lunes, 30 de septiembre de 2024

Écrasez l'Infâme!

Esta consigna volteriana contra el cristianismo ha cobrado vuelo a pasos agigantados en los tiempos que corren (Vid. ¡Aplastad al infame!: la consigna de Voltaire para movilizar a sus lectores contra el cristianismo | Cultura | EL PAÍS (elpais.com)

La civilización occidental es hija, a no dudarlo, de la fe cristiana. Pero quienes hoy tienen la mayor influencia sobre ella pretenden erradicarla no sólo del ámbito espiritual, sino de la vida cotidiana misma, y lo hacen sin pararse en pelillos. Como lo han señalado algunos, el propósito no es asegurar la libertad de religión, que es algo muy plausible, sino la libertad de la religión, que consiste no sólo en reducirla a la esfera íntima de las creencias personales, sino desterrarla de ahí mismo.

Es algo que están logrando y que les anunció Nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos al plantear esta pregunta: "Pero, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?" (Lc. 18:8)

Hace poco, en una de sus muy lúcidas homilías, el padre Santiago Martín llamaba la atención sobre cómo un puñado de discípulos, la mayor parte de ellos gente sencilla del pueblo de Israel, fueron conquistando a través de la prédica y el ejemplo lo que hoy conocemos como el mundo clásico, hasta lograr sus sucesores el reconocimento de sus creencias como religión oficial del Imperio Romano. A partir de ahí, fuese desde Roma o desde Bizancio, Alejandría o la propia Jerusalén, difundieron el cristianismo a través de todo el Mediterráneo, las islas británicas y los pueblos germánicos, escandinavos y eslavos. Europa entonces se identificó con la Cristiandad y su expansión por el resto del Orbe estuvo acompañada de su espíritu religioso. 

En "La Formación de la Tradición Jurídica de Occidente", el profesor Harold Berman destaca la muy fuerte influencia del Derecho Canónico y lo que denomina la revolución papal de San Gregorio VII, el pontífice que independizó la Iglesia de los poderes temporales que pretendían avasallarla (vid. Amazon.com : 9789681645618). Nuestra cultura jurídica no puede entenderse si prescindimos de la influencia cristiana en su génesis y su desarrollo. Ya el célebre Lord Acton llegó a poner de presente la importancia del ideario cristiano en el humanismo jurídico que ha difundido nuestra civilización. Para no ir muy lejos, en buena medida esas ideas egregias están en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que proclamó la ONU en 1948 (vid. Catholic.net - Historia y Fundamentos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). 

Este histórico documento comienza declarando que "la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana", en palabras que remiten a los profundos planteamientos del gran pensador católico que fue Jacques Maritain. Su participación en tan significativo texto fue decisiva (vid.Jacques Maritain y la Declaración de Derechos Humanos de la ONU de 1948 (saib.es).

La dignidad intrínseca de la persona humana es, a no dudarlo, una idea religiosa. Puede encontrársela formulada en textos fundamentales de las religiones superiores e incluso en tradiciones de pueblos primitivos, pero en el cristianismo encuentra un muy destacado realce. Basta con evocar este texto del Evangelio que relata el diálogo de Nuestro Señor Jesucristo con Nicodemo: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna." (Jn.3:16). Hay toda una metafísica del amor que nutre el pensamiento cristiano, aunque mal entendida por algunos que la invocan imbuidos de cierto sincretismo. tal como se escuchó en estos días en algún discurso cantinflesco ante la ONU.

Las enseñanzas evangélicas, de las que se pretende hoy privar a toda la humanidad, partiendo de la infancia y la adolescencia, promueven la realización plena de la persona humana en lo individual, lo interpersonal, lo colectivo y, sobre todo, más allá de lo temporal, en lo que concierne a la vida eterna.

