viernes, 30 de mayo de 2025

El Fin de la Aventura

Echo mano del título de una de las mejores novelas de Graham Greene para aludir al desenlace previsible de las audacias irresponsables del que nos desgobierna y su ministro del Interior, dos consumidores habituales de cocaína que según el decir de Álvaro Leyva arrastran al país hacia el caos.

El llamado a una huelga general y a consulta popular para intimidar al Congreso a fin de que apruebe las propuestas gubernamentales que no han sido de su simpatía no son otra cosa que saltos al vacío que preludian la crisis definitiva de un pésimo gobierno.

Los dos días en los que anunciaban masivas manifestaciones, primero de 14 millones de colombianos, luego de 10 y por último de 4, mostraron calles y plazas vacías a lo largo y ancho del territorio nacional. Los que salieron a apoyar el llamado del desgobierno y los sindicatos que lo respaldan se contaron apenas por millares. Lo otro que se vio fue la reaparición de la Primera Línea que integran facinerosos que siguen los dictados del líder intergaláctico y sus esbirros. El resto fueron los pobladores desprotegidos que necesitaban desplazarse para asistir a sus lugares de trabajo o hacer otras gestiones y no pudieron acceder al transporte masivo debido a los bloqueos que perpetraron dichos facinerosos.

Queda claro que este desgobierno perdió las calles que ahora sólo atraen a los que concurren forzados, pagados o todavía seducidos por la charlatanería del que lo preside.

La consulta popular con que desafía al Congreso puede salirle muy mal en las urnas y en la Corte Constitucional, que es la llamada a pronunciarse sobre la constitucionalidad de su convocatoria y su realización.

Aún suponiendo que se la realice y obtenga el quórum y la mayoría que se requiere para su aprobación, sus efectos normativos restan difusos y tendrían que desarrollarse mediante leyes que apruebe el Congreso. 

Todo indica que en el trasfondo de la consulta popular media nada menos que una "jugadita" para adelantar la campaña electoral del año venidero, algo así como para medir fuerzas en procesos que gravitarán sobre los resultados electorales.

Si, como es previsible, la consulta no obtiene los resultados que se esperan la aventura en que esos irresponsables están embarcando al país hará que naufraguen desastrosamente. La resaca de la fiesta arruinará sus aspiraciones, pero a un costo que desde ya se calcula en más de 750 billones de pesos con los que podrían sufragarse gastos verdaderamente apremiantes que están por solucionar.

Llamo la atención acerca de que las injurias, las calumnias, los denuestos y las amenazas que esa dupla de orates ha arrojado sobre quienes no los acompañan en sus despropósitos bordean las fronteras del Código Penal y, en el caso del profeta apocalíptico, la causal de indignidad en el ejercicio del cargo, que acarrearía destitución. El que lo secunda merece además que el Congreso lo devuelva al fangal de donde salió, a través de una moción de censura.

Recomiendo a mis lectores la trilogía que compuso Guglielmo Ferrero sobre la aventura napoleónica y la reconstrucción que hubo de promoverse en el Congreso de Viena. Si logramos que haya elecciones pacíficas y honestas en el año entrante, quienes vengan a gobernarnos tendrán que cargar sobre sus hombros la procelosa tarea de reparar los ingentes daños que les legará el desgobierno reinante. El espíritu de aventura que describe sabiamente Ferrero arroja a las sociedades a la confusión y el desconcierto.



miércoles, 21 de mayo de 2025

Siembra vientos ...

En los manicomios abundan los orates que se identifican con Napoleón o con Bolívar. Es el sitio adecuado para también alojar a los que se creen Aureliano Buendía o siguen a pie juntillas las ficciones de Gabriel García Márquez, como el que hoy nos desgobierna desde la Casa de Nariño.

Su desequilibrio mental es evidente. Bastaría para acreditarlo la reseña de las estupideces que a diario recita en X o en sus delirantes y tediosos discursos. Lo suyo no son trinos, sino graznidos cacofónicos. Es una verborrea mal hilvanada que no se acompasa con la fama que antaño distinguía a los dirigentes colombianos.

En otra oportunidad he llamado la atención acerca de que es un gobernante espurio e indigno al que debería juzgarse y separarse del cargo por las vías constitucionales. Pero, como acaba de señalarlo el expresidente Gaviria en un comunicado dirigido a la opinión pública, nuestro régimen constitucional está en veremos porque de hecho el que hoy dice ser Aureliano Buendía pretende sustituirlo por lo que disponga la democracia tumultuaria que está promoviendo a lo largo y ancho del territorio nacional.

