jueves, 31 de enero de 2019

Al compás de la mentira

Alias Jesús Santrich se definió hace poco como revolucionario y gestor de paz, sin percatarse de que esas dos condiciones son incompatibles entre sí. O es lo uno o es lo otro, pero no puede ser las dos cosas a la vez.

En efecto, el revolucionario corresponde a un tipo psicológico peculiar. De hecho, es un psicópata que tiene una visión alterada de la realidad social que lo circunda, de su papel en la vida de relación y de los ideales comunitarios.

El revolucionario es un desadaptado que rechaza radicalmente la ordenación del medio en que vive. Le parece del todo injusto y tiene una imagen irreal de lo que debería ser. Vive en función de utopías irrealizables que niegan la realidad de la naturaleza humana, la cual aspira a ajustar a sus delirios. Y piensa que todos los medios, así sean crueles y despiadados, son lícitos para imponer sus designios.

En Netflix presentan una serie rusa sobre León Trotsky que lo pinta de cuerpo entero. Es un personaje que creyéndose un dios termina convertido en un demonio. Modelo perfecto de los capos de las Farc y el Eln, en quienes ha desaparecido todo vestigio de conciencia moral. Para ellos es lícito todo lo que promueva el triunfo de sus propósitos.

Hace un tiempo divulgué el "Catecismo de un Revolucionario", de un activista ruso del siglo XIX, Sergei Nechaev, que le sirvió de modelo a Dostoievsky para uno de los  personajes de  "Los Poseídos" o "Los Demonios",   Verkhovensky.(Vid. https://ens9004-mza.infd.edu.ar/sitio/literatura-latinoamericana/upload/0014_-_DOSTOYEVSKI_F._-_Los_demonios.pdf)

Ese atroz documento, que pinta de cuerpo entero el alma revolucionaria,  puede leerse pulsando el siguiente enlace: https://bibliotecanacionandaluzasevilla.files.wordpress.com/2008/10/catecismo-de-un-revolucionario.pdf

Lo que se conoce de fuentes fidedignas acerca de la interioridad de los movimientos subversivos colombianos corrobora la imagen que del revolucionario deja la lectura de ese Catecismo: el ambiente que crean en torno suyo es definitivamente infernal; sus actitudes y ejecutorias son demoníacas.

La paz, de cualquier modo como se la conciba, no está con ellos y mal puede considerárselos como gestores de paz. Esta categorización es una auténtica piel de oveja con que pretenden disimular su verdadera naturaleza de lobos feroces.

El gestor de paz, para serlo de veras, tiene que haberla edificado en su interior. Solo a partir de ahí puede proyectarla hacia el prójimo en particular  y las comunidades en general. Y esa edificación se logra a partir del examen de conciencia y la disciplina personal que controla los bajos impulsos y libera la energía espiritual. En síntesis, es obra de la acción vivificante del espíritu.

¿Podemos advertir asomos de espiritualidad en Santrich, Márquez, Timochenko, Losada, Catatumbo, la Sandino o cualquiera otro de esos personajes que la farsa del NAF ha dotado de increíbles privilegios, comenzando por el de la impunidad que les garantiza la JEP?

El NAF ha desatado unas funestas entidades infernales. Por eso, el ambiente que hoy se respira en Colombia no es de sosiego, sino de penosa incertidumbre. Su fundamento es la mentira que desorienta y esclaviza. No hay en ese acuerdo verdad, justicia ni reparación para las víctimas. Muchísimo menos, garantía de no repetición de las atrocidades que han producido espanto en el alma colombiana.

Las declaraciones que dio Herbin Hoyos en esta semana para "La Hora de la Verdad" avalan el escepticismo sobre la paz de Santos, que ignoró sus condicionamientos morales y cada vez se advierte con mayor claridad que fue un proceso de claudicación ante el terrorismo, lo que ahora pretenden repetir los que abogan por las negociaciones con los feroces criminales del Eln (Vid. https://www.youtube.com/watch?v=AHGbS0JPr-k).


lunes, 21 de enero de 2019

No es posible la paz sin el juego limpio

Al anunciar la formación de su partido político, las Farc dejaron constancia de que el mismo sería de inspiración marxista-leninista y no abandonaría su espíritu revolucionario. De hecho, las ventajas que obtuvieron con la firma del NAF se orientaban a fortalecer su presencia activa en el escenario político, en buena medida a través de la garantía de la movilización y la protesta populares, que sus negociadores consideraron indispensables para imponer su peculiar concepción de la democracia, que aquí he llamado tumultuaria.