El ámbito temporal- recuerdo acá "La Existencia Temporal", de Jean Guitton, (vid. La existencia temporal (Spanish Edition): Guitton, Jean, Martín Barinaga-Rementería, Javier: 9788474901467: Amazon.com: Books)- transcurre entre el momento de la concepción y el de la muerte biológica. Para el cristianismo, ambos momentos son misteriosos y sin duda alguna sagrados. En ellos se pone de manifiesto la voluntad de Dios, nuestro Creador. 

Lo sagrado entraña respeto, veneración, es algo que compromete al ser humano en lo más profundo de su ser, representa el valor supremo (vid.Otto, R. - Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios [ocr] [2001].pdf (archive.org).  Pero el pensamiento contemporáneo ha relativizado todo valor, reduciéndolo a la función utilitaria llamada a satisfacer meramente los apetitos y sobre todo los más terrenales y apremiantes. Frente a los misterios de la concepción y la muerte biológica, que hoy se considera que provienen de la nada y a la misma conducen, se alzan el aborto y la eutanasia. Y si éstos se imponen, ¿cómo negarle espacios al genocidio? Según lo dijo Stalin, "la muerte de una persona es una tragedia; la de un millón, una estadística" (https://www.blogdepsicologia.com/por-que-la-muerte-de-un-millon-es-una-estadistica/#:~:text=Se%20dice%20que%20Joseph%20Stalin%20dijo%20que%20la).

Los derechos humanos, según la tradición judeo-cristiana, arraigan en la naturaleza creada por Dios, que "hombre y mujer los creó a su imagen y semejanza" (Gen. 1:26-28). La ideología dominante hoy aspira a destruir la identidad de los sexos, a negar sus diferencias, a volver, como en ciertas concepciones del pasado, al mito del andrógino original de que trata un texto del Banquete de Platón (vid. El mito del ser andrógino.pdf). Y tras la destrucción de la identidad de los sexos, viene la de la familia, que nuestra Constitución Política declara en su art. 5 que es institución básica de la sociedad, pero sus intérpretes y operadores han desvalorizado sin compasión alguna.

Cité en otro escrito "La Abolición del Hombre", de C.S. Lewis, texto fundamental para entender cómo la negación tanto de la Ley Divina como la Natural fundada en ella, conduce de modo inexorable a la de la dignidad que los textos consideran que es inherente a la persona humana. Como acaba de insinuarlo Milei en su discurso ante la ONU, lo que los burócratas que la controlan va en contravía de los propósitos que motivaron su creación. Así lo denunció Mgr. Schooyans en su libro "La Cara Oculta de la ONU". Vid. La cara oculta de la ONU - Michel Schooyans.pdf (archive.org).

La consecuencia práctica de la consigna volteriana de abatir el cristianismo no es otra que la de abatir a la humanidad.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Excesos institucionales

En su excelente libro "La Verdadera Historia de Colombia", Hernando Gómez Buendía llama la atención sobre dos peculiaridades institucionales muy propias de nuestro país: el presidencialismo y el centralismo excesivos que resultaron de la Constitución de 1886.

Cuando ésta se aprobó, se cuenta que uno de los delegatarios le comentó al señor Caro que habían adoptado una monarquía. Caro, con la sorna que lo caracterizaba, respondió: "Sí, pero desafortunadamente electiva".

La figura presidencial había quedado reducida a su mínima expresión en el estatuto de 1863, en el que los radicales trataron de frenar los ímpetus dictatoriales de Mosquera, que se hacía llamar el Gran General. El presidente en ese entonces era elegido por el voto de los estados soberanos para un período de dos años y lo limitaba severamente el senado, llevando al extremo la fórmula que en los Estados Unidos se conocía como el gobierno congresional, que dio título después a un célebre texto de Woodrow Wilson (vid. El gobierno congresional y la administración pública | Wilson | Revista de Administración Pública (unam.mx).

Nuestro régimen presidencial ha experimentado numerosas y graves vicisitudes a lo largo de los últimos 138 años. En 1991 se intentó reducir su influencia, pero quedaron vestigios de poderes discrecionales, en la práctica incontrolados, que hacen que gravite severamente sobre el espectro político y que en manos de alguien poco confiable y nada respetable podrían acarrear ruinosos daños institucionales.

