sábado, 25 de junio de 2022

¿Quo Vadis, Petro?

Si Gustavo Petro se aplica a estimular el desarrollo de las fuerzas productivas en aras del crecimiento económico y a desarrollar de modo eficiente políticas sociales sin el lastre de corrupción que viene afectándolas, pensando más en reducir la pobreza que en perseguir a la riqueza, podrá pasar a la historia como un gran gobernante de Colombia.

Pero si da rienda suelta a los delirios del marxismo cultural y el globalismo a los que ideológicamente está afiliado, perseverando en los dislates que poblaron sus arengas como candidato,  los resultados de su gestión serán desastrosos para el país y harán que se lo catalogue como uno de los peores presidentes que hayan ocupado el solio de Bolívar.

A él le toca elegir el camino, a sabiendas de que una cosa es prometer al calor de las aglomeraciones en plazas públicas y otra muy distinta actuar para obtener los resultados que se apetecen. Como bien se sabe, del dicho al hecho hay mucho trecho.

Nadie ignora que Petro se formó en los dogmas marxista-leninistas. Integra las huestes del Socialismo del Siglo XXI, que es un comunismo de nuevo cuño nutrido de componentes ideológicos provenientes de Gramsci, la Escuela de Frankfurt, los deconstruccionistas franceses y el globalismo patrocinado entre otros por Soros. Es decir, una mezcla tóxica.

A los interesados en conocer más a fondo la ideología de la Nueva Izquierda les recomiendo el libro de Nicolás Márquez y Agustín Laje que lleva por título "El Libro Negro de la Nueva Izquierda". Pueden descargarlo gratis pulsando el siguiente enlace: (99+) Kupdf.net el libro negro de la nueva izquierda | Hit Mann - Academia.edu. Lo complementan leyendo "El Inicio de la Nueva Izquierda y de la Escuela de Frankfurt", de Cristian Rodrigo Iturralde (vid. Amazon.com: El inicio de la nueva izquierda y de la Escuela de Frankfurt (Spanish Edition) eBook : Rodrigo Iturralde, Cristian, Laje, Agustín: Tienda Kindle).

La Nueva Izquierda que en ellos se examina promueve una profunda revolución cultural en buena medida animada por la revolución sexual que alentaron sujetos depravados como Wilhelm Reich (vid. (99+) La revolucion sexual Wilhelm Reich | Wilmar Tin - Academia.edu) o Alfred Kinsey (vid. Alfred Kinsey was a pervert and a sex criminal - LifeSite (lifesitenews.com)). 

Un estudio a fondo de la revolución sexual que está minando a Occidente se encuentra en la obra de E. Michael Jones titulada "Libido Dominandi: Sexual Liberation and Political Control" (vid. [PDF] LIBIDO DOMINANDI, Sexual Liberation and .... - E. Michael Jones | WIAC.INFO). También puede consultarse el libro de Gabriele Kubi, "The Global Sexual Revolution: Destruction of freedom in the name of freedom"(vid. (99+) Gabriel Kuby, The Global Sexual Revolution | Antonio Malo - Academia.edu).

Invocando la tesis marxista de la emancipación humana frente a todo condicionamiento incluso de la naturaleza, esta revolución cultural pretende destruir el orden de las buenas costumbres, comenzando por el familiar, que ha sido el cimiento de la civilización tal como la conocemos. Esa tarea disolvente viene aupada por la ONU y, como los legisladoras nacionales suelen mostrarse reticentes para llevarla a cabo, a menudo se la encomienda a los organismos judiciales y ejecutivos tales como los ministerios de salud y de educación. La iniciativa de crear un Ministerio de la Igualdad para que Francia Márquez despliegue sus prospectos de feminismo radical que cuentan con el apoyo de las rabiosas feministas norteamericanas, ilustra sobre el compromiso de Petro con estas muy discutibles ideas. Ya trató de impulsarlas como alcalde de Bogotá y es de esperar que prosiga en esos malignos propósitos como presidente de Colombia.

Recomiendo descargar en Youtube el siguiente video: Estadísticas en YouTube para el video 🔴 ¿Quién es REALMENTE Francia Márquez? 🕵️ 🇨🇴 El MAYOR NEGOCIO de la IZQUIERDA GLOBAL - NoxInfluencer

Hay también en Youtube un video muy inquietante bajo el título de "Lo que nadie dice sobre Gustavo Petro y el futuro de Colombia" (vid. (629) 🔴 Lo que NADIE DICE de GUSTAVO PETRO y el Futuro de Colombia - YouTube). Su tema principal es el compromiso de Petro con el globalismo y específicamente con Soros y los Rockefeller. 

