miércoles, 13 de agosto de 2025

La Relaciones Peligrosas

Echo mano del título de la célebre y escandalosa novela de Choderlos de Laclos para referirme al ominoso contubernio de nuestro líder intergaláctico y profeta apocalíptico con la dictadura que oprime a nuestro hermano pueblo de Venezuela.

Los mensajes de apoyo a Maduro nos crean una situación difícil con Estados Unidos, cuyo gobierno lo considera peor que Bin Laden para su seguridad, motivo por el cual se ha ofrecido una recompensa de US$ 50.000.000 para quien ayude a capturarlo. El reclamo en contra suya no procede sólo del gobierno norteamericano, sino también de autoridades judiciales que lo acusan de encabezar el "Cártel de los Soles" que ha inundado de cocaína el territorio norteamericano. A Maduro se lo acusa, además, de reprimir a su pueblo cometiendo incontables crímenes de lesa humanidad que lo han puesto en la mira de la justicia penal internacional. Es un hecho notorio que se robó las elecciones de hace un año, en las que quedó demostrado el triunfo de la oposición que lideraban el candidato González Urrutia y la heroína Machado.

El gobierno norteamericano acaba de autorizar operaciones militares contra ese régimen, como también contra las organizaciones de delincuentes responsables del narcotráfico que afecta a su país y desde luego al nuestro. Dentro de esas organizaciones se cuentan el ELN, los sucedáneos de las Farc, el Clan del Golfo y demás narcotraficantes con quienes el desgobierno colombiano adelanta una imposible política dizque de "Paz Total", que no significa otra cosa que la claudicación ante el crimen.

En los Estados Unidos se considera que el régimen de Maduro y sus secuaces ha convertido a Venezuela en un Narcoestado que entraña graves peligros para la seguridad hemisférica. Ellos no representan al "bravo pueblo" que lideró nuestra independencia respecto de España, pues lo han sumido en la miseria y lo sujetan mediante el terror. Aliarnos con ese régimen nos liga a su suerte, que ya está echada en lo que concierne a las relaciones con el poderosísimo país del Norte.

El famoso politólogo Carl Schmitt consideraba que la política se rige por el dualismo amigo-enemigo. Se la hace, en efecto, con los amigos y en contra de los enemigos, de lo que se sigue aquello de que el amigo de mi enemigo es mi enemigo y el enemigo de mi enemigo puede ser mi amigo. Acercarnos a la dictadura venezolana nos convierte en amigos suyos y, en consecuencia, en enemigos de Estados Unidos.

Es un paso de muy inquietantes consecuencia para nosotros. Del "respice polum" que predicaba don Marco Fidel Suárez y orientó nuestra política exterior a lo largo de muchos años a pesar de ciertos intentos de alejamiento, estamos pasando a una política de confrontación y desafío que para nada nos conviene. 

El que nos desgobierna va cada vez más destapando las cartas que mantenía mal que bien escondidas. Ya no sólo declara su pesadumbre por la caída del Muro de Berlín y su devoción por Mao, sino que se declara lector impenitente de Marx, cuyos escritos declara haber devorado en su totalidad y subrayado para compartirlos con su amigote, el actor porno que acaba de nombrar como ministro de la Igualdad. Otra que destapa es la que Goethe describiría como una de sus afinidades electivas. Ya nos dio alguna pista sobre lo que hizo con tan desaconsejable compañía en el Bois de Boulogne a propósito de sus saturnales parisienses.

Hay que reiterar que con el que nos desgobierna a la cabeza vienen momentos cruciales para Colombia, que tendrá que elegir entre el comunismo que ofrece el Pacto Histórico y la democracia liberal que no obstante sus deficiencias nos ha regido a lo largo de dos siglos. El imperativo de la hora presente es forjar la unidad para preservarnos del totalitarismo comunista.

lunes, 11 de agosto de 2025

Cuando el dolor hiere el alma

 Acaba de fallecer el senador Miguel Uribe Turbay, vícitima de un alevoso atentado que lo tuvo a lo largo de dos meses entre la vida y la muerte.

Era un joven que exhibía una carrera política fulgurante. Todo lo señalaaba como muy probable triunfador en la elección presidencial del año próximo. Los que urdieron su desaparición tenían claridad meridiana sobre lo que Miguel representaba para el futuro de Colombia. En él se vislumbraba una luz de esperanza para esta patria que hoy padece los rigores de un ominoso desgobierno. 

¿Quiénes fueron? La pregunta es incisiva y recorre todos los espacios de nuestra geografía. Ya se sabe de algunos autores materiales, pero queda la incógnita acerca de la identidad de sus patrocinadores.

Ciertos indicios apuntan hacia alguna de las facciones de las Farc, organización terrorista que no desapareció con el acuerdo que se hizo con Santos y ha revivido a través de varios grupos, entre ellos el que se dice que lidera el tenebroso Iván Márquez, uno de los principales negociadores del fementido acuerdo de paz que le mereció a Santos el galardón del Premio Nobel. Esa facción, como también el ELN, está protegida por el régimen dictatorial que impera en Venezuela, lo que hace pensar que el atentado contra el senador Uribe pudo contar con su patrocinio.

¿Qué decir del que nos desgobierna? Su comportamiento después del atentado no deja de ser desconcertante. La primera reacción consistió en decir que la vçtima había sido un árabe, al que le dedicó algunas palabras extraídas al parecer de dicho idioma. Después, sus turiferarios se aplicaron a afirmar que se estaba distorsionando la gravedad del asunto y el propio inquilino de la Casa de Nariño  manifestó que no podía hablarse ahí de un crimen político, dando a entender con ello que tras el atentado podría haber motivos personales.