El señor Caro predicaba la irresponsabilidad presidencial, pero a cambio de la responsabilidad de los ministros, lo que implicaba lo que el profesor Lowenstein en su "Teoría de la Constitución" denominaba un control intraorgánico (vid. (99+) TEORIA DE LA CONSTITUCION - KARL LOEWENSTEIN (1) | rosalyn tullume - Academia.edu). Esa responsabilidad ministerial de hecho ha sido letra muerta, pese a la moción de censura que se instauró en 1991 y no ha dado resultados efectivos.

El juicio, bien sea por responsabilidad política o responsabilidad penal, pasa por el filtro de un cuerpo cerrado y proclive a toda suerte de manipulaciones. A sus integrantes sólo puede controlarlos la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en caso de que incurran en delitos vinculados con el trámite de sus diligencias. Pero es algo bastante remoto.

Si algo fuere menester que se reformara en nuestra Constitución Política es lo atinente a la institución presidencial. Hay muchas iniciativas que podrían adelantarse al respecto, pero falta lo más importante: la decisión política.

El excesivo centralismo es otra lacra de nuestro régimen constitucional. Núñez pensaba que lo importante era combinar la centralización política con la descentralización administrativa. Pero recuerdo que el sabio Ramón de Zubiría me comentaba que en la práctica la consigna de Núñez había derivado en una descentralización política en cabeza de los jefes regionales de los partidos y una rigurosa centralización administrativa fundada en los abultados recursos de que dispone casi que a su antojo el gobierno nacional.

La Constitución de 1991 no logró ponerle coto efectivo a esta tendencia y es por eso que hoy se advierte en varias regiones del país un vigoroso movimiento en favor de una descentralización fiscal que garantice el principio de autonomía que la Constitución ha consagrado para las entidades territoriales. ¿Por qué temerle a que esas legítimas aspiraciones deriven hacia la adopción de un régimen federal o, al menos, a la fórmula de la federalización que en su hora propuso el entonces presidente López Michelsen?

Por desventura, las ideas sobre modificación constitucional que parece albergar el actual inquilino de la Casa de Nariño no se encaminan a mejorar nuestro régimen político, sino más bien a deteriorarlo más de lo que está.

viernes, 13 de septiembre de 2024

La Constitución es norma suprema

Nuestra Constitución introdujo la figura de la ley estatutaria que, según el artículo 152, rige entre otras materias para las concernientes a los derechos y deberes fundamentales de las personas y los procedimientos y recursos para su protección.

Estas leyes requieren para su aprobación mayoría absoluta de los miembros del Congreso, deberán tramitarse dentro de una legislatura y para que entren en vigencia deberán someterse a revisión previa de la Corte Constitucional, tal como lo dispone el artículo 153 id.

Por su importancia, su trámite es más complejo que el de las leyes ordinarias y exige severos acuerdos políticos.

Como el Gobierno actual tiene dificultades para obtener el apoyo de esas mayorías, ha optado por la vía fácil de tramitar por la vía ordinaria proyectos que en rigor tendrían que someterse al régimen de la ley estatutaria, tales como las reformas a la salud y la jubilación. Pero ambas materias atañen a derechos fundamentales y sólo pueden regularse por medio de leyes estatutarias.

Basta con dar lectura a los arts. 48 y 49 de la Constitución para concluir que los derechos ahí contemplados son fundamentales. 

El régimen jubilatorio se inscribe dentro del concepto de la seguridad social. Es de particular interés para el tema el inciso sexto del art. 49 en cita, que a la letra dice.

"El Estado garantizará los derechos, la sostenibilidad financiera del sistema pensional, respetará los derechos adquiridos con arreglo a la ley y asumirá la deuda pensional que de acuerdo a la ley esté a su cargo. Las leyes en materia pensional que se expidan con posterioridad a la vigencia de este Acto Legislativo, deberán asegurar la sostenibilidad financiera de los establecido en ellas".