La precaria votación que obtuvieron en las últimas elecciones frustró por lo pronto su cometido de generalizar el desorden a todo lo largo y ancho del territorio nacional. Sus mentores pensaron equivocadamente que la disolución de sus frentes se compensaría con creces con la agitación popular que podrían promover valiéndose de las prerrogativas que les otorgó el NAF, y no lo lograron

Pero de esas estipulaciones garantes del desorden se están valiendo Petro y sus secuaces. Invocando sus ocho millones de votos, desde el mismo día de la segunda vuelta presidencial decidieron que su acción política estaría fundada en la resistencia callejera, más que en el ejercicio normal de las garantías de la oposición democrática.

El esquema Gobierno-Oposición, tal como lo concibe Petro, no es el de los países civilizados, que transcurre básicamente a través de los debates parlamentarios y mediáticos, de las reuniones públicas para dar a conocer los respectivos puntos de vista, de la pedagogía política o de la promoción de iniciativas legales para sostener o entrabar la acción de las autoridades legítimamente constituidas. Su modus operandi es la agitación de las turbas, que fácilmente degenera en violencia y suscita un clima de zozobra. 

Bien se advierte entonces que los llamados de Petro a la paz y sus consignas dizque humanistas son meros subterfugios con los que pretende disimular su vocación revolucionaria. En rigor, Petro es un lobo con piel de oveja. Sigue teniendo alma de guerrillero, amén de otros gravísimos defectos morales e intelectuales. Nadie en sus cabales podría considerarlo como una buena persona merecedora de confianza.

Lo que quiero destacar aquí es que ni las Farc ni el petrismo, y muchísimo menos los psicópatas del Eln, están dispuestos a sujetarse a las reglas de juego de las democracias civilizadas. De ellos no cabe esperar el "fair play" de los ingleses que ha dado lugar a que en otras latitudes obre a cabalidad la idea de los gobiernos alternativos y responsables, en los que se suceden, al vaivén de las circunstancias colectivas, disímiles orientaciones en la gestión de los intereses comunitarios.

El presidente López Michelsen, que admiraba profundamente el régimen británico, se refería a menudo a esa alternación democrática que permite a las disidencias heterodoxas convertirse a través del debate público en ortodoxias políticas, llamadas a su vez a ceder el campo a nuevas directrices si sus ejecutorias, sometidas a la prueba ácida del ensayo y el error, resultan inconvenientes.

El debate público así concebido es entonces de ideas , programas, argumentos en pro o en contra, y no de insultos, consignas altisonantes, amenazas intimidatorias, actos de violencia terrorista o manejos tramposos.

Es verdad que en la política todo es controvertible y nadie tiene enteramente la razón sobre sus distintos aspectos. El dogmatismo conlleva fácilmente el fanatismo, que a su vez genera violencia. Todos los actores tienen algo de razón en sus respectivos puntos de vista y lo pertinente es permitirles que los expongan y sometan a discusión en términos civilizados. El supremo árbitro en estas controversias ha de ser la ciudadanía adecuadamente informada y en uso cabal de su razón.

Todo esto es elemental, pero así no ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela, que son los modelos que quieren imponernos las Farc y el Eln, como también, aunque lo nieguen, los petristas.

La civilización política no solo se salvó sino que se consolidó en Europa occidental gracias al acuerdo de los partidos que toscamente podemos llamar de izquierda y de derecha en torno de unas reglas de juego básicas, lo que Álvaro Gómez Hurtado llamaba el "acuerdo sobre lo fundamental". Y esto último, según el criterio ilustrado de Raymond Aron, es el liberalismo político.

Decía, en efecto ese egregio pensador, que el liberalismo es lo que tienen en común la izquierda no extremista y la derecha no totalitaria. En una palabra, la quintaesencia de la civilización política.