Acerca de lo que significa el globalismo conviene escuchar a Omar Bula Escobar pulsando el siguiente enlace (629) OMAR BULA ESCOBAR- QUE ES EL GLOBALISMO? FEBRERO 02 DE 2022 - YouTube.

Uno de los temas favoritos del movimiento globalista es el cambio climático y no es por mera coincidencia que la prédica de Gustavo Petro esté enfocada precisamente en lo que él denomina la justicia ambiental, que promueve una transición energética que él quiere acelerar reduciendo drásticamente la dependencia del petróleo y el carbón. Sus planteamientos ilustran de modo fehaciente sobre la coyunda que le tienen montada esos poderes transnacionales. Al fin y al cabo, no es improbable que los cuantiosos fondos que demandó su larga campaña presidencial hubieran provenido en buena parte de allí. 

El globalismo promueve no sólo la limitación del crecimiento de la población humana, a la que se sindica del desorden ambiental, sino su reducción. Una de sus tendencias se encuentra reflejada en el pavoroso "Informe Kissinger"(vid. (99+) El Informe Kissinger de 1974 completo | Cristina Franco Cortázar - Academia.edu). Dentro de sus planteamientos básicos  está que hay que controlar el acceso de las poblaciones subdesarrolladas a los recursos que ellas poseen y necesitan las del primer mundo. Ese control puede llevase a cabo de distintos modos que implican la instauración de regímenes de tinte totalitario. Su modelo es el cubano: una población sometida a un régimen de mera subsistencia, que crece al  mínimo, sin acceso  a las comodidades de los países más avanzados, sin libertades públicas garantizadas y oprimida por una elite voraz e implacable. 

El libro de Carl Amery que lleva por título "Auschwitz: ¿comienza el siglo XXI?, Hitler como precursor" ilustra sobre el trasfondo ideológico de estas tendencias que, so pretexto de proteger nuestra casa común, aspiran a empobrecer y reducir el tamaño de la población humana en beneficio de unas oligarquías despiadadas (vid. Auschwitz, comienza el siglo XXI?: Hitler como precursor - Carl Amery - Google Libros).

La luna de miel con el tándem Petro-Márquez debe observarse "cum grano salis". Hay que matizar el ambiente optimista que suscitan unos medios ávidos de mermelada, con una visión más ajustada a las realidades. El nuevo presidente no procede de las filas de la izquierda liberal ni de las de la social-democracia europea. Su matriz ideológica se nutre de distintas variantes que en últimas proceden del pensamiento comunista. Hay que decirlo sin tapujos: no es un izquierdista puro y simple el que ganó las elecciones, sino un comunista mondo y lirondo. Que obre con cautela, será otra cosa.



lunes, 20 de junio de 2022

Alea jacta est

 Hay que aceptar que Gustavo Petro ganó la elección presidencial en buena ley. Si hubo fraude, la compra de dos millones de votos que denunció Ingrid Betancur o se presionó indebidamente a los electores en las zonas cocaleras, carecemos de elementos de juicio para dilucidarlo. En consecuencia, salvo que los escrutinios finales arrojen alguna sorpresa, siguiendo los cánones democráticos Petro tiene derecho de poner en ejecución su programa de gobierno y ejercer sus funciones con la gente que decida. Empero, hay también el derecho de exigirle que actúe de conformidad con el marco institucional y respete los compromisos adquiridos con la comunidad.

Esos compromisos están protocolizados en su programa y sintetizados en el discurso que pronunció al declararse triunfador en el certamen. Puede consultárselo aquí: https://www.youtube.com/watch?v=EaOqfQWeMBM.

Es un discurso aparentemente conciliador en el que reconoce que cerca de la mitad del electorado no lo apoyó y se hace menester un gran acuerdo nacional para preservar la unidad de la sociedad colombiana. Se compromete a no perseguir a nadie, a mantener abiertas las puertas del diálogo con sus contradictores y a gobernar para todos.

Por consiguiente, a diferencia de otros gobiernos izquierdistas de la región, ha asumido un compromiso formal de respetar la diversidad de opiniones y los procedimientos democráticos.

Evidentemente hay un notorio contraste entre el Petro conciliador de los últimos días, que lo acerca al Dr. Jekyll, y el alborotador de todos estos años que lo identifica con Mr. Hyde. Cuál de los dos prevalecerá cuando ejerza el gobierno es una incógnita.