La Corte Constitucional, que según se dice tiene ya a su cargo más de 100 demandas contra la reforma pensional que se aprobó hace varios meses, tendrá que decir si haberla tramitado como ley ordinaria satisface las exigencias de la Constitución y, en caso de aceptar que el trámite fue correcto, deberá ocuparse por lo menos de dos asuntos cruciales, a saber. a) si lo aprobado asegura su sostenibilidad financiera, pues bien se sabe que en un futuro no lejano está llamado a colapsar; b) lo atinente a los derechos adquiridos por quienes habían optado por contratar con entidades privadas su régimen pensional, pues abruptamente se los obliga a trasladarse así sea parcialmente al régimen de Colpensiones.

Dudo mucho que la reforma pensional pase por el filtro de la Corte Constitucional, lo que dará lugar con toda certeza a una nueva rabieta del que hoy funge como jefe del Estado.

Se habla ahora de un nuevo proyecto de reforma a la salud que, como el que fracasó hace algún tiempo, se aspira a tramitar por la vía de la ley ordinaria, olvidando que ya en 2015 el Congreso había aprobado como ley estatutaria la número 1751 (vid. Diapositiva 1 (aliansalud.com.co). Según el citado artículo 153 de la Constitución Política, esa ley estatutaria de la salud sólo puede modificarse por otra del mismo género y no por una ley ordinaria, como ahora se insiste en hacerlo.

Es verdad que estamos bajo un gobierno que es poco sensible respecto de la normatividad superior de la Constitución, salvo en lo que cree favorecerlo, pero todavía contamos al parecer con una Corte a la que según el artículo 241 id. se le ha confiado la guarda de la supremacía y la integridad del ordenamiento fundamental que nos rige.

En términos que tomo del Evangelio, bien podemos decirles a los magistrados que la integran que son la sal de la tierra (Mt. 5:13-16). Su responsabilidad es apremiante como la que más.



viernes, 6 de septiembre de 2024

Adiós a Facebook

La Linterna Azul publicó en esta semana la grabación de un importante evento de la Tertulia Il Pomeriggio en el que intervino José Alvear Sanín para disertar sobre el aborto y el suicidio de la civilización que esa práctica atroz conlleva.

Me pareció que se trataba de un documento digno de darse a conocer profusamente y por tal motivo lo remití a mi cuenta de Facebook para compartirlo con mis seguidores. Para mi sorpresa, Facebook me informó que lo había suprimido, por considerar que violaba las políticas de la comunidad. Protesté por la censura que se estaba imponiendo y anuncié que cancelaría mi cuenta en dicha red social, lo cual hice cuanto antes. 

Ayer terminé de leer en Kindle el muy recomendable libro de H. W. Crocker III titulado "Triumph, The Power and the Glory of the Catholic Church, A 2.000 Year History". En su epílogo hace referencia a una de las peores amenazas que sufre nuestra fe en los tiempos que corren, el relativismo moral, que es a mi juicio un fruto podrido de la mentalidad liberal. 

El liberalismo constituye, según lo consideraba Raymond Aron, la quintaesencia de nuestra civilización política, pero como ocurre con toda ideología ofrece derivaciones discutibles. En su caso, se trata del libertarismo, que postula un individualismo extremo que en el fondo es una monstruosidad. Esa deriva libertaria conduce a sostener que no hay verdades morales y cada individuo tiene derecho soberano de asumir sus propios valores, de suerte que la censura social que se aplique a sus comportamientos resulta del todo inadmisible. Prohibido prohibir parece ser la consigna y toda censura de orden moral debe reprimirse por ser violatoria del mandato supremo de la tolerancia.