La gran pregunta que hay que hacerse sobre la paz en Colombia versa sobre si es posible edificarla acordándose con tendencias radicalmente antiliberales como las que obran en las Farc, el Eln o el petrismo.

viernes, 18 de enero de 2019

Colombia, hecha trizas

Ante todo hay que condenar severamente la cobarde acción terrorista que se perpetró ayer en Bogotá contra la Escuela de Policía General Santander y manifestar la solidaridad para con sus víctimas y la Policía Nacional (Vid. https://www.pulzo.com/nacion/balance-muertos-atentado-escuela-cadetes-general-santander-PP626432).

Leo en "El Colombiano" de hoy que acá no estamos en presencia de un acto de terrorismo, por cuanto no involucró a la población civil, sino un objetivo militar, contra el que según el DIH es lícito realizar acciones bélicas dentro del marco de un conflicto armado interno (Vid. edición del 18/01/2018 página 3).

Pero, a la luz del artículo 343 del Código Penal es evidente que se trata de una acción terrorista:

"Código Penal
Artículo 343. Terrorismo


"El que provoque o mantenga en estado de zozobra o terror a la población o a un sector de ella, mediante actos que pongan en peligro la vida, la integridad física o la libertad de las personas o las edificaciones o medios de comunicación, transporte, procesamiento o conducción de fluidos o fuerzas motrices, valiéndose de medios capaces de causar estragos, incurrirá en prisión de ciento sesenta (160) a doscientos setenta (270) meses y multa de mil trescientos treinta y tres punto treinta y tres (1.333.33) a quince mil (15.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes, sin perjuicio de la pena que le corresponda por los demás delitos que se ocasionen con esta conducta.

"Si el estado de zozobra o terror es provocado mediante llamada telefónica, cinta magnetofónica, video, casete o escrito anónimo, la pena será de treinta y dos (32) a noventa (90) meses y la multa de ciento treinta y tres punto treinta y tres (133.33) a setecientos cincuenta (750) salarios mínimos legales mensuales vigentes."



Esta norma no excluye de la definición de terrorismo los ataques a la integridad física de personas y a edificaciones militares o policiales, si con los medios empleados se pueden causa estragos y provocar estado de zozobra o terror.

Es claro que la explosión de 80 kilogramos de pentolita en un área urbana es susceptible de causar estragos y provocar estado de zozobra o terror en la población. No es propiamente el estallido de una papeleta o un buscaniguas.

Todo apunta hacia la autoría tanto intelectual como material del ELN, grupo subversivo bien conocido por su tenebrosa crueldad y su feroz ímpetu genocida.

Se advierte sin lugar a mayores hesitaciones que ese grupo no solo pretende presionar al gobierno para que reabra unos supuestos diálogos de paz con sus voceros, sino intimidar a la población para que apoye ese proceso en buena hora suspendido por el presidente Duque ante la negativa del ELN a  liberar a quienes tiene secuestrados y cesar sus acciones delictivas.

Al finalizar el gobierno del presidente Uribe Vélez esa organización terrorista estaba reducida a su mínima expresión. Pero al término del gobierno de Santos se manifestó como uno de los actores más conspicuos del conflicto multifacético que nos legó ese funesto presidente. Muchos creen que su fortalecimiento se debe en buena medida a que supuestos disidentes de las Farc hayan engrosado sus filas y a que el ELN esté intentando copar el vacío que dejó la desmovilización de los frentes de aquellas.

Sea de ello lo que fuere, resulta indudable que Colombia no goza hoy de paz ni está en camino de edificarla. Por el contrario, su condición de narcoestado hace pensar que se avecina un nuevo período de violencia generalizada en la que ahora actúan  los carteles de droga mexicanos y muy probablemente las dictaduras comunistas de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Desafortunadamente, no contamos con una institucionalidad ni con un gobierno que posean los medios adecuados para enfrentar estos desafíos.

Insisto en que entre nosotros ha desaparecido prácticamente el régimen constitucional. Santos protocolizó con la ayuda del Congreso, la Corte Constitucional y otras instancias poder estatal e incluso de la sociedad civil, el imperio de las vías de hecho que, por lo mismo,  son antijurídicas y arbitrarias. Nos rige un remedo de Constitución que en rigor consagra, más que una poliarquía, la monda y lironda dictadura de las altas corporaciones judiciales, con la Corte Constitucional a la cabeza.