Un asunto de fondo es su declaración en favor del capitalismo, que contrasta con la que ha hecho su coequipera, que dice que hay que acabar con él. El modo como se ha manifestado reproduce el esquema marxista de una evolución que supera el esclavismo y el feudalismo con miras a modernizar el régimen económico y preparar el advenimiento del socialismo como etapa previa a la edificación de la sociedad comunista.

Si dice que quiere fortalecer el capitalismo, de modo implícito reconoce la propiedad privada, la libre empresa y la economía de mercado como factores necesarios para la creación de riqueza y asegurar el bienestar de la colectividad. 

¿Es un discurso mentiroso concebido para tranquilizar a los agentes económicos? No lo sabemos. La experiencia con Petro indica que es un político oportunista y embaucador como pocos. Es probable que los primeros pasos de su gestión se inclinen a cumplir estas promesas, para evitar los trastornos que podría producir su triunfo electoral. Quizás vaya apretando después las clavijas.

Pero hay que mantenerse alertas, porque la izquierda radical que lo rodea seguramente querrá presionarlo para que acelere los cambios que ha prometido a lo largo de su campaña. Como se ha mostrado enemigo de toda la actividad extractiva, de la ganadería, de los cultivos de caña de azúcar, de los empresarios agrícolas, del gran capital, etc., en cualquier momento puede sacar las uñas.

Ya habla de la reforma agraria integral que Santos pactó con las Farc, asunto que amerita un gran debate acerca de sus pormenores. Mejorar el nivel de vida del campesino y darle oportunidades para que se integre eficazmente a la economía general del país es algo que está por fuera de toda discusión. Pero destruir la empresa agropecuaria que garantiza la modernidad del sector es inaceptable.

Una gran incógnita toca con el Congreso. Todo da a entender que tendría que negociar para que sus proyectos se conviertan en leyes. En la campaña dijo que si encontraba oposición de su parte, arrojaría contra él a sus secuaces, vale decir, a la Primera Línea, la Minga y, porqué no, a las bandas armadas que dominan en los territorios cocaleros. No podemos olvidar que Petro es, ni más ni menos, un "putschista" al estilo hitleriano. 

La advertencia que se la ha hecho en el sentido de que se comprometa a respetar la separación de poderes es, pues, muy oportuna. Y lo mismo hay que observar acerca de la libertad de prensa, pues en un trino de hace pocos días anunció que ejercería un severo control sobre Semana, por haber publicado los petro-videos.

Los grandes debates vendrán cuando presente proyectos tributarios que opriman a los generadores de riqueza y, por ende, de empleo, con miras a llevar a cabo las políticas redistributivas del ingreso que ha anunciado. Entonces será Troya.

¿Lo asesorarán con éxito y buen sentido economistas serios como Rudolf Hommes y Alejandro Gaviria? ¿Cederá ante las presiones de extremistas como el senador Iván Cepeda o los de Comunes?

Petro ha hablado de la importancia de la paz, asociándola con el amor. Pero es un tema complejo que exige tener los pies bien puestos sobre la tierra. ¿En qué términos podría concebirse la paz con el ELN o con todo el sector cocalero que controla vastos territorios y una porción enorme de la economía nacional?

La invocación de la justicia social como segundo eje de su proyecto de gobierno es inobjetable en principio. La lucha contra la pobreza, la desigualdad, las inequidades y exclusiones, las necesidades insatisfechas de las comunidades, etc. es urgente para evitar el estallido social que hay quienes creen que está ad portas. Pero el cómo es asunto que se presta a debate que amerita adelantarse alrededor de propuestas específicas. 

Según el discurso en comento, el tercer eje es la justicia ambiental, tema que también ofrece muchos aspectos discutibles, no obstante el consenso que media sobre la necesidad de cuidar de nuestra casa común. Una interesante investigación periodística vincula a Petro con el extremismo globalista de Soros y  compañía (vid. https://www.youtube.com/watch?v=j3PT3ayzP4Y). Esto tiene que ver con la idea de controlar severamente la población desde todo punto de vista para afrontar el problema del cambio climático. Hay un trasfondo totalitario en esa tendencia radical. 

Su compromiso es con el cambio. Hay que esperar que ello sea para mejorar y no para destruir. La prensa y la oposición tienen que estar muy atentas para que no haga locuras.

Ha anunciado que quiere un gran acuerdo nacional. Por consiguiente, hay que empezar a ventilar los temas que podrían ser objeto del mismo. Específicamente, Antioquia debe pensar en los ajustes institucionales que aseguren su autonomía y la protejan de aventuras extremistas.