Pues bien, Crocker llama la atención acerca de la actitud de esos apóstoles de la tolerancia que se muestran rabiosamente intolerantes respecto de quienes disienten de sus postulados. Y es lo que ocurre con los ideólogos de lo que a su juicio es lo políticamente correcto, que procuran a toda costa silenciar a quienes no compartimos sus valoraciones.

La cuestión del aborto suscita una de las más graves fracturas que sufre la sociedad contemporánea. A juicio de nosotros, los que militamos en la corriente Pro-vida, su aprobación es ni más ni menos una faceta de extrema gravedad de la banalidad del mal, expresión que acuñó en un texto célebre Hannah Arendt. 

Por supuesto que nuestra valoración de la vida se apoya en las creencias religiosas de cuño cristiano que profesamos, pero incluso pensadores ateos, como el citado Raymond Aron, comparten con nosotros el rechazo del aborto. Traigo a colación, en efecto, lo que expresó Aron, según recuerdo, en el último reportaje que dio para "L' Express" hace años: "La civilización occidental marcha hacia su destrucción: ya quiere aceptar el aborto".

No otra cosa expuso Alvear en la disertación que a Facebook le pareció censurable.

En el más reciente mensaje de Nuestra Señora de la Paz en Medjugorje se refirió a la batalla que hoy se libra entre el bien y el mal: "...El bien y el mal luchan y desean predominar en el mundo en los corazones de la gente..." (vid. Último mensaje de Medjugorje - Medjugorje WebSite). El relativismo moral está del lado del mal y promueve una anarquía disolvente que conlleva la destrucción de la humanidad. Se trata en síntesis del nihilismo. Ahora bien, si todo vale, nada termina siendo valioso.

En mi "Introducción a la Teoría Constitucional" hice referencia a un concepto de Mounier, según el cual toda civilización surge de un impulso hacia lo alto, vale decir, de una disciplina que encauza la energía social hacia valores supremos. Tengo en mi lista de lecturas, si Dios me da vida, un importantísimo libro que encontré hace poco en mis navegaciones por la red: "Sex and Culture", de J. D. Unwin (vid. dn790002.ca.archive.org/0/items/b20442580/b20442580.pdf). El autor, un distinguido antropólogo inglés, estudió 5.000 años de historia de 80 tribus primitivas y 6 civilizaciones antiguas, para llegar a la conclusión de que la energía social que las constituyó y preservó estaba relacionada con la moralidad sexual y, en últimas, con la organización familiar. Es en el fondo la misma tesis de Carle C. Zimmerman en "Family and Civilization", que he mencionado en otras oportunidades (vid. Family and Civilization: Carle C. Zimmerman, James Kurth, Allan C. Carlson, James Kurth, Bryce Christensen: 9781933859378: Amazon.com: Books).

La aprobación social del aborto entraña el menosprecio de la maternidad y, por ende, de la institución familiar. La crisis de ésta significa en rigor la de la civilización.

No en vano el mensaje del 25 de junio último de Nuestra Señora de la Paz advirtió: "...Hijos míos, la paz está en peligro y la familia bajo ataque. .." (vid.. Mensaje del 25 de junio de 2024 - Medjugorje - Virgen de Medjugorje (centromedjugorje.org).

Volvamos al principio: lo políticamente correcto que pretende imponerse a troche y moche para silenciar las voces disidentes conduce inexorablemente a lo que C.S. Lewis denunció magistralmente en "La Abolición del Hombre" (vid. 🎇 La abolición del hombre | C. S. Lewis | GRATIS | pdf, epub, mobi. (libronube.com). Se trata aquí de una de las mejores defensas que se han ensayado de la objetividad de la ley natural y de la moralidad, vale decir, de un lúcido cuestionamiento del relativismo moral hoy imperante en los medios que se dicen cultos. 




domingo, 1 de septiembre de 2024

En memoria del padre Lebret

A mediados del siglo XX el gobierno de Rojas Pinilla le pidió al padre Louis-Joseph Lebret que elaborara un informe sobre la situación social de Colombia. El padre Lebret ya era famoso por sus estudios sobre la economía humana, que tuvieron notable influencia en otros países de nuestra región, como Uruguay y Chile. Años después, el papa Pablo VI, que lo apreciaba mucho, lo tuvo como asesor del Concilio Vaticano II y de su encíclica Populorum Progressio (vid.hf_p-vi_enc_26031967_populorum.pdf (vatican.va)

El padre Lebret insistía en que el crecimiento económico estuviera acompañado del desarrollo social y, por consiguiente, mejorara las condiciones de vida de las comunidades, en especial de los sectores más desvalidos.