Un goberante honorable habría reaccionado de distinto modo frente al ataque contra el que quizás podría haber sido el principal vocero de la oposición en los próximos comicios. Pero desear una reacción elegante de parte de un sujeto soez como pocos equivale a pedirle peras al olmo.

No cabe duda de que la intemperancia de que ha dado muestras fehacientes este desgobierno ha abonado el terreno para perseguir de modo inclemente e incluso violento a la oposición. El sujeto de marras bien podría exclamar, parafraseando a don Juan Montalvo a propósito del crimen contra Gabriel García Moreno en Ecuador, "lo mataron mis graznidos, que no trinos en X".

Ahora bien, ahora que van apareciendo indicios acerca de la posible responsabilidad del régimen venezolano en la muerte del senador Uribe, nuestro desgobierno cierra filas en torno de unos vecinos que el gobierno y la justicia de Estados Unidos consideran como de la más baja estofa. No cabe duda: los hechos recientes nos ubican dentro del mismo nivel. Colombia ha dejado de ser la potencia moral de que alguna vez hablaba con desmesura el profesor López de Mesa, para ingresar a la deplorable condición de los Estados parias que sólo merecen menosprecio de parte de la comunidad de naciones civilizadas.

Duele admitir que las furias del Averno se han coaligado en contra nuestra. Quizás haya que darles la razón al Director del Centro Cultural Cruzada y a María Andrea Nieto cuando sostienen no sólo que hay vínculos del que nos desgobierna con la santería que tanto influye en Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela, sino que el que nos desgobierna tal vez sea sacerdote de Changó. Suelo afirmar que exhibe todas las trazas de un endemoniado.

Bien sabido es que la fe se robustece alimentada con la sangre de los mártires. Miguel Uribe ya integra esa estirpe sacrosanta. Su devoción por esta sufrida patria ha de estimular a a otros para que sigan su ejemplo y ayuden a enderezar el mal rumbo a través del que quien nos desgobierna parece llevarnos a un despeñadero.

Que Dios lo tenga en su gloria, les dé a los suyos cristiana resignación y anime a los que decidan seguir sus huellas para que se esmeren en bien de nuestra amada Colombia. Padecemos la desazón de una mala hora, pero no podemos perder la esperanza de que vendrán para nosotros tiempos mejores.



























sábado, 2 de agosto de 2025

Cruel Incertidumbre

Ciñéndonos a las reglas, bien podríamos afirmar que la sentencia condenatoria de la juez en contra del expresidente Uribe, así fuere susceptible de glosas de diversa índole, resultó de su ponderado y reflexivo examen acerca de los hechos probados en el expediente y las consecuencias jurídicas de los mismos.

Pero ¿qué tal si los dos severos golpes que ha sufrido últimamente el Centro Democrático, el atentado contra el senador Uribe y el fallo contra el expresidente Uribe, fueron producto de una oscura conspiración urdida para debilitar a la principal fuerza de oposición contra el desgobierno comunista que hoy nos controla a los colombianos?

A partir de denuncias creíbles, se piensa que hay una superestructura denominada como el Partido Comunista Clandestino o PC3, que de hecho incide decisivamente en sectores influyentes de la vida nacional, incluso en los que podría pensarse que el dominio extremista no podría tener cabida. Al asunto se refiere un texto del libro "Me niego a arrodillarme", del coronel Hernán Mejía Gutiérrez, que nadie se ha atrevido a desmentir.

Que quien ocupa hoy el cargo de presidente de Colombia es un comunista recalcitrante, es asunto que está por fuera de debate, pues ha dado muestras fehacientes de ello. Y ya se sabe que el más conspicuo de sus adláteres es el senador Cepeda, hijo de comunistas, formado detrás de la Cortina de Hierro y quizás estalinista él mismo.

Cepeda exhibe como trofeo la condena del expresidente y ha dicho que está pensando en una posible candidatura presidencial del Pacto Histórico, que los extremistas ven viable habida consideración de que ninguno de los que aspiran a ella parece suscitar entusiasmo entre los votantes.

No hay que olvidar que los comunistas controlan a Asonal Judicial y Fecode, amén de otras centrales sindicales, y son duchos en toda clase de maquinaciones oscuras, como las que ejercieron para afianzar el poder soviético en Europa oriental.

Cuando se los acusa, se defienden invocando el macartismo de sus opositores. Con todo, la experiencia demuestra que no cabe fiarse de los comunistas, porque su moral les indica que es admisible todo aquello que favorezca los propósitos de la revolución contra los órdenes establecidos.

Quizás nunca sepamos, como reza un verso de Cadícamo, qué mano huesuda fue hilando nuestros males, pero no sobra preguntarse sobre ello y emprender las investigaciones acerca de si hubo o no intereses políticos detrás del fallo condenatorio contra el expresidente Uribe.

Que dicho fallo ha suscitado consecuencias políticas, no cabe duda alguna. Ha excitado a los comunistas que ahora promueven la candidatura presidencial del senador Cepeda, pero atemoriza a los sectores de opinión que piensan que es un hito más en el curso que nos conduce hacia la consolidación del poder comunista que se disfraza de progresista y justiciero.

No cabe duda: el futuro de nuestro país es lóbrego,