Alrededor de Petro obran distintas fuerzas políticas, unas moderadas y otras extremistas. Esperemos que las primeras se impongan sobre las segundas. Para ello es necesario que también en la oposición prevalezcan los moderados sobre los extremistas. La conjunción de moderados de parte y parte hará posible que la armonía social permita que el nuevo gobierno transcurra sosegadamente, reduciendo al mínimo la conflictividad.


viernes, 17 de junio de 2022

Un día decisivo

  • El próximo domingo se decidirá la suerte de Colombia. Los resultados de la elección presidencial determinarán si la nuestra continuará siendo una democracia liberal o entrará por el camino de las que ahora con cierto eufemismo suelen llamarse las democracias iliberales, que se acercan al totalitarismo liberticida.
Si triunfare Rodolfo Hernández, como lo deseo, nuestra institucionalidad no se verá afectada por iniciativas delirantes inspiradas en ímpetus revolucionarios. Cosa diferente resultaría de una victoria de Gustavo Petro, que por más que intente ocultar sus verdaderas intenciones no deja de verse, según ha dicho Felipe López Caballero, como "un lobo con piel de lobo".

Por varios conductos obran ante jueces foráneos unas denuncias criminales que lo acusan de haber participado al menos como cómplice en innumerables crímenes atroces cometidos por el M-19, de los que no ha reconocido responsabilidad alguna ni muchísimo menos arrepentimiento. Bien se dice que aparenta ser un guerrillero desmovilizado que abandonó las armas, pero no su ideología radical.

Muchos tememos que tarde o temprano impulsaría cambios a la postre inspirados en el castro-chavismo, destructores del régimen político, económico y social. Cuba y Venezuela figuran hoy dentro de los países más miserables del mundo, y hacia ese bajo nivel nos llevarían probablemente las alocadas iniciativas petristas.

Esas iniciativas no siguen las directrices que antaño motivaron al Partido Liberal, como tampoco las de la social-democracia de cuño europeo. Su matriz se encuentra en el Socialismo del Siglo XXI promovido por Fidel Castro, Lula y Chávez, cuyos resultados han sido catastróficos. 

La democracia, tal como la hemos concebido a lo largo de años, se vería severamente afectada no sólo por las ideas, sino por el talante de Petro. Quienes lo conocen de cerca no vacilan en alertar sobre sus actitudes despóticas y arbitrarias que lo muestran inclinado a la autocracia. 

En rigor, su concepción de la democracia, a la luz de lo que exhiben sus intervenciones públicas, puede calificarse como tumultuaria. Lo suyo no es la democracia fundada en individuos racionales y debidamente informados que deciden después de sopesar las diferentes alternativas que se les presenten, sino la de las masas vociferantes dominadas por emociones y proclives a la imposición por la vía de la fuerza bruta bajo la conducción de un líder mesiánico. Es lo que vimos en los desórdenes que promovió hace dos años. Bajo un gobierno verdaderamente celoso del imperio de la autoridad, Petro y sus secuaces hace rato estarían procesados y castigados por tamaños desmanes.

No conocemos todavía la composición del congreso que elegimos en mayo. Es probable que el petrismo no tenga ahí la mayoría. Eso para él sería un detalle sin importancia, pues sabe que los congresos se compran. Y a los remisos los presionaría por todos los medios a su alcance. Lo mismo sucedería con la prensa. Ya ha amenazado con lanzar a las muchedumbres contra quienes no se hinquen 
ante sus designios.

Las advertencias sobre los riesgos que bajo un gobierno suyo correrían nuestra democracia y nuestras libertades están sólidamente fundadas. El mayor peligro se cierne sobre el régimen económico fundado en la propiedad privada, en las iniciativas de los emprendedores, en la libre contratación y en el mercado. Su antipatía respecto de la libertad económica es patente. Siguiendo un dogma postulado por ciertos antecesores suyos en el liderazgo izquierdista, piensa que ella es radicalmente incompatible con una sociedad igualitaria. Y su idea de la igualdad es la nivelación por lo bajo. Circula en efecto,  videos en que sostiene que el ideal es que la producción se limite a lo estrictamente necesario y que a los pobres hay que mantenerlos en el nivel de la mera subsistencia, pues cuando mejoran ostensiblemente sus niveles de vida se vuelven inmanejables y se inclinan hacia la derecha.