No me canso de repetir que se trata de un comunista recalcitrante que procura disfrazar su obsoleta y letal ideología presentándose como seguidor de la teología de la liberación, que según lo ha demostrado Ricardo de la Cierva es comunismo mondo y lirondo.

Es posible que ingenuamente haya intentado engañar al Santo Padre, que hace algún tiempo escribió que había que desenmascarar al comunismo que se estaba infiltrando en la Iglesia so pretexto de la solidaridad humana, No hay que olvidar que su eminente predecesor, León XIII, produjo la Rerum Novarum para ofrecer una vía católica que superara los excesos de un capitalismo salvaje y los fatídicos errores del comunismo.

S.S. León XIV debe hoy afrontar un capitalismo que en distintos países ignora las necesidades de los menos favorecidos por la fortuna y un comunismo renaciente que aprovecha esas circunstancias para predicar la lucha de clases y la transformación revolucionaria de la sociedad. No otra cosa aparece en el ideario, si así se lo puede llamar, de quien hoy nos está llevando hacia el caos.

No estamos bajo el mando de un pensador profundo e ilustrado, ni de un estadista consumado, ni de un administrador eficiente, sino de un demagogo charlatán que con su palabrería pulsa las fibras del resentimiento popular contra los que moteja de oligarcas esclavistas. El suyo es un discurso incendiario que gana los vítores de la plebe y puede conducirnos al caos.

El desmoronamiento institucional que promueve nos conduce hacia dos extremos del todo indeseables: la anarquía y la dictadura. La primera ya se advierte con la ubicua presencia de grupos criminales que ejercen control territorial a ciencia y paciencia del desgobierno que dizque quiere negociar con ellos una "paz total", que no es otra cosa que su rendición ante el crimen. La segunda se pone de manifiesto en el talante despótico de un funcionario que desafía toda normatividad propia de un Estado Social de Derecho como el que se ordenó bajo la Constitución de 1991.

Recuerdo un escrito del profesor Mauro Torres en "El Tiempo" en el que señalaba el impacto que en la violencia colombiana de mediados del siglo pasado produjo la oratoria desorbitada tanto de Laureano Gómez como de Jorge Eliécer Gaitán. La palabra agresiva precede al puñetazo. No otra cosa puede esperarse del lenguaje soez que en el alto gobierno se emplea contra quienes manifiestan desacuerdo con sus muy discutibles iniciativas. Razón de sobra tiene Alejandro Gaviria cuando afirma que el que nos desgobierna enturbia el debate político. Pero no otra cosa cabe esperar de quien recaudaba extorsiones a punta de salivazos en la cara de sus víctimas cuando participaba en el feroz M-19, según denuncia que leí hace tiempo en una red social.

Nos esperan tiempos tempestuosos que podrían traer consigo una guerra civil. Los bandidos del M-19 decían seguir el ejemplo de los facciosos liberales que desataron guerras civiles en el siglo XIX, los tales Aurelianos Buendías con los que se identifica el guache que hoy pretende mandar la parada en nuestra patria.

Ahora anda con el cuento de denunciar el pecado capital de la codicia, olvidando que él personifica otros igualmente graves o quizás peores, como la lujuria, la gula que lleva al consumo de drogas psicoactivas, la ira, la envidia o la soberbia, que se traduce en egolatría y pasión desordenada por el poder. Recomiendo repasar el tema de los pecados capitales en el interesantísimo libro del padre Spitzer S.J. sobre cómo obran Dios y Satán en nuestras vidas que estoy ahora leyendo. A pesar de su lambonería con el Vaticano, creo que sus acciones vienen inspiradas no por Dios, sino por Satán, al que el Evangelio denomina el Príncipe de la Mentira.

La nuestra es una democracia enferma. Uno de los más graves síntomas de su enfermedad es haber llevado a este personaje a la presidencia. No me cabe duda de que la más profunda y letal de nuestras dolencias es la crisis moral que se hace patente en la corrupción que por todas partes nos agobia. Creo que no exageran los que piensan que estamos hoy frente al gobierno más corrupto que hayamos podido conocer y sufrir.



viernes, 9 de mayo de 2025

Habemus Papam

Bienvenido, Su Santidad León XIV, digno continuador de uno de los grandes papas de todos los tiempos, León XIII, autor de la célebre encíclica Rerum Novarum que es la pieza central de la Doctrina Social de la Iglesia.