El presidente Duque goza de un poder más aparente que real. Vuelvo a citar la célebre frase que en otro contexto pronunció Gabriel Turbay en 1946: Duque se mueve dentro de una "alambrada de garantías hostiles". No tiene congreso a favor, prácticamente se está quedando sin partido de gobierno, la "Gran Prensa" se esmera en deteriorar su menguada imagen, las encuestas le son desfavorables, la oposición promueve la resistencia activa en su contra, las finanzas públicas están descuadradas, la economía exhibe preocupantes síntomas recesivos, un clima de desasosiego cunde a todo lo largo y ancho del territorio nacional. Y, para colmo de males, esa entelequia perniciosa a la que llaman "comunidad internacional" lo intimida para que dé cabal cumplimiento al desastroso NAF.

El aciago atentado de ayer ha dado lugar a que las "fuerzas vivas" de nuestra sociedad reaccionen manifestando su rechazo a esa proditoria acción del ELN, pero quizás ello sea flor de un día, puesto que en todos sus niveles obra algo así como un virus enervante que favorece la acción de las corrientes adversas al sistema político, económico y social vigente. Las instituciones educativas, la prensa, la administración de justicia, las profesiones y la Iglesia misma, están penetradas de un marxismo, así sea edulcorado, que, como lo dijo cierto profesor de ingrata recordación, justifica a los que matan dizque para que otros vivan mejor.

Alberto Lleras se quejaba hace años de la falta de propósito nacional que aquejaba a nuestra sociedad. Ese vacío se muestra más acuciante en el día de hoy. Navegamos al garete.






martes, 1 de enero de 2019

Hacia dónde debe tender el libre desarrollo de la personalidad

En su "Historia de la Moral Occidental", Crane Brinton señala el influjo que en el pensamiento ético de los griegos tuvo la idea de excelencia. A partir de la consideración de lo que debe ser un excelente piloto, un excelente artesano, un excelente militar, un excelente familiar, un excelente ciudadano, un excelente hombre de gobierno, etc., se fue llegando al tema de lo que debe ser un excelente ser humano(Vid. https://ia800804.us.archive.org/5/items/HistoriaDeLaMoralOccidentalCraneBrintonV333/Historia%20de%20la%20moral%20occidental%20-%20Crane%20Brinton%20%28V333%29.pdf).

De ese modo, la ética se concibe como una normatividad atinente a la perfección del hombre.

Es lo mismo que indica el Evangelio: "Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto" (Mt. 5:48).

Esa perfección no es otra cosa que la santidad. El hombre íntegramente realizado es el santo. 

De ahí que grandes filósofos que se han ocupado del estudio de los valores, como Max Scheler, ubiquen los de la santidad en la cúspide de la escala axiológica.(Vid. http://www.mounier.es/cuadernos/Scheler.pdf; http://ise99.blogspot.com/2015/06/clasificacion-de-valores-de-max-scheler.html; http://bdigital.unal.edu.co/24595/1/21784-74607-1-PB.pdf).

Los valores de la santidad apuntan hacia la trascendencia, que entraña la superación de la esfera puramente animal del individuo humano, fijada en sus impulsos y satisfacciones de orden biológico,  hacia la constitución de la persona abierta a la captación y realización de los más altos valores del espíritu. 

Jean Guitton recuerda que la antropología de San Pablo identifica tres dimensiones en la estructura del ser humano: Soma, o su esfera biológica; Pshyché, o la mental; y Pneuma, es decir, el espíritu. 

El naturalismo dominante en las ideologías contemporáneas pone su acento en la primera. Suele considerar que la segunda es apenas un epifenómeno de la vida del cuerpo; y, desde luego, niega la tercera. Otros aceptan que el desarrollo psíquico es tanto o más importante que el corporal, en lo que por supuesto tienen muchísima razón, pero es frecuente que limiten la tarea educativa a la información científica, el cultivo de las aptitudes mentales y el adiestramiento en las habilidades necesarias para realizar los diferentes oficios que demanda la sociedad, dejando de lado el crecimiento espiritual que acerca al hombre a Dios.

Nada hay en la naturaleza humana que pueda identificarse como una realidad espiritual, dicen unos. Si algo subyace al psiquismo consciente, es una fuerza oscura y ciega que lo determina y avasalla, según creen Freud y sus seguidores. Otros observan que lo que la tradición ha considerado como realización espiritual no ofrece un modelo sólido, sino una Nada sartreana que cada ser humano va dotando de sentido al tenor de su libre arbitrio y la idea que se forme de la felicidad, sin que pueda hallársele arraigo alguno en la realidad. Creen, con Calderón de la Barca, "Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son".