Es una doctrina que ha hecho carrera incluso en ciertas tendencias de la izquierda católica, que consideran que el anticonsumismo de los regímenes comunistas es más acorde con el ideal de la pobreza evangélica que la libertad de elección del consumidor que promueve la economía de mercado.

No se sabe a ciencia cierta cuál es la orientación de Petro respecto de las cuestiones últimas de la existencia. En algún momento se ha declarado lector de Foucault, lo que no acredita su buen juicio intelectual, pero su oportunismo lo ha llevado a declarar en una página oficial que la religión que profesa es la de la teología de la liberación. Vale decir: marxismo revestido del ropaje de cierta versión extremista y distorsionada del Evangelio.

Nadie le ha pedido explicación por ese disparatado discurso en que declaró que lo suyo entraña un pacto con Satanás o, si se quiere, con el Jesús amigo de los pobres. Su mente es más que confusa, perversa.

Como dice el editorial de El Colombiano de hoy, el voto es libre y debe emitirse en conciencia. El que decida votar por Petro, que se atenga a consecuencias que repercutirán sobre todos nosotros.




lunes, 13 de junio de 2022

Petro: sombras, nada más

Todo lo que rodea a Gustavo Petro es sombrío. Nada diáfano se observa en torno suyo. Es un personaje brumoso que se esfuerza en ocultar su verdadera identidad. Cuando algo aflora de ella, corre a tender algún velo que impida apreciarla en sus exactas dimensiones.

¿Nació el 19 de abril de 1960 en Ciénaga de Oro o en la misma fecha, pero en Zipaquirá? Hay un registro civil que acredita lo último, y así consta en su cédula de ciudadanía. Su padre dice que el nacimiento ocurrió en Ciénaga de Oro, donde lo bautizaron, pero como carecía de registro civil o era muy dispendioso obtener el certificado en dicha localidad, cuando hubo que matricularlo en la escuela su madre lo registró en Zipaquirá como nacido ahí mismo. Siendo ello así, incurrió en el delito de falsedad en documento público.

En alguna publicación se afirma que fue el propio Petro quien diligenció ese registro civil falso con el propósito de quitarse dos años y eludir sindicaciones relacionadas con el asesinato de José Raquel Mercado, de las que se ha defendido alegando que en ese entonces sólo contaba con 15 años de edad y no había ingresado aún al M-19, lo que hizo a sus 17 años. No obstante ello, el pastor Miguel Arrázola lo sindica públicamente de haber amenazado, torturado y dado muerte al líder sindical. Es un asunto tenebroso que podría dilucidarse con la fe de bautismo, que no es fácil de falsificar.

Sobre su estancia en el M-19 el propio Petro dice que no utilizó armas ni mató a nadie. Lo presentan como un simple gestor político que no hizo parte de sus cuadros dirigentes. Pero hay testimonios que lo presentan como recaudador de extorsiones, receptor del pago de secuestros, carcelero y responsable de la actividad del grupo subversivo en Cundinamarca, Santander y Tolima. Un periodista tolimense lo acusa de haberlo amenazado de muerte apuntándole con un arma de fuego en su garganta si declaraba en contra de su entonces compañera sentimental. El periodista reconoce que cedió ante ello e incurrió en perjurio para salvar su vida.

Petro no participó en la toma del Palacio de Justicia dado que estaba preso porque lo hallaron custodiando un arsenal del M-19 que escondía en Zipaquirá. Fue condenado por la justicia penal militar por el delito de posesión de armas de uso privativo de la fuerza pública. Él reconoce que purgó la pena y cuando salió de la cárcel volvió a la clandestinidad. Como responsable del M-19 en Santander adoptó el remoquete de Andrés, en homenaje a Andrés Amarales, quien comandó la toma del Palacio de Justicia. En honor suyo les puso los nombres de Andrés y Andrea a dos hijos que tuvo con su pareja que también era guerrillera del M-19.

Que la posición de Petro no era secundaria dentro de esa organización subversiva lo prueba la actuación judicial que involucró a sus dirigentes, incluyéndolo a él, como responsables del Holocausto, lo que dio lugar a que a las volandas se aprobara una ley que autorizaba el indulto y una singular modalidad de amnistía en favor de los mismos. Media, sin embargo, un certificado del Ministerio de Justicia que dice que Petro no figura como amnistiado ni como indultado.

Cuando alguien intentó impedir que fuera elegido popularmente por pesar sobre él la circunstancia de haber sido condenado judicialmente por un delito, lo  salvaron unas argucias jurídicas, pero sobre todo 
el hecho de que el expediente de la condena había desaparecido misteriosamente. Ello pudo configurar otro delito de falsedad en documento público, pero a nadie se le ocurrió investigarlo.

