someterse al régimen de la ley estatutaria, tales como las reformas a la salud y la jubilación. Pero ambas materias atañen a derechos fundamentales y sólo pueden regularse por medio de leyes estatutarias.

Basta con dar lectura a los arts. 48 y 49 de la Constitución para concluir que los derechos ahí contemplados son fundamentales. 

El régimen jubilatorio se inscribe dentro del concepto de la seguridad social. Es de particular interés para el tema el inciso sexto del art. 49 en cita, que a la letra dice.

"El Estado garantizará los derechos, la sostenibilidad financiera del sistema pensional, respetará los derechos adquiridos con arreglo a la ley y asumirá la deuda pensional que de acuerdo a la ley esté a su cargo. Las leyes en materia pensional que se expidan con posterioridad a la vigencia de este Acto Legislativo, deberán asegurar la sostenibilidad financiera de los establecido en ellas".

La Corte Constitucional, que según se dice tiene ya a su cargo más de 100 demandas contra la reforma pensional que se aprobó hace varios meses, tendrá que decir si haberla tramitado como ley ordinaria satisface las exigencias de la Constitución y, en caso de aceptar que el trámite fue correcto, deberá ocuparse por lo menos de dos asuntos cruciales, a saber. a) si lo aprobado asegura su sostenibilidad financiera, pues bien se sabe que en un futuro no lejano está llamado a colapsar; b) lo atinente a los derechos adquiridos por quienes habían optado por contratar con entidades privadas su régimen pensional, pues abruptamente se los obliga a trasladarse así sea parcialmente al régimen de Colpensiones.

Dudo mucho que la reforma pensional pase por el filtro de la Corte Constitucional, lo que dará lugar con toda certeza a una nueva rabieta del que hoy funge como jefe del Estado.

Se habla ahora de un nuevo proyecto de reforma a la salud que, como el que fracasó hace algún tiempo, se aspira a tramitar por la vía de la ley ordinaria, olvidando que ya en 2015 el Congreso había aprobado como ley estatutaria la número 1751 (vid. Diapositiva 1 (aliansalud.com.co). Según el citado artículo 153 de la Constitución Política, esa ley estatutaria de la salud sólo puede modificarse por otra del mismo género y no por una ley ordinaria, como ahora se insiste en hacerlo.

Es verdad que estamos bajo un gobierno que es poco sensible respecto de la normatividad superior de la Constitución, salvo en lo que cree favorecerlo, pero todavía contamos al parecer con una Corte a la que según el artículo 241 id. se le ha confiado la guarda de la supremacía y la integridad del ordenamiento fundamental que nos rige.

En términos que tomo del Evangelio, bien podemos decirles a los magistrados que la integran que son la sal de la tierra (Mt. 5:13-16). Su responsabilidad es apremiante como la que más.