Pero es esa esfera ideal, cuya exploración constituye el núcleo de la tarea filosófica de Platón, es lo que en últimas motiva y define al ser humano. Si bien Sartre decía que el hombre se define por lo que hace, esto depende de aquello en que cree, es decir, lo que valora, lo que sueña como Bueno, Bello y Verdadero. Si eliminamos estos ideales en nuestra consideración de la realidad humana, tendremos de ella una imagen recortada, insuficiente, parcial. 

Vuelvo a Guitton:"Existe un lazo necesario entre la perfección absoluta y la existencia".(Vid . pág. 38 http://libroesoterico.com/biblioteca/enigmas_conspiraciones/Guitton%20Jean%20-%20Lo%20Absurdo%20Y%20El%20Misterio.PDF).

Ese impulso hacia lo Alto es lo que, según afirma Ricoeur evocando a Mounier, da origen a la civilización, que es ante todo "una respuesta metafísica a un llamamiento metafísico, una aventura en el orden de lo eterno, propuesta a cada hombre en la soledad de su elección y de su responsabilidad" (Ricoeur, Historia y Verdad, Ediciones Encuentro, 1990, pág. 123).Y ese vínculo necesario entre la perfección absoluta y la existencia es lo que hace exclamar a León Bloy: "Sólo hay una tristeza, y es la de no ser santos"(http://www.hjg.com.ar/txt/bloy/frag_1.html).

Mounier observa que el camino hacia la trascendencia se abre a cada hombre "en la soledad de su elección y su responsabilidad". Se lo recorre a partir del esfuerzo personal, es empresa de su libertad. Nadie nos puede obligar a acometer la búsqueda de la perfección. El desarrollo de la personalidad es necesariamente libre. Más aún, constituye una empresa heroica, una verdadera aventura erizada de dificultades.

Pero hay factores externos que la facilitan y la estimulan o, por el contrario, la enervan

El primero de ellos es el medio social, en el que debe reinar una moralidad mínima que a través del ejemplo y las buenas enseñanzas promueva la búsqueda de la excelencia personal. 

Desafortunadamente, en los tiempos que corren lo que se exalta son las malas costumbres y se denigran las buenas. Con toda razón afirma E. Michael Jones que hoy hemos olvidado la diferencia entre el bien y el mal, y que la tolerancia respecto del mal redunda en intolerancia frente al bien (Vid. https://archive.org/details/LibidoDominandiSexualLiberationPoliticalControlE.MichaelJones2000).

Desde el Derecho Romano y a todo lo largo de la historia del Derecho Occidental la noción de buenas costumbres ha jugado un papel de mucha significación en el universo de la normatividad jurídica. Pero una Corte Constitucional perversamente amoral como la nuestra ha pretendido demeritarla, como cuando declaró inexequible el numeral 9 del artículo 35 del Código Disciplinario Único que les prohibía a los funcionarios públicos realizar en los lugares de trabajo actos atentatorios de la moral y las buenas costumbres, dizque por tratarse de conceptos indeterminados.(Vid. Sent. 350 de 2009 http://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=39443).

Last but not least, el segundo factor a considerar es precisamente el llamado de lo Alto, la acción de la gracia, sin la cual no le es posible al hombre trascender hacia las más elevadas esferas espirituales. 

Pero esta es una cuestión fuertemente disputada, sobre todo en el mundo actual. Muchos creen que basta el esfuerzo personal guiado por la razón para mejorar al ser humano en el orden moral. Hablan de una espiritualidad sin religión y sin Dios, lo que en términos teológicos se llama irenismo.(Vid. https://dominusestblog.wordpress.com/2017/08/18/la-herejia-del-irenismo-la-falsa-paz-y-el-falso-ecumenismo/).

Con todo respeto, la experiencia personal me enseña que no debo irme con ese manto a misa. Sé bien que solo por la gracia de Dios no me he hundido en los peores abismos de perdición. Afirmo por ello, con Evelyn Waugh, que "soy católico para no ser peor".