Petro se molesta cuando le preguntan sobre sus antecedentes como guerrillero del M-19. Se defiende diciendo que hacía parte de un grupo de jóvenes que incurrieron el delito de rebelión contra un régimen injusto y opresivo. Cree que la conexidad con ese delito ampara todos los crímenes que se cometieron por ese movimiento. Es asunto que ahora está bajo el conocimiento de jueces de otros países, según denuncias que se han dado a conocer recientemente. Según su criterio, la rebelión justifica los crímenes más atroces. Nunca ha mostrado arrepentimiento por ello.

Su gestión como alcalde de Bogotá ha suscitado mil cuestionamientos. Salió con alto índice de desfavorabilidad por los múltiples errores que dieron cuenta de sus pésimas condiciones como administrador público, así como su tendencia al despotismo y la arbitrariedad. Nicolás Gómez Arenas y Felipe Rodríguez Marroquín publicaron un detallado estudio sobre la corrupción de la "Bogotá Humana" al que no se ha dado respuesta que lo desvirtúe. Puede descargárselo en el siguiente enlace: Petro_16,5x23,0.indd (salvacionnacional.co). Samuel Hoyos acusa a Petro de haber otorgado como alcalde más de 500.000 contratos a dedo. Dijo haber adjuntado a un proceso judicial más de 70 folios con pruebas sobre corrupción acreditadas con sanciones por parte de la Contraloría y la justicia penal a funcionarios suyos (vid. Corrupción en alcaldía Petro: hay pruebas | El Nuevo Siglo). Un caso particularmente oscuro es el que registra el video en que aparece Petro guardando unos fajos de billetes en unas bolsas, asunto sobre el que dio explicaciones nada satisfactorias y que la justicia de modo extraño se negó a investigar a fondo. Después se ha sabido que el video lo filmó Juan Carlos Montes, colaborador de Petro en la Alcaldía que anda prófugo en Suiza . Vid. Petrovideo: habla Juan Carlos Montes y explica por qué grabó a escondidas a Petro (msn.com).

Petro y su pareja de ese entonces atendieron a Hugo Chávez cuando en los años noventa del siglo pasado vino a Colombia después de haber sido indultado por el presidente Caldera. Bajo el gobierno de Chávez figuró como asesor económico. Hay un video en el que afirma que Chávez estaba poniendo en práctica con su movimiento bolivariano la concepción democrática del M-19. Su identificación con el régimen venezolano ha sido un hecho notorio, pero en los últimos tiempos la ha sesgado porque sabe que con ella pierde votos. Eso le ha valido una severa reprimenda de parte de Diosdado Cabello, quien lo acusa de haberles mendigado ayuda económica. Es asunto que está pendiente de dilucidarse por medio de las declaraciones que se esperan de Alex Saab. Qué duda cabe de que la integración de Piedad Córdoba a su lista de senado representa un guiño al gobierno de Maduro, del que ella es cabal exponente.

Petro anuncia que hará cambios sustanciales en todos los escenarios de la vida colombiana y que esa empresa le llevaría muchos años. Pero cuando le advierten que ello quiere decir que pretenderá atornillarse en el poder lo niega, como niega que su proyecto económico involucre expropiaciones, las que disimula bajo el concepto equívoco de democratización de la propiedad y su idea de establecer impuestos opresivos sobre los detentadores de riquezas.

Se indispuso con Patricia Janiot cuando ésta le recordó su pasado guerrillero. Como ciertas damas ofendidas, manifestó que es un senador respetuoso de la institucionalidad, esto es, que salió a "vivir juicioso". Pero sus actuaciones bajo el gobierno actual muestran lo contrario. En vez de aceptar que Duque le ganó en franca lid la elección presidencial, se negó a reconocer su triunfo y se ha dedicado a entorpecer su gobierno. Parecido a Hitler, es un "putschista" que cuenta con la tal "Minga" y la "Primera Línea" para subvertir el orden  público. En algún trino manifestó que los bloqueos, que son claramente delictuosos, debían mantenerse.

Sus ansias de poder son desaforadas. El desarrollo de la actual campaña presidencial lo  muestra como un personaje que desafía todos los límites legales y éticos que razonablemente pesan sobre la actividad política. Como ha dicho su rival Rodolfo Hernández, se ha rodeado de "lo peor de lo peor". Lo que lo acompaña es peor que una sentina, nada menos que una  banda criminal. 