Decía: “Si yo amo a Dios, no puedo permanecer tranquilo en mi confort. A la civilización ficticia del confort levantada por el capitalismo, oponemos el ideal de una civilización del servicio”. (vid. Descubrir a Lebret hoy. Reflexiones desde el Sur . Andrés Lalanne (2020) – RIEH).

Según su concepto, “El “problema” de conseguir la economía humana, “es técnico y es espiritual. Quién rechaza considerarlo bajo estos dos aspectos se asegurará de no solucionarlo.” (id.).

El informe Lebret se presentó al presidente Lleras Camargo, quien lo atendió en temas sustanciales, como la reforma agraria, a la que puso especial énfasis tiempo después Carlos Lleras Restrepo, mas se la frenó bajo el gobierno de Misael Pastrana Borrero con el llamado Acuerdo de Chicoral.

El diagnóstico del Informe Lebret era calamitoso. Colombia exhibía en ese momento las peores lacras del subdesarrollo.

Convendría examinar lo que ha cambiado para bien y para mal en nuestra situación social a lo largo de los últimos 70 años.

No podemos ignorar que la Colombia de hoy difiere en muchos aspectos de la que estudió en los años 50 del siglo pasado el padre Lebret. Empero, las circunstancias actuales dejan muchísimo que desear. Hay quienes consideran que si se hubiesen atendido las recomendaciones del famoso informe nos habríamos ahorrado medio siglo de violencia subversiva. Es asunto que queda abierto a la discusión. 

Es lo cierto, sin embargo, que abundan los motivos de insatisfacción en los sectores populares, que demandan más eficaz acción de las autoridades para resolver sus apremios. Son esos motivos los que llevaron a la presidencia al que hoy nos desgobierna, quien sedujo sobre todo a los votantes jóvenes con sus consignas de cambio para mejorar y hoy los tiene decepcionados por el rotundo fracaso de su gestión.

Ya lo había advertido el padre Lebret: la economía humana requiere rigor técnico, No basta con proclamarla en el discurso, pues debe fundarse en las realidades y afrontar los problemas con soluciones racionales y no con iniciativas delirantes. 

¿Qué podemos esperar de un gobierno que le confía la planeación a un activista que confiesa ignorar las matemáticas?

Basta con leer la prensa diaria para darse cuenta de lo calamitosa que está nuestra situación social en asuntos de la importancia del empleo, la informalidad, la alimentación, la vivienda, la salud, la educación, la seguridad ciudadana, el orden público, las condiciones de vida en los suburbios, las poblaciones y los campos, la inaceptable desigualdad, la corrupción reinante, etc.

El fracaso de la actual administración ha despertado las ambiciones de muchos que aspiran a ganar las elecciones en 2026. Pero, como reza el Evangelio, "muchos son los llamados y pocos los escogidos" (Mt. 22:14). Los que pretendan tomar las riendas del país en los años venideros tienen que ser conscientes de lo difícil que es gobernarlo y de la magnitud inconmensurable de los problemas que van a encontrar, comenzando por los acuciantes reclamos de las comunidades que luchan por sobrevivir en medio del caos en que estamos sumidos.

El asunto no es de derechas, izquierdas o centro, sino de buen sentido, que es lo que falta en los que hoy nos desgobiernan.

Una buena cartilla para ellos podría ser la actualización del informe Lebret. Así sabrían del agua que lo moja.