En uno de sus libros que cité hace poco, el padre Robert Spitzer S.J. la sintetiza a través de los siguientes principios:

-La dignidad intrínseca y trascendente de cada ser humano.

-El bien común.

-La destinación universal de los bienes.

-La subsidiariedad.

-Participación en la democracia.

-La solidaridad.

La Doctrina Social de la Iglesia, formulada a partir de la Rerum Novarum a través de una serie de importantísimas encíclicas papales, ha tenido notables desarrollos en el mundo contemporáneo. En Colombia ha servido de inspiración de nuestro Derecho Social, que no es como cree el comunista que nos desgobierna un estatuto esclavista, sino protector de los trabajadores, pero consciente de la necesaria armonía obrero patronal. Las Cajas de Subsidio Familiar y el Sena, por ejemplo, surgieron de iniciativas de dirigentes empresariales imbuidos de esos sanos principios, los cuáles han inspirado además en el sector patronal líneas de acción conducentes a un sano entendimiento con los trabajadores, De ello doy testimonio por haber trabajado durante ocho años en la Andi y haber sido asesor jurídico en campos diferentes al laboral en empresas como Nutresa, en la que he sido testigo de la fidelidad y hasta de la mística de sus trabajadores. Las universidades católicas, especialmente la UPB en la que serví como profesor a lo largo de unos 40 o más años, han contribuido a formar empresarios y ejecutivos conscientes de su misión de enaltecer el trabajo y contribuir al bienestar de sus servidores.

El tema laboral está hoy en el orden del día con iniciativas que bien podrían ser materia de concertación entre los sectores interesados si no fuera por el prurito de utilizarlas como arietes para activar un proceso revolucionario comunista, que es lo que en el fondo se propone el que hoy nos desgobierna.

La Doctrina Social de la Iglesia está inscrita en el ideario de la Democracia Cristiana, cuyo papel en la reconstrucción de Europa occidental después de la II Guerra Mundial ha sido decisivo. Ella fue un vigoroso dique de contención del movimiento expansivo del comunismo que a la sazón alentaba la URSS.

La superficialidad de los medios de comunicación social insiste en examinar los asuntos de la Iglesia a la luz de categorías que podrían ser útiles para entender los procesos políticos, pero resultan inadecuadas para captar las tendencias de la Iglesia. El progresismo, para ésta, no puede tener otro significado sino en los órdenes espiritual y moral, mas no en los de la depravación que la contemporaneidad valora como emancipación. 

Vuelvo al padre Spitzer S.J. para recabar en una inteligente distinción que plantea entre la regla de plata de la ética, que ordena que no hagamos a los demás lo que no queremos que se nos haga a nosotros, y la regla de oro del Evangelio, que va más allá de la justicia de los gentiles y ordena que hagamos todo el bien que esté dentro de nuestras posibilidades. La primera es una ética de la abstención; la segunda lo es de la acción. La misión evangelizadora va muchísimo más allá de no hacer mal a los otros. El Reino de Dios, que ya está en nuestro interior, se debe proyectar como el grano de mostaza o la sal de la tierra para fecundar toda la vida social. El progresismo en sentido religioso significa avanzar en las virtudes. La misericordia con el pecador no consiste en aplaudir sus errores, sino en invitarlo a que los corrija. Cuando el Señor perdonaba lo hacía con la recomendación de no seguir pecando.

La Iglesia cuenta hoy con un Papa misionero. Muchos países hoy descristianizados constituyen tierra de misión. El nuestro, que padece una insoportable crisis moral bajo una dirigencia que ha abandonado los más elementales principios del decoro y una población en la que la familia prácticamente se halla en vía de disolución, necesita una guía espiritual que verdaderamente lo ordene y no lo desoriente. 

¡Qué dolor se siente al contemplar que el corrupto desgobierno que nos conduce hacia el caos haya encontrado abiertas las puertas del Vaticano! Es indicio grave de la advertencia que hizo el hoy santo Pablo VI acerca de cómo el humo de Satanás se había filtrado en el recinto de la sede apostólica.

Ya me referiré en posteriores escritos a los distintos aspectos de la crisis que padece hoy la Iglesia. Me resta declarar que el nuevo Pontífice suscita alentadoras esperanzas acerca del futuro de nuestra amada  santa madre Iglesia.