Vicky Dávila lo llamó hampón en su cara. No le faltaban razones para ello. Ahora la pregunta es: ¿Se halla Ud. dispuesto, apreciado lector, a contribuir con su voto, así fuere en blanco, o con su abstención, a que un personaje tan siniestro gobierne a Colombia?

lunes, 6 de junio de 2022

La piara endemoniada

El Evangelio nos ofrece pasajes desconcertantes, difíciles de entender. Uno de ellos es lo que relata Mt.8:29-32 sobre el poseso que habitaba en un cementerio y del que Nuestro Señor expulsó una legión de demonios que le pidieron que los dejara ir a un hato de cerdos que luego se arrojaron al mar por un despeñadero.

Este episodio viene a la memoria cuando se observa la adhesión de ciertos personajes significativos de la vida nacional a la candidatura presidencial de Gustavo Petro. Alguno de ellos la ha justificado diciendo con un candor digno de mejor causa que lo hace movido por sus ideas liberales, cuando Petro significa precisamente todo lo contrario a ellas.

Son ilusos que creen que si alcanza la presidencia se va a comportar dignamente, respetando la institucionalidad del Estado de Derecho y aplicándose exclusivamente a introducir cambios encaminados a mejorar las condiciones de vida de las capas más necesitadas de la población.

Parece que no le hayan hecho seguimiento a la trayectoria del candidato y a lo que muchas veces ha manifestado en sus intervenciones públicas. 

No se han preguntado, por ejemplo, por lo que significa lo que exclamó hace poco en Santa Marta acerca de que lo suyo entraña un pacto con Satanás o el signo demoníaco que hizo con la mano en otra oportunidad. Tampoco se detienen en lo que reiteradamente ha dicho sobre su intención de promover una asamblea constituyente que siente las bases de cambios que considera que no podrían instaurarse dentro de los estrechos límites de un período de cuatro años, pues necesitarían quizás unos 12 años por lo menos.

¿Cuál es el modelo de sociedad que aspira a configurar entre nosotros? 

Dadas sus relaciones con el Socialismo del Siglo XXI, no cabe duda de que lo que tiene en mente es el modelo cubano, cuyo fracaso es ostensible.

Petro, como aconductado agente demoníaco, es digno discípulo del Príncipe de la Mentira. Miente sin recato alguno, tergiversa todo lo que puede, elabora a troche y moche narrativas falaces, se acomoda con vertiginosa facilidad a los cambios que se producen en las circunstancias, pensando siempre en pulsar las fibras de la insatisfacción que reina en el ánimo de muchos de nuestros compatriotas. No tiene empacho para ofrecer el oro y el moro a los menesterosos que claman porque se alivien sus apremiantes necesidades.

Los economistas serios han mostrado no sólo lo irrealizable, sino lo desastroso de sus propuestas. Pero algunos de ellos, poco gustosos de un posible triunfo de Rodolfo Hernández, han resuelto descender del sitial de sus cátedras de sabiondos para sumarse a los corifeos de las peligrosas ofertas petristas.

¿Cómo los ha seducido? ¿Qué promesas burocráticas les ha hecho? 

Como la piara del relato evangélico, unos demonios han penetrado en ellos para llevarlos al precipicio. Desafortunadamente, todos nosotros nos veríamos arrastrados a lo mismo si Petro ganara la próxima elección presidencial. No seríamos espectadores, sino víctimas de tamañas calamidades.

Llama la atención que un extravagante faro moral que alumbra con luz trasera intente guiarnos por ese camino que sólo nos ofrece desgracias. 

Así de mal estamos.

viernes, 3 de junio de 2022

Hay que elegir, nada de voto en blanco

Recuerdo que en 1974, cuando se enfrentaron para aspirar a la presidencia Alfonso López Michelsen, Álvaro Gómez Hurtado y María Eugenia Rojas,  después de hacer una presentación ante la Junta de Dirección General de la Andi, en la que yo actuaba como secretario, el primero de ellos me comentó cuando lo acompañé hasta el ascensor que la confrontación, sobre todo entre él y Gómez Hurtado, era algo así como la competencia entre la Coca-Cola y la Pepsi-Cola.

No podemos decir lo mismo acerca del debate electoral que hoy opone a Rodolfo Hernández y Gustavo Petro.

Aunque uno y otro prometen introducir cambios sustanciales en el régimen colombiano, no hay entre ellos el acuerdo sobre lo fundamental que es indispensable para adelantarlos armónicamente, pues sus visiones sobre la sociedad y cómo mejorarla difieren de modo ostensible. Pueden estar de acuerdo sobre ciertos datos, como las dimensiones de la pobreza que afecta a millones de nuestros compatriotas, pero a partir de ahí las soluciones que ofrecen se orientan por caminos muy distintos.

Hay quienes piensan, no sin algunas razones de peso, que la contienda se da entre dos populismos, si bien esta categoría politológica no es del todo clara. 

Sea de ello lo que fuere y aceptando en gracia de discusión que esas apreciaciones son acertadas, conviene detenerse en el fondo de cada una de estas tendencias para evaluarlas y decidir con sensatez acerca de cada una de ellas.

Yo tengo claridad sobre lo que ofrece Petro, no obstante la telaraña de mentiras e imposturas que rodea su discurso. 

No es verdad que su proyecto se enlace con la Revolución en Marcha que promovió López Pumarejo entre 1934 y 1938, a la que Eduardo Santos le impuso una pausa entre 1938 y 1942. La izquierda liberal que por esas calendas adelantó los cambios que quedaron impresos en la Reforma Constitucional de 1936 podía inscribirse dentro de la Social Democracia, que era objeto de ásperos reproches de parte de los comunistas. Lenin llamaba "social-traidores" a sus partidarios. Echandía, Gaitán y otros ideólogos de esa izquierda liberal estaban más cerca del socialismo francés o el laborismo británico que de los bolcheviques. Su ideario liberal los alejaba de estos últimos.

Petro es comunista, aunque trate de ocultarlo. Sus antecedentes así lo acreditan sin lugar a discusión. Se hizo revolucionario desde la adolescencia, cuando militó en el M-19. Este funesto movimiento se desmovilizó y convino la paz bajo los gobiernos de Barco y de Gaviria. Muchos de sus activistas evolucionaron hacia posturas más moderadas y de hecho se adaptaron a nuestro régimen, que no es ajeno a cierta tendencia izquierdizante. Pero no es el caso de Petro, que, como ha dicho Fico, pudo haber abandonado las armas, pero no desmovilizó su espíritu. Cuando le reprochan su pasado guerrillero monta en cólera y se exalta justificando la rebeldía juvenil. No más ahora, cuando le acaban de preguntar por lo que haría en caso de perder la elección presidencial, respondió que retornaría a su juventud.

Petro es figura descollante dentro del Socialismo del Siglo XXI. La distancia que parece mostrar respecto del régimen venezolano es para no perder votos. Pero sus nexos con el régimen cubano, que es el gran motor de ese movimiento continental, son nítidos. No es posible dudar de que el ideal de sociedad que lo anima no es otro que el que se ha impuesto en Cuba. Los que lo siguen, de modo consciente o inconsciente, quieren instaurar en Colombia un régimen calcado del de la Isla Prisión. Si gana la presidencia, tarde o temprano dará los pasos para poner en obra tan perverso proyecto.

El que vote el 19 de este mes por Petro tiene que saber que lo hace para seguir los pasos de Venezuela, Nicaragua, Chile o Perú, todos ellos manipulados por la dictadura cubana. Quizás Petro sea apenas una ficha que moverán acá Cepeda, que creo que sería la eminencia gris de su régimen, así como los Comunes y, algo más allá, el ELN. El que quiera formarse una idea de cómo es un estalinista de pura cepa, fíjese en aquél. Es tenebroso a más no poder.

"Guardaos de los falsos profetas", a quienes "por sus frutos los conoceréis", dice con su proverbial sabiduría el Evangelio. Petro es uno de ellos. No en vano ha perorado en una plaza pública que lo suyo entraña un "pacto con Satanás". Para cumplir lo que promete hará de Colombia un infierno.

La propuesta de Rodolfo Hernández es muy diferente. Lo que ofrece es un Estado austero, libre de corrupción, que actúe de modo eficaz y eficiente para resolver los más apremiantes problemas de nuestras comunidades. No entraña amenaza alguna para la democracia que tenemos ni para las libertades que consagra la Constitución. Desde luego que su programa suscitará conflictos, sobre todo con la clase política y sus paniaguados, pero el éxito que obtenga redundará en bien de todos, especialmente los más necesitados. 

Como escribí hace unos días, que cada elector pese y compare lo que entrañan los respectivos programas de Petro y de Hernández. Su voto es, ahora sí, decisivo para la suerte de Colombia. No equivale a elegir entre dos bebidas gaseosas, sino entre un tósigo (Petro) y un tónico (